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[Reseña] Vampire: The Masquerade – Swansong, una aventura narrativa densa, lenta y bastante difícil de disfrutar

La nueva entrega del universo de Vampire: The Masquerade ha dado el salto a la nueva generación de gameplay.

2022-06-08

Plataforma reseñada: PlayStation 5

Antes de hablar de Vampire: The Masquerade – Swansong, es muy importante comprender este universo. La saga de Vampire: The Masquerade se basa en los juegos de mesa de World of Darkness, los cuales poseen un universo gigantesco, con una rica historia y muchísima información difícil de procesar si es la primera vez que alguien se acerca a esta franquicia.

No es la primera vez que vemos a Vampire: The Masquerade en el universo de los videojuegos. Esta saga se ha caracterizado por narrar su extensa historia a través de juegos que se enfocan, claro, en la narrativa, como novelas visuales o RPGs. Como ejemplos, tenemos los títulos de Vampire: The Masquerade – Bloodlines, Vampire: The Masquerade - Coteries of New York y The Council.

Verán, en el universo de Vampire: The Masquerade, el mundo en el que vivimos está repleto de seres vampíricos, los cuales se dividen en ciertos grupos, como una especie de división social entre vampiros. Los vampiros viven entre nosotros, pero tienen prohibido revelar su existencia a los seres humanos, lo que se conoce como la regla de la Mascarada.

El argumento del juego no es tan simple como parece, es más bien, difícil de resumir. La Corte de Boston (es decir, el grupo de vampiros cuya base está en Boston) tiene graves problemas, pues se ha levantado una alerta roja, llamando a todos los vampiros de