Mira llegó a Honduras a principios del año y tomó las riendas del equipo rojo para el cierre del Torneo Clausura 2021 en relevo de Nerlin Membreño.
Lo demás, ha sido un desenlace de buen desempeño para el entrenador metiendo al Vida a su segunda semifinal consecutiva, pero esta vez como líder con 36 unidades.
LA HISTORIA QUE DESCONOCÍAS DE FERNANDO MIRA
Hablar de Fernando Mira, quien nació en las tierras humildes de Cartaxo, es referirnos a un entrenador que, desde joven, ha superado etapas críticas de su vida buscando cumplir con sus sueños.
Sobre su niñez, recuerda que “jugaba mucho fútbol en las calles con piedras como arco. Nada que ver con mi realidad de vida más tarde. Fue un crecimiento con dificultad sabiendo que no teníamos de todo, teníamos que trabajar para tener más cosas que nuestros padres no nos podían brindar. Mi juventud no fue nada fácil, fue más o menos difícil”.
En entrevista a DIEZ aprovechó para revelar que su mayor pasión era convertirse en jugador de baloncesto en donde se abrió paso, pero tuvo que dejarlo para cumplir con los deseos de su padre de ser futbolista.
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“Primero comencé jugando basquetbol, con 13 años jugué con un equipo de baloncesto en la selección, fui internacional, jugué contra España; después empecé a jugar fútbol con 14 o 15 años porque mi papá me metía mucho a la cabeza el fútbol, era muy bueno, después me dediqué solo al fútbol”, remembró en su etapa como adolescente.
Esa aspiración de su padre de verlo jugar fútbol, le costó a Mira años de frustración, apenas concibió jugar a nivel colegial y como profesional hasta los 32 años en la segunda división de Portugal.
Según el timonel, “hay muchos casos en Portugal como los de Horacio Argueta o Luis Palma (que vienen de una familia humilde y trabajadora), pero pienso que es más fácil para un jugador crecer y no tener todo en la mano. Nuestra lección de vida es que tenemos que luchar mucho para ser jugador de fútbol, tienes que trabajar mucho para ser periodista y para otras profesiones, nada nos cae en la mano”.
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Claramente sus expresiones intrigaban a profundizar sobre su juventud en ejemplo a muchas historias de futbolistas hondureños: -¿Y en su caso, trabajó?-
“Tuve que trabajar montando llantas en una fábrica de Ford, también trabajé en una fábrica de químicos. Después jugué fútbol, pero volví a trabajar; también trabajé en la cocina cuando llegué a la Naval, tenía trabajar porque el dinero no caía del cielo. Me tocó cocinar, me gustaba y aquí en casa soy el que cocino, me gusta mucho, para mí es como un escape para no pensar en fútbol”, reveló.
Poco a poco, el lado humano y desconocido de Fernando Mira comenzó a destilarse al confesar que ser futbolista, antes de ser entrenador, le hizo pasar hambre.
“De niño no (pasé hambre), pero sí cuando ya jugaba fútbol. Cuando se retrasaban los salarios cuatro o cinco meses quería irme a casa, no había dinero para comprar comida. Tenía que pedirle a un colega que me prestara, así conseguíamos pisto para conseguir comida como jugador de fútbol”, soltó.
Finalmente, una vez que le puso fin a su etapa como futbolista, decidió convertirse en entrenador abriéndose paso como asistente en el Associação Naval 1893 junto a técnicos con los que “capté cosas buenas; así guardé cosas para mí”, como “Carlos Mozer, Álvaro Magalhães, Rogério Gonçalves, Augusto Inácio o Ulisses Morais”.
Así se traduce la historia de Fernando Mira, un hombre dedicado al trabajo, perfeccionista y con hambre de triunfos y conquistar fronteras sin bajar los brazos como en su adolescencia. Hoy la historia dirá si da frutos con el Vida y si logran coronarse campeones después de 38 años.