Los clásicos Olimpia-Motagua a lo largo de la historia han mantenido una rivalidad futbolística dentro y fuera de las canchas. Los dos equipos capitalinos son los que mandan en la Liga Nacional: “Los Leones” con 36 coronas y “Las Águilas” con 18.
Cada título guardado en las vitrinas de ambas instituciones se han visto marcado por un camino de esfuerzo, trabajo y sufrimiento donde lo han contado con el respaldo de los aficionados.
A las puertas de este primer partido de la gran final, los dos clubes podrán contar con el respaldo de sus abuelos: don José y doña María por el Motagua. Asimismo, don Adán y doña Orquídea por el Olimpia.
Cuatro hondureños que han venido respaldando con pasión los colores de su equipo y que a pocas horas del pitazo inicial dejan a un lado la rivalidad de los clubes y abren sus corazón a la hermandad y, con un apretón de manos y un caluroso abrazo comienzan una bonita amistad.
De destinos diferentes y con un rostro de mucha alegría, los abuelos de Olimpia y Motagua comenzaron a escribir una bonita historia de amistad en este propio escenario donde comenzará a rodar el balón para este primer duelo de la gran final.
“Los dos nos conocimos en la Divanna y fuimos novios 15 días. Yo le dije que si se casaba conmigo, ella me dijo que sí. Nos tardamos más en casarnos que en lo que estuvimos de novios”, comentó don José, originario de San Buenaventura y quien aseveró que tiene 88 años de edad.
De edades y de sentimientos diferentes los abuelos comenzaron a contarnos cómo han escrito a lo largo de la vida y su pasión por cada uno de sus clubes.
“Yo nací en Cedros, pero yo me crié más en la aldea de La Hermita, que pertenece a Talanga. Mi mamá nos sacó adelante mandándonos a estudiar. Somos tres hermanas, éramos 10 hermanos, pero todos se fueron al cielo. Yo soy la chiquita. Antes de conocerlo a él (don José) fui novia de Rolin Castillo, exjugador del Olimpia. Él me traía al estadio, pero me exigía que me hiciera Olimpia. Yo le decía que si ese era el amor que me tenía, era mejor que nos separáramos. Él se enojaba que le hablara a los jugadores, era celoso, a mí me gusta la alegría, no me gusta la tristeza”, aseveró doña María Varela, abuelita de corazón del “Ciclón Azul”.
Entre sonrisas y recuerdos y su mirada en el horizonte del estadio Nacional, las anécdotas de momentos de alegrías y tristezas no pueden faltar.
“Yo trabajé años en el Hospital Escuela. Yo conozco dos áreas: central de equipo y ortopedia de niños. Todos los ortopedas de 20 años atrás pasaron por estas manitos. Yo quería a los médicos como hijos. Yo les daba bocaditos adonde estuvieran. Al doctor Óscar Benítez, que está en San Pedro Sula y que opera a los jugadores de Olimpia y Motagua. Él me llama y me dice ‘¿viejita cómo está?’ Siempre la misma María. Dios me dio la oportunidad para sembrar la cosecha”, agregó la abuelita del Águila.
Por otra parte, doña Orquídea, la abuelita del Olimpia, nos relató cómo conoció a su compañero de vida (don Adán), de quien se enamoró bajo el amor de los colores del Rey De Copas.
“Saqué la carrera de maestra, me vine para Siguatepeque a estudiar Licenciatura en Enfermería. Después trabajé en colegio y hospitales. Con don Adán éramos vecinos en La Esperanza; ahí nos conocimos y nos casamos, tenemos 59 años de casados”, aseveró doña Orquídea.
“Fuimos las primeras parejas que se casaron por la iglesia católica en La Esperanza. En ese tiempo la gente se casaba por la iglesia católica. La familia de mi esposa y la mía fueron fundadoras de la iglesia evangélica”.
Mientras el sol comienza a calentar en la capital, don Adán, abuelo del Olimpia, abre su mente para recordar los mejores futbolistas y técnicos que ha visto a lo largo de su carrera en el cuadro merengue.
“Yo empecé a ser Olimpia cuando llegaba a La Esperanza, porque estaba castigado tras golpear a un árbitro. Al Olimpia lo castigaron y ellos iban a La Esperanza ahí por 1960. Llegaron a jugar contra El Esperanzano. Yo vi jugar a la “Furia” Solis, “Tigrillo” Rosales, “Chendo” Rodríguez, “Calistrín” Suazo, “Manga” Norales. A todos los conocí. En 1965 empezamos a venir a ver al Olimpia aquí al estadio.”, comentó don Adán a DIEZ.
Agregó: “En 1965 empezamos a ver al Olimpia cuando los partidos eran dobles y solo valía 1.50. Mirábamos al Olimpia con el Federal, Atlético Indio, Troya, Broncos. Nos acordamos de Argentina, Gimnástico. No había Liga, hasta 1965, el cual lo ganó el Platense. Para mí todos los campeonatos de Olimpia han sido felicidad, pero la única derrota que yo he sentido es cuando perdimos ante Motagua con el famoso gol de Pedro Colón. Ese partido me dolió. De ahí las perdidas las asimilo, tampoco me voy conforme. Hemos ido a ver al Olimpia en San Pedro Sula jugando en el Olímpico. Hemos ido a La Ceiba, Juticalpa, hemos seguido a los jugadores por todos lados”.
Con su sonrisa muy tierna y su cabellera adornada de canas, doña María, la abuela del Motagua confiesa el cariño que le han mostrado técnicos del “Ciclón” a diferencia del último, César Vigevani.
“Antes sí, pero el último entrenador, después de Ninrod Medina no nos dejaba, ni el nombre le sabíamos. Antes, cuando estaba Diego Vázquez, nos dejaban entrar al césped y nosotros posábamos. Con Ninrod tenemos familiares, ya que él es de San Ignacio. Entonces, gracias a Dios, mis dos viejos eran alegres. Mi mamá era una señora alegre. Cuando Ninrod tomó al Motagua me dijo al oído: Mariita, durante yo esté ustedes pueden entrar a la hora que sea y decirle a los muchachos que busquen de Dios”.
De pocas palabras y muy directo, don José Ordóñez, abuelo de Motagua confiesa la molestia con los árbitros, algo que grita desde la grada del estadio Nacional.
“El fútbol es de ganar y perder. Si perdemos hay que conformarnos, si ganamos hay que conformarnos. El fútbol es de ganar y perder. Mire, los árbitros, le voy a ser claro, la mayoría de los árbitros son un atajo de pícaros. Usted miró el partido de Motagua con Real España, que le robaron el partido, ese pícaro del ‘Matemático’, en el que Motagua anotó tres goles y se los anuló. La mayoría de los árbitros son unos vendidos”.
Las peticiones previo al partido de la gran final no pueden faltar, son contundentes y directas. Los abuelos del Olimpia no piden otra cosa más que sea la Copa 37.
“Ahorita a Pedro Troglio, a quien le mando un saludo muy grande. Le diría muchas gracias por estos seis campeonatos seguidos y que pasado mañana empecemos y terminemos el jueves con el otro campeonato. Necesitamos la 38”.
Aunque sus pasos sean lentos, pero seguros y que los colores los dividan este próximo domingo, los abuelos del Motagua y Olimpia se unen en un solo clamor
“Nosotros le hacemos un llamado a la afición, tanto del Motagua como de nuestros muchachos, que mantengamos la cordura, que no peleemos, que sea de fútbol. Ya no queremos seguir en pleitos y lo único que nos da la felicidad es Olimpia y Motagua. Que ya empecemos a tener lazos de amistad”, comentó uno de los abuelitos del equipo merengue.
El fútbol es una pasión que no debe cruzar la línea de la violencia y este fin de semana esperamos que en las gradas del estadio Nacional reine el buen fútbol y un aliento sin rencor y que las amistades comienzan a florecer como la de los abuelos de Motagua y Olimpia.
