Unas horas después de que el fenómeno tocara tierra, los reportes de autoridades locales daban cuenta solo de daños materiales como derribo de árboles y postes en las calles, deslaves en carreteras, subida en los niveles de ríos y represas y destrucción de cultivos.
Según un reporte del Centro Nacional de Huracanas de Estados Unidos (NHC), los vientos máximos sostenidos de Patricia eran de 55 km/h cuando se encontraba a 155 km al noreste de Zacatecas (norte) y se espera que esta tarde o noche se disipe en el noreste de México, aunque sigue amenazando con provocar intensas precipitaciones.
En el centro vacacional de Puerto Vallarta (oeste), donde el viernes se estimaba había 21.000 turistas nacionales y 7.000 extranjeros, aunque muchos salieron, la circulación había sido reabierta la mañana de este sábado en el Malecón y algunos negocios ya habían abierto, constató la AFP.
ERA CATASTRÓFICO
'Ya pasó lo peor, ahorita nada más se sienten los remanentes del huracán; el mar está un poco agitado', dice Quintero, un comerciante de unos 60 años que envió a su familia a casa de su hermana, en una zona elevada de Vallarta, mientras él se quedó para resguardar su casa por miedo a posibles robos.
'Tal vez se exageró (la advertencia de que Patricia era potencialmente catastrófica), pero mejor así, prevenirnos', añade Rubén Fregoso, amigo de Quintero y dueño de un restaurante que esta mañana reabrió sus puertas.
En su balance inicial, autoridades locales y federales han señalado que Patricia ha causado daños materiales menores a lo esperado y no se han reportado ni muertos ni heridos en las poblaciones en la zona de impacto del fenómeno, principalmente los estados costeros de Jalisco, Nayarit y Colima.
'Los primeros reportes confirman que los daños han sido menores a los correspondientes a un huracán de esta magnitud', dijo en la noche del viernes el presidente Enrique Peña Nieto en un mensaje televisado, en el que pidió de todas formas no 'bajar la guardia'.