El profesor de Industriales de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) Antonio Barrientos ha explicado hoy a EFEfuturo que los drones, incluso los de uso comercial más populares, están dotados de hélices muy afiladas de fibra de carbono o plástico, que giran a gran velocidad y es “muy fácil” que corten si se entra en contacto con ellas.
En su opinión, resultaría tan insensato meter los dedos entre las hélices de un dron cuando está volando como hacerlo en el recipiente en el que bate alguna salsa, o incluso más, dado que la tecnología de la batidora es menos afilada.
Aunque algunos drones comerciales incorporan una carcasa de corcho que protege ligeramente al que entra en contacto con sus hélices, no suele ser habitual ese tipo de soluciones de seguridad en estos aparatos porque les hace perder peso y condiciones aerodinámicas.
Ha recordado que, en España la legislación que regula el uso de los drones apenas tiene un año y todavía es provisional, aunque eso sí es bastante completa e incluye muchos aspectos a tener en cuenta sobre su manejo.