Liga Nacional

Nene Obando: 'Teníamos una cantina y dormía con una rocola al lado'

El ex crack del Motagua César Obando contó muchas cosas íntimas de su vida y su pasado en el fútbol.

2015-06-23

Hablemos de tu vida personal.
Estoy casado, este es mi segundo matrimonio, en el primero tuve a mis dos primeras hijas. Tengo a César y Samira…

¿Y César no juega, ja, ja, ja?
No. Intentó jugar, pero se engordó y no ha podido seguir, pero es con el que más platico de fútbol. En el segundo matrimonio tengo cuatro hijas más y a Justin, creo que él, sí trae lo del fútbol, le encanta la pelota, yo lo llevo a jugar.

¿Crees que es el heredero?
Yo creo que sí… tiene sus condiciones. Pasa con la pelota todo el día, si lo llevo a jugar tres veces al día es feliz, le veo mucho de lo mío. No lo voy a obligar, dejaré que el tiempo diga. Y tengo a los dos pequeñitos Jimena y Jordi.

¿Y Jordi que tal?
Jordi tiene dos años, ya le da a la pelota, pero vamos a esperar a ver qué tal, ja, ja, ja.

¿Y sos así de tranquilo en tu casa?
Sí, la verdad es que soy muy tranquilo y ahora que estoy en las cosas de Dios soy mucho más. Él es quien me ha fortalecido y me ha llevado a una felicidad que no tuve ni como jugador, no me falta nada.

¿Como futbolista fuiste mujeriego?
Ja, ja, ja. ¿Mujeriego? Me tildaban de eso, pero no lo era.

Y con los amigos con los que te llevabas. El “Venado”, por ejemplo, ja, ja, ja.
Sabés que yo a “Venado” lo quiero mucho, es un gran amigo, pero una vez me prohibieron que me llevara con él, me multaban en el equipo si me miraban salir con Castro, ja, ja, pero es mi gran amigo, mi socio en el fútbol, él anotaba muchos goles, un goleador nato. Ahora también está en las cosas de Dios, lo ha librado de todo. Ahora le decimos, que se cuida más que cuando era jugador.

¿Nunca tomaste alcohol?
Gracias a Dios no. Yo vendí guaro, ja, ja, ja, mi mamá tenía un bar y yo lo cuidaba, miré muchas cosas. Lo tenía en la Alemania. Teníamos una cantina y yo dormía con la rocola a la par. Yo le decía a Edy (Atala) que yo no podía dormir porque tenía la rocola al lado y me pagó un hotel por un año. En ese bar vi cosas terribles, gracias a Dios mi madre ya no lo tiene. Ahora mi casa se dedica a Dios. Lo que yo vi me sirvió para no tomar. Nunca he probado una cerveza en mi vida y me siento muy bien por haber tomado esa decisión. E insisto, mujeriego nunca fui.

Lo dejamos claro entonces...
Sí, de repente tenía algunas seguidoras que me andaban ahí… la gente decía que yo andaba con mujeres, pero no era así, incluso yo salía a las discos, pero solo a ver, mis compañeros sí eran cosa seria, pero yo no.

Volviendo un poquito al fútbol, ¿crees que nuestro balompié se ha ensuciado, así como está sucediendo en otros países?
Para nada. Estamos mal organizados, pero corruptos no. Nuestro fútbol es muy pobre para serlo, no cabe la corrupción. Me dio mucha decepción ver lo que ha sucedido.

¿Alguna vez te hicieron una propuesta para hacer algo indebido en el fútbol?
No, gracias a Dios que no y aparte no la habría aceptado.

¿Te dejó enemigos el fútbol?
¿Enemigos? Pues hasta donde yo sé no, ja, ja,ja. Al contrario, enemigos tuve en la cancha y el más grande fue Olimpia, pero afuera, tuve muchos amigos olimpistas. Es más, cuando yo no jugaba y mis amigos merengues sí, yo quería que ganaran. Cuando yo actuaba ante ellos, yo quería derrotarlos siempre, pero cuando terminaban los partidos nos íbamos a comer juntos. Todavía lo hacemos y hablamos de fútbol, de nuestras anécdotas, de esas cosas que no se olvidaban.

Nene Obando en su paso por los Pumas de la Unah.

¿Dónde creció César, cuál es tu barrio de origen?
Mi barrio, yo crecí en la Alemania (en Comayagüela). Pero en realidad nací en la Torocagua, pero luego nos fuimos a vivir allá, donde crecí futbolísticamente, jugaba potras. También se podría decir que me desarrollé en el sector de La Laguna, al lado de donde vivía. Yo bajaba de mi colonia a jugar todos los días.

¿Fuiste feliz en tu infancia, César?
Sí, fui muy feliz porque crecí jugando pelota y vos sabés que uno se siente así mientras practica fútbol, a pesar de que teníamos carencias, el balón me hacía sentir pleno.

¿Creciste con tus padres?
Con mi madre, no me crié con mi padre, lo conocí hasta que tenía 15 años, pero de ahí en adelante hemos tenido una buena relación.

¿Y qué pasó que no te criaste con él?
La verdad no sé porque nunca me lo han explicado, no sé qué problemas tuvo con mi mamá, así que ella asumió ambos papeles, aunque es difícil decir que manejó los dos roles porque padre es padre y madre es madre. Siempre tiene que haber un hombre en la casa.

¿Cuándo te diste cuenta que habías nacido para jugar fútbol?
La verdad que me di cuenta hasta que ya tenía unos años en las ligas menores de Motagua. Desde pequeño me gustó jugar fútbol, pero lo hacía por diversión, cuando cumplí 10, que fue cuando entré a las águilas, comencé a amar a ese equipo y fue ahí cuando me interesé más por jugar en la Liga Nacional. Desde pequeño me llevaban a ver los partidos del equipo de Primera.

¿Pero siempre fuiste Motagua o por la posibilidad que surgió comenzaste a amar al equipo?
No, cuando estaba pequeño no tenía equipo, no era ni Motagua ni Olimpia ni me interesaba nada. Cuando participaba la Selección sí me alegraba. Fue justo cuando yo empiezo a jugar en el club, es que me surgió el amor por el Azul.

¿Siempre fuiste tan tímido, César?
Siempre fui así, tímido fuera de la cancha porque cuando estoy dentro no soy nada penoso, hablo mucho en el campo y me transformo. El fútbol me apasiona bastante, siempre ha sido así, es por eso que cuando entro al terreno de las acciones soy otra persona. Fuera de actividad, me he caracterizado por ser bastante callado y aparte del resto.

¿Cómo das el salto al fútbol profesional?
Estando en las ligas menores de Motagua, tenía a Nelson Miranda de entrenador, era el que creía en mí y me decía que quería verme jugando en Liga Nacional, aunque yo no creía que podía hacerlo. fue él quien habló con la gente de la directiva para que me dejaran entrenar con el equipo, les dijo que tenía a un cipote flaquito que jugaba bien, pero me rechazaron por falta de presupuesto. Pues en ese momento comenzaron a buscar jugadores para un selección infantil y me llamaron, ahí me destapé y cuando regresé de ese combinado, que recuerdo era para ir a un mundial a Arabia, varios equipos se interesaron en mí, Olimpia fue uno de ellos, Marathón también. En esa selección estábamos Alex Pineda Chacón y Arnold Cruz, a los tres nos querían comprar. En aquel momento yo deseaba jugar en todos los clubes, pero ya pertenecía a Motagua. solo llegué al aeropuerto y me llevaron a Camosa a firmar.

¿Qué entrenador te hizo debutar?
Carlos Jurado, recuerdo que Motagua ya había jugado ante Marathón, creo que empataron. Yo me integré al equipo un martes y solo me dijeron que me fuera a entrenar a la cancha de la Pepsi y ahí empezó mi historia con Motagua. No se me olvida que estaban haciendo un colectivo, llegó el quinesiólogo y le dijo a Jurado: ‘Le damos chaleco a la estrellita’, ja, ja, ja. El profesor le respondió que sí.

Hicimos el colectivo y yo andaba habilidoso, inspirado y todo me salía. Cuando terminó la práctica, Jurado me dijo que me fuera a Camosa para que terminara de firmar el contrato, porque quería que jugara con el equipo ya el domingo. Firmé e iba a ganar 300 lempiras, billetón, ja, ja, ja.

¿Qué hiciste con tu primer sueldo?
Creo que me compré unos tacos porque no tenía. Pues firmé y ya el domingo jugué. Al minuto 30 de ese partido me metieron de cambio.

¿Fue difícil conseguir un puesto en ese equipo?
Mirá, era una escuadra muy difícil, estaba Yearwood, el “Macho” Figueroa, unos brasileños, Gusoni, un uruguayo. Era un equipo un poco mayor, con gente de experiencia. No se me hizo difícil porque el técnico me tuvo confianza desde que me vio. Tenía 17 años nada más.

