De todos es sabido el poco apoyo que reciben los deportistas hondureños, pero este maestro de educación secundaria está convencido de que no se trata de esperar un cheque del gobierno para sacar adelantes a sus vástagos, sino de dejarlos preparados para afrontar cada reto que la vida les presenta y les presentará una vez que sean adultos.
FOTOS: LA FAMILIA HONDUREÑA Y SU AMOR POR KARATE
Radicados en San Pedro Sula, la familia Armijo, influenciada por la pasión del patriarca del hogar, se ha ganado el respeto de sus contrincantes, amigos, vecinos y alumnos, porque hasta entrenadores son cinco de ellos.
“Cuando comencé a practicar el karate, estaba decidido que este iba a ser un estilo de vida y sin obligarlos, todos ellos se fueron interesando y disciplinando para convertirse en atletas de artes marciales”, cuanta Carlos Armijo.
SU HISTORIA
Producto de su primera relación con Vilma Rivera, Carlos procreó a Alberto Antonio, luego con su actual pareja Doris Estrada nacieron Carlos Alberto, Karla Ivonne y Kevin Ricardo. Siguiendo todo el protocolo que exigen los reglamentos del karate internacionalmente, todos ellos consiguieron el cinturón negro, el más preciado por los amantes de este deporte de contacto.
Siendo aún un adolescente, Alberto Antonio contrajo matrimonio con Belkis Álvarez, con quien producto del amor que se profesan, procrearon a Deyvid Stuwart y Alberto Antonio Jr, quien ya hacen sus pininos en el deporte de las formas.
UN ESTILO DE VIDA MARCADO
Comenzando desde el padre, hasta sus nietos, se trata de una familia multiganadora, que ha representado dignamente al país con destacada participación, basta con ver la cantidad casi incontable de medallas, que han conseguido en todo este tiempo. En las competencias nacionales siempre destacan, de hecho son los más fuertes de sus categorías.
“La obligación de desarrollar a los hijos en un ambiente diferente es de los padres y es lo que yo he hecho. Ha sido una inversión grande, porque no todo lo puede hacer un gobierno o una federación, que mantienen presupuestos raquíticos, así que en un 80 o 90 por ciento, los padres somos los que tenemos que estar si queremos que nuestros hijos salgan adelante”.
MUY SERIOS
Son las 10:30 am del domingo y los siete karatecas se han puesto de acuerdo con un grupo periodístico de diario Diez para hacer una sesión de fotos y lógicamente para realizar un entrenamientos todos ellos juntos, algo muy difícil por la temporada, Kevin está en el colegio y tiene que hacer el servicio social, Karla, Alberto y Carlos están en la etapa cumbre en la universidad, donde estudian la licenciatura en educación física.
Pero ahí están, puntuales a la cita, con la misma disciplina que caracteriza a un karateca y siguiendo cada instrucción del senséi (entrenador).
La cita es en el parque infantil. “Quise que se hiciera acá, porque me trae bonitos recuerdos, ya que mi papá me traía desde que era un niño con mi hermano Francisco Aroldo, aquí tengo tantas historias, venía casi siempre, incluso en una posa de acá perdí mi anillo de graduación”, cuenta Carlos Armijo, quien lleva la voz cantante y casi nadie habla, por el respeto que impone y que se ha ganado con su ejemplo de intachable profesor, entrenador, esposo, padre, hijo, hermano y abuelo.
Luego de subir la empinada calle de cemento, estamos frente a un vetusto árbol caído, que nos da la gráfica perfecta, que plasma a los siete integrantes de una misma familia, que a base de patadas, gritos, entrenamientos y amor al karate, han logrado posicionarse como los mejores en una disciplina, que tiene un poco y casi nulo apoyo de las autoridades.
“Gracias a Dios son muy buenos cuatro hijos, que vienen perseverando. No me puedo quejar, tengo tres hijos varones, no santos, pero sí muy diferentes a los demás y una hija de 21 años, a la cual hasta ahora no tengo nada que reprocharle.
Ellos no tienen vicios, estudiosos, seleccionados, buenos hermanos”, finaliza hablando tras realizar una exhibición que prácticamente se ha tenido que realizar porque debido a la calidad de todos ellos, las fotos se hacen con espectadores, personas que llegaron a pasar un momento ameno y agradable, en familia,
DATOS:
El más pequeño de la familia: A su corta edad, Alberto Antonio ya ha ganado 12 medallas entre nacionales y locales. Ocho de oro, tres de plata y una de bronce. Es cinturón amarillo (ku kyu). Nació el 2 de junio de 2005 y estudia el cuarto grado. Es entrenador por su papá Alberto Armijo.
Deyvid y su bronce codicader: Con apenas 13 años, Deyvid tiene una gran proyección, es cinturón verde (go kyu) y viene de ganar bronce en kumite en los Juegos Codicader realizados este años en Guatemala. “Ya fuera cinturón negro, pero mi papá tarda mucho en ascendernos”, dice Karla Ivonne, tía de Deyvid, hijo mayor de Alberto.
Kevin, el mejor atleta 2014: Nacido el 8 de noviembre de 1991, con 23 años, es cinturón negro, segundo dan, actualmente está ubicado como el primer lugar a nivel nacional, repitiendo lo del año anterior cuando fue electo el mejor atleta de 2014. A mediados de este año quedó en el quinto lugar del torneo iberoamericano realizado en Nicaragua. Este año se gradúa de perito mercantil en el instituto Luis Bográn.
La senséi de los niños: Karla Ivonne es la única mujer karateca de su casa, viene de ganar dos bronces en un centroamericano realizado en Panamá, es entrenadora de dos escuelas de karate, en la Idec de Cofradía y en la Bonsái de la colonia Satélite. En la primera tiene hasta una niña de tres años. Además del karate, practicó el fútbol. Nació el 18 de mayo de 1995. Es cinturón negro, segundo dan.
Carlos y sus grandes logros: Carlos junto a su hermana Karla representaron a Honduras el mes pasado en Panamá y se trajo una medalla de bronce. A sus 24 años, en su currículo tiene siete páginas llenas solo de primeros lugares. Además es entrenador, cuenta con tres capacitaciones en su hoja de vida y maneja los dojos de las escuelas Laura Viuda de Alcaces y la Bonsái de Cofradía.
Karateca, futbolista y padre: Su currículum deportivo incluye diez páginas de primeros, segundos y terceros lugares. Es el hijo mayor de Carlos, se llama Alberto, en honor a su abuelo. Es el papá de Deyvid Stuwart y Alberto Antonio Jr, es cinturón negro cuarto dan y además de karateca practica el fútbol. Está casado con Belkis Álvarez y tiene una escuela en la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán que se llama Lobos.
Según los logros de este año, el ranking nacional que maneja la federación de karate, el primer lugar lo ocupa Kevin, le sigue Carlos y tercero es Alberto.
Karla Ivonne fue condecorada con el premio a atleta cinco estrellas 2014. Es seleccionada nacional.
Carlos Armijo Uclés fue maestro por 28 años del desaparecido instituto secretarial escoto. ahora ya está retirado de la docencia.
Está a cargo de la escuela de karate del gimnasio olímpico. las personas interesadas en recibir clases en alguna de las escuelas le puede escribir a mcd_bonsai@yahoo.com