'Estuve dos años entrenando en Jamaica con Usain Bolt, pero me tocó sufrir una lesión fuerte', contó, después de caer eliminado en la primera ronda de los 200 metros de los Mundiales de Moscú en 2013 con un tiempo discreto de 21:02.
'El entrenamiento era demasiado duro y sufrí un problema en la pelvis', agregó. 'Las pesas son suaves. Pero luego hacen tramos de 300, 200, 180, 150 metros, con mucha intensidad. Era demasiado duro. Mi cuerpo lo aguantaba, pero a veces decaía. En Jamaica logré hacer 20:70, pero yo quería un 20:30 o 20:20'.
Palacios hizo sus mejores marcas (10:22 en los 100 metros y 20:40 en los 200) a los 21 años, poco antes de los Juegos Olímpicos de Pekín 2008. En los Mundiales de Berlín 2009 se metió en las semifinales del doble hectómetro.
Becado por la Federación Internacional de Atletismo (IAAF) y apoyado por el Comité Olímpico Hondureño (COH) se mudó poco después a Jamaica para integrarse al prestigioso grupo del Racers Track Club, bajo las órdenes del técnico que descubrió a Bolt y también a otro talento como Yohan Blake, el profesor Glen Mills.
Sin embargo, Palacios se quejó de falta de apoyo económico para poder aprovechar al máximo el entrenamiento en Jamaica. 'Indiscutiblemente, el entrenamiento era demasiado bueno, pero se necesitaban más cosas para formar a un deportista', advirtió. 'El Comité Olímpico me ayudaba, pero no había una empresa privada que me diera su apoyo y así es muy difícil llegar lejos', llegó a lamentar.
'Los jamaiquinos trabajan también con masajistas. Se dan masajes cuatro veces a la semana y yo me daba apenas uno. Eso no es favorable para formar a un deportista de alto nivel en Centroamérica', aseguró.
Roto por la intensidad del entrenamiento y frustrado por la falta de resultados, Palacios regresó a Honduras, donde pudo seguir entrenando pero tuvo pocas oportunidades de competir a su nivel. 'He entrenado bien, pero con poco fogueo. Sólo estuve en los Juegos Deportivos Centroamericanos y en un Grand Prix en Colombia. Pero para competir al más alto nivel se necesita más fogueo', explicó.
El COH le prometió que le ayudaría a viajar a Puerto Rico para trabajar con el entrenador dominicano José Rubio, que dirige la carrera de figuras como Luguelín Santos, ganador del bronce en los 400 metros en el Mundial de Moscú. Allí permaneció los últimos ocho meses hasta que se incorporó a la delegación hondureña que viajó a México.
Este joven de 27 años no se ha rendido nunca. Padre de una hija de cuatro años, cuyo nombre lleva tatuado en el hombro junto a los aros olímpicos, el velocista sigue soñando con grandes cosas. Y su reciente medalla de oro en Veracruz revela su carácter, enraizado en una convicción de superaración constante, donde poco o nada importan las adversidades que se le presentan y que han sido muchas.