¿Cómo eran los directivos de Motagua en esa época?
El presidente era Edy, don Pedro ya no se involucraba mucho. La presidencia pasaba por Eduardo y por don Cocoy Abudoj.

A ver, contame cómo fue esa experiencia que viviste en el fútbol peruano (Deportes Universitario).
En Perú me fue muy bien a pesar de que cuando yo llegué tuve una lesión, me caí y me fracturé la clavícula, pero esperaron a que me recuperara y luego jugué. Participamos en Copa Libertadores y eso fue espectacular. Tenía de compañero a Dolmo, que estaba en un momento en el que yo hasta con los ojos cerrados le mandaba la pelota y sabía que él iba a llegar. Viví buenos momentos y a Dolmo y a mí, nos querían mucho.

¿Qué te impresionó de Perú?
Cuando jugué ahí estaban en guerra, había muchos problemas, estallaban bombas por todos lados. Te cuento que yo vivía en un edificio de muchos apartamentos...

No me digas que estalló una bomba ahí.
Estalló en el parqueo del edificio. Fue un coche bomba, a las 5:00 de la mañana, fue algo tremendo porque los vidrios del edificio estallaron, nosotros nos levantamos asustados, creíamos que era un terremoto o algo así y de inmediato encendí la radio, luego comenzaron a sonar las sirenas y ahí me di cuenta de que había sido una bomba.

¿Qué pensaste en ese momento?
Pues llegué al entrenamiento del equipo y los compañeros comenzaron a decirme que eso era normal. Yo escuché en varias ocasiones que estallaban coches, pero nunca en el sector en el que yo vivía. Fue un susto tremendo.

¿Futbolísticamente que ganaste en Perú?
Gané mucha experiencia, crecí mucho como futbolista. Pasamos fases en la Libertadores, quedamos de terceros. Obtuve más temple.

¿Qué tal eso de jugar la Copa Libertadores?
Es una competencia muy dura, hay que tener carácter y temperamento. Los partidos son complicados, la gente se mete mucho con los jugadores. Recuerdo un duelo que fuimos a jugar a Medellín y la gente nos tiraba hasta los radios, lo que anduvieran en las manos lo lanzaban contra nosotros, hasta monedas nos pasaban por las orejas. Íbamos perdiendo 1-0, con el empate pasábamos y viene un gol polémico. Hice un centro, Dolmo la metió, el línea dijo que era gol y el central marcó que no y se vino un relajo tremendo.

¿Luego qué sucedió?
Se calmaron las cosas en ese momento, hasta que vimos que el portero nuestro venía corriendo porque un aficionado lo venía apuntando con una pistola. Se metió la policía, se terminó el partido y se armó el relajo, quedamos eliminados y cuando estábamos en el camerino se escuchaban las piedras, yo estaba asustado.

Después de ese paso internacional por Perú, también estuviste en México y por último en Costa Rica. ¿Qué tal esas experiencias?
Acordate que también tuve mi pase por Guatemala. En Costa Rica estuve con Arnold Cruz y con Cristian Santamaría, hicimos buen ambiente. Jugué en Cartaginés, futbolísticamente me fue bien. Ese equipo tenía como 63 años de no ser campeón, creo que ahora son más de 80. Ellos tienen hasta una creencia, de que la última vez que fueron campeones hicieron un relajo en una iglesia y que el padre de esa iglesia les dijo que en 100 años no serían campeones. Es una cosa tremenda.

¿La gente en Costa Rica es tan creída como dicen?
Yo no me encontré con gente creída, al menos con las personas que traté no eran así. Una de mis hijas nació allá.

En 1992 fuiste el mejor goleador del mundo.
Sí, me declararon el mejor goleador del mundo. Me hicieron una ceremonia y me dieron un trofeo, pero se metieron a robar a mi casa y me lo llevaron ja, ja, ja. Fui el mejor goleador en eliminatorias, eso fue importante para mí y para Honduras.

Contame cómo llegaste a la Bicolor mayor.
Yo venía de la Sub-21, un proceso de inferiores y llamaron como a cuatro de esa Selección. En ese momento fue Flavio Ortega quien me convocó, pero yo estaba en Turquía haciendo unas pruebas, hasta firmé un precontrato junto a Arnold Cruz y Caralampio Vallejo. Luego nos venimos a la Selección y fue ahí donde jugué mis primeros partidos. Te hago la mención de Turquía porque el técnico que nos llevó tuvo un problema y no pudo seguir en el equipo, contrataron a un entrenador alemán y dijo que no quería jugadores latinos, así que nos cortaron. Nos mandaron una nota mientras estábamos con la Selección diciendo que no seguíamos.

¿Hasta dónde crees que te perjudicaron las lesiones?

Mucho, en mi rendimiento, en mi carrera. Más que todo la pubalgia, creo que fue muy mal manejada, aquí no se atendió bien. Creo que Mario Bendaña, el preparador físico, no me la trató bien. Él me lo dijo un día, que reconocía que no había cuidado bien mi lesión; es más, el fue mi preparador físico en Perú y desde ahí no me trató de buena manera. Solo tuve que reposar y no hacer nada, y así me recuperaba, pero él al contrario me ponía a hacer trabajos más fuertes porque decía que así me iba a fortalecer aún más el músculo. Fue una pena.

MÁS DE SU CARRERA
¿Es cierto que te obligaban a jugar lesionado, te infiltraban?
No me ponían puñal, pero yo estaba joven y llegaba el presidente de la Federación y me lo pedía, me lo solicitaban mis compañeros y pues yo cedía. Me infiltraban. Sumado a eso estaba mi rigio por jugar. Hubo mal manejo de mi lesión y eso me afectó mucho. Cuando terminaban los partidos me sacaban como ollita, agarrado de los dos brazos, sin poder mover las piernas.

¿Qué harías diferente en tu carrera si tuvieras la oportunidad?
No jugaría lesionado, descansaría y me recuperaría. Las lesiones las manejan los profesionales. Yo hubiese decidido no jugar. Creo que mi carrera hubiera sido de mayor tiempo. Aunque siendo sincero estoy conforme con lo que hice y no me quejo, pero creo que hubiese podido llegar más lejos.

¿Cómo fue ese momento en el que decidís ya no jugar más?
Fue difícil. Creo que venía de Costa Rica, jugué como tres o cuatro partidos con la Universidad y ahí fue cuando dije que había que darle paso a los que venían, ya no me sentía bien. Soy un rigioso del fútbol, pero en ese momento no daba para más.

¿Y por qué no retirarte en Motagua?
Motagua me desechó desde que vine de México, no me dieron la posibilidad de regresar al equipo. El club no le ha hecho despedidas a nadie así que el jugador ya sabe que no es una opción, no se la han hecho ni a Amado, aunque espero que sí se la hagan porque el “Lobo” se merece eso y más.

Kiki da sus palabras del Nene, un ídolo de infancia.

HABLA EL KIKI SOBRE EL NENE
El “Nene” Obando, todos los cipotes que lo vimos jugar haciendo aquella famosa bicicleta y anotando goles espectaculares, nos dejó un gran legado. Hay muchas personas que lo siguen adorando y no solo los motagüenses.

En mi propia casa, puedo decir que mi esposa es fan número uno de César Obando. Y es que su calidad futbolística y humana, hacen que todos lo recordemos con mucho cariño.

“Hay gente que todavía me sale en la calle y me dice que yo tuve que seguir jugando. Hay muchos que me vieron desde de que eran niños y me cuentan que me admiraban y ahora se lo transmiten a sus hijos. Eso es lo que queda en el fútbol. Eso me ha hecho llevar una buena vida para ser un buen ejemplo”, me dice casi al final de la entrevista.

El “Nene” es uno de esos genios del fútbol que por fortuna nacieron en Honduras. Me hubiera gusta verlo jugar un Mundial y que le enseñara al mundo toda su calidad, pero como muchos de nosotros, no pudo cumplir ese sueño.

Ahora Obando quiere abrirse camino en la durísima carrera de entrenador. Esa en la que hay muchos dando pasos para ser tomados en cuenta, pero que en nuestro país parece ser algo casi imposible.
César, incluso, ni en su amado Motagua lo han considerado como hubiese querido. Ya dirigió en el equipo de las reservas, pero en primera no ha sido posible.

“No sé qué hice mal para que me sacaran de Motagua. Nos fuimos el ‘Gato’ Coello, el ‘Jocón’ Reyes. Nos fuimos todos. Lástima porque somos gente que queremos al equipo”, me cuenta con algo de tristeza. Tranquilo “Nene”, que tu oportunidad te llegará pronto.