Liga Nacional
2010-10-31
Rony Flores es inconfundible. Largas trenzas, vincha para amarrarse el pelo, dos aretes, uno en cada oreja. Siempre camina con una sonrisota de lado a lado. Sufrió mucho para para comenzar a tener éxito. Es el nuevo goleador del Marathón y se proyecta como uno de los mejores delanteros del país. Flores es de origen humilde, platica sin ningún complejo... Pasen adelante.
¿Sentís que sos la envidia de muchos por lo que estás viviendo en Marathón?
En primer lugar debo decir que no me imaginaba estar viviendo un momento como el que estoy viviendo en Marathón. A veces uno hace su trabajo y el esfuerzo termina rindiendo buenos frutos.
¿Y cómo se dio todo para que te vinieras de Uruguay y enrolarte en Marathón?
No fue nada fácil, pero en ese tiempo mi señora estaba embarazada aquí en Honduras y necesitaba estar más tiempo con ella, quería conocer a mi hija y tuve que hablar con mi representante, pues quería venirme para mi país a pesar de tener contrato en Uruguay. Planificamos todo para quedarme por acá un año y pudimos llegar a un acuerdo. Capaz que cuando termine mi contrato con Marathón regrese.
¿Te vas a Uruguay otra vez?
Pues ahora debo pensarlo bien. Las cosas me están saliendo bien aquí, el Marathón me abrió las puertas, me siento comódo y espero que así siga.
¿Qué tal resultó la experiencia en Uruguay?
Muy buena. Fue excelente, Uruguay me abrió las puertas, traté de hacer las cosas bien y gracias a Dios allá ahora mi nombre suena fuerte.
¿Antes nadie te conocía?
Sí. Antes nadie sabía quién era Rony Flores y ahora ya hay un poco de reconocimiento. Ustedes los medios se encargaron de que la gente me conociera.
Vos eras jugador de Olimpia, pero ahí no pudiste trascender.
No, no pude. Ahí estuve esperando que me dieran una oportunidad, pero no se pudo. Estando en las reservas de Olimpia pude formar parte de una Selección Sub 17 y Sub 20. Siempre estuve atento esperando un chance, pero ellos nunca se decidieron subirme a primera.
¿Cómo fue esa etapa?
Fue muy difícil, porque para mí nunca llegó la motivación de subirme a primera división, muchos compañeros que tenía sí lo estaban haciendo y yo sentía envidia, me frustraba mucho. No era nada fácil, pero alguien se encargó de hablar conmigo para que entendiera lo que pasaba, pero yo no lo entendía en ese momento. En Olimpia no pude jugar y eso fue duro.
¿Te gustaría volver a Olimpia?
Uno no puede decir que no, porque nunca se sabe las vueltas que da la vida.
¿Ahora se deben estar arrancando los pelos cuando te ven haciendo goles?
Ojalá que estén pensando eso. Lo primordial será que siga haciendo goles para que, si en el futuro Olimpia me abre las puertas, yo esté listo. Pero por ahora soy jugador de Marathón y me debo a ellos.
¿Y a vos, en tu camino al éxito te tocó sufrir algo?
Claro. Esa época que buscaba una oportunidad en Olimpia no fue nada fácil. Estaba lejos de la casa, de mi familia, varios días me tocó aguantar hambre y lo peor, no andaba ni un centavo en la bolsa. Eran momentos muy complicados, pero sabíamos que era parte del sacrificio que se debe hacer para salir adelante.
¿Valió la pena el sacrificio entonces?
Todo lo que uno hace debe valer la pena. En esos momentos que no tenía ni que comer me hicieron sufrir porque nunca lo había pasado, pero me ayudaron a crecer como persona y como profesional.
La decisión de irte a Estados Unidos... ¿Pasó porque estabas frustrado como futbolista?
Pasó más por los consejos de un primo que me dijo que lo mejor por hacer era irme para los Estados Unidos. Yo estaba en mi casa en el Triunfo de la Cruz, no quería jugar, estaba enojado y al final mi primo me enganchó y me fui.
¿Te fuiste ilegal?
Para nada. En Olimpia había podido sacar mi visa y me fui completamente legal.
¿Y la vida allá te pegó duro ?
No es nada fácil. Cada momento que uno vive siempre hay etapas duras y hay sacrificios. Recuerdo que me tocaba levantarme a antes de las cinco de la mañana, trabajaba hasta las cinco de la tarde y luego me iba a entrenar para no perder mis condiciones. Con ese ritmo viví unos cuatro años en Nueva Orleáns. Fue complicado, pero ahora la vida me ha cambiado. Allá conocí mucha gente que me ayudó, mi padrino Manuel Reyes fue uno de ellos y él siempre me decía que además de trabajar no abandonara el sueño de ser futbolista.
¿Y de qué te tocó trabajar en Estados Unidos?
Se trabaja de muchas cosas, de lo que te toque o de lo que más o menos uno pueda hacer. A mí me tocó trabajar como carpintero y limpiando piscinas. Hice las dos cosas. Son sacrificios que se hacen para salir adelante. No queda otra.
¿Pensaste que te tocaría trabajar en eso el resto de tu vida?
Sí. Cuando estaba allá nunca pensé que iba a regresar a Honduras para jugar al fútbol y menos que iba a viajar a Uruguay. Yo creí que me tocaría estar en Estados Unidos trabajando en lo mismo muchos años, pero Dios me abrió las puertas.
¿Y cómo saliste de Estados Unidos para Uruguay?
En Nueva Orléans siempre me mantuve jugando. Con el equipo que lo hacía gané cuatro títulos y siempre fui el máximo goleador. Un día me vio jugar el uruguayo Juan Pedro Yalet, lo impresioné y me dijo que le gustaba mi juego...
¿Y luego?
Me dijo que me quería llevar a Uruguay. Habló con sus representantes y al poco tiempo me preguntó que si me quería ir, no dudé en decirle que sí. Al inicio pensé que era joda (broma), pero no, fue en serio y a los dos semanas agarré mis maletas, hablé con mi familia y me fui.
¿Tenías miedo de que te fuera mal?
No, tenía mi trabajo, estaba ganando buen dinero y uno sabe que en el fútbol nunca se sabe qué puede pasar, pero al final tomé la decisión.
Rony Flores platicó con nosotros con mucha soltura. La conversación transcurrió entre varias anéctodas y algunas vivencias que nunca se olvidan. El Depredador, como lo han comenzado a llamar, recuerda con alegría sus tiempos de infancia. Hasta nos habló de su ya famoso estilo de cabello. El delantero del Monstruo es toda una cajita de sorpresas.
¿Te sentías retirado del fútbol profesional?
Claro. Hubo un tiempo que me frustré. Miraba los partidos en Estados Unidos y algunos de mis ex compañeros ya estaban figurando y yo allá trabajando de sol a sol. Era difícil, pero al final me salió una oportunidad y la aproveché.
¿Ganaste mucha plata siendo carpintero y limpiando piscinas?
Sí, se gana plata, pero no como en el fútbol. Si en el fútbol te sale una oportunidad en Europa, te hacés millonario de la noche a la mañana.
¿En Uruguay sufriste?
No. Siempre traté con gente seria y responsable. A veces me sentí solo, pero tuve que sacar las agallas para salir adelante.
¿Aquí en Honduras cómo te ha cambiado la vida?
Al inicio todo lo miraba lindo, pero cuando comenzó el torneo y no me salían las cosas, el panorama no era muy bueno para mi. Llegué a pensar que mejor no hubiera venido. En Uruguay me salían las cosas y aquí no me estaban saliendo y eso me frustraba. La gente comenzó a exigir y a criticarme. Al final comencé a tomar mi nivel y aquí estoy, haciendo goles.
Y ahora que han llegado los goles...
Estoy ganando confianza y eso me tiene contento. La gente ya me reconoce en la calle, los niños me piden una fotografía o una firma y eso es muy lindo.
No pudiste ir a la Selección de Rueda porque supuestamente no podías entrar a Estados Unidos... ¿Es cierto?
No sé quién inventó eso. Yo le había dicho al profesor Rueda que todos mis documentos estaban en regla, pero ellos no me volvieron a decir nada. Fue bien raro, pero eso ya pasó y todo está bien.
Con el Cuate apenas has recibido una convocatoria.
Cuando me convocaron la primera vez no estaba pasando un gran momento. Apenas jugaba minutos con Marathón. Ahora estoy haciendo goles y gracias a Dios las cosas me están saliendo bien. El profesor tiene motivos para convocarme. Ojalá llegue.
Hablemos de otro tema, ¿cómo fue tu infancia?
Sinceramente no tuve una infancia nada fácil. Nos tocó sufrir un poco por el tema económico, pero mis viejos siempre nos sacaron adelante. Mi mamá no quería que fuera futbolista, siempre estuvo en contra de esa idea.
¿Qué te decía tu mamá?
Ella se enojaba cuando me iba a jugar. Me decía que me iba a quedar burro. Ella quería que fuera abogado o algo así, pero lo mío era andar atrás de la pelota.
¿Y ahora que sos goleador, qué te dice?
Está muy feliz por el momento que estoy viviendo con Marathón. Ahora sólo se ríe. Recuerdo que ella me mandaba a vender pan de coco y yo dejaba la paila con el pan tirado por irme a jugar. Esas son buenas anécdotas, ja, ja, ja.
¿El momento más difícil qué has vido?
Sin duda que los años que viví en los Estados Unidos. Fue muy duro.
Contame, ¿este look de dónde lo sacaste?
Ja, ja, ja. Buena pregunta. Mirá, en Estados Unidos vi a unos afroamericanos con este peinado y me gustó mucho. Me ha costado tenerlo, pero ahí vamos.
¿Cuánto tiempo tenés de no cortarte el pelo?
Unos tres años y medio. Ya días no sé lo que es una cortadita de pelo, ja, ja, ja.
¿Quién te hace las trenzas?
Mi esposa, sobre todo cuando vamos al Triunfo de la Cruz. Allá lo hace con más tiempo.
¿Tu hija mayor qué te dice?
Nada. Ella pasa agarrándome el pelo. Sólo en eso pasa.
¿Cuánto invertís en tu cabello?
Se invierte algo de dinero. Tengo que comprar unas cremas especiales. No es fácil.
Por ese peinado te dicen el Depreador... ¿Qué te parece?
Rony Flores suelta una carcajada: “Ja, ja, ja. Esa es tu culpa. Vos diste la información y ahora la gente en la calle me dice así. Algunos niños ya me llaman de esa forma, pero no pasa nada”.
¿Admirás a Bob Marley?
Fue un buen cantante, pero no es por él que me peino así. Alguna gente se confunde y cree que los que nos peinamos así somos vagos, pero nada que ver. Es un estilo que espero hacer famoso metiendo muchos goles.
CON PELOTAS
Olimpia: El equipo en el que me tocó iniciar mi carrera.
Triunfo de la Cruz: La aldea que me vio nacer. Soy muy feliz allá.
Pan de coco: Vendí cuando era niño.
Edgar Flores: Mi hermano. Está en Platense esperando su chance.
Hijos: Tengo dos y son lo mejor que me ha pasado.
Bella Vista: Una gran oportunidad en mi vida. Lo hice bien.
Nueva Orléans: Dejé muchos amigos allá. Siempre hubo gente que me apoyó.
Marathón: Me abrió las puertas para volver al país. Estoy muy agradecido con el club.
Uruguay: Un bello país en el que dejé las puertas abiertas para volver.
Pompilio Cacho: Un gran amigo que me ha ayudado mucho a crecer como profesional.
Tiloarque: Viví mucho tiempo en esa colonia cuando jugaba para Olimpia.
Europa: Si uno logra irse para allá, en un abrir y cerrar de ojos te hacés millonario.
Selección Nacional: Una oportunidad que espero llegue pronto. He estado, pero poco tiempo.
Reinaldo Rueda: Un gran entrenador. Me convocó para una Copa Oro, pero no pude estar.
Cuate Castillo: Espero que me dé una oportunidad. Estoy trabajando para eso.
Depredador: Un apodo que vos me has puesto, ja, ja, ja.
Rony Flores: Un tipo humilde con ganas de triunfar en esta carrera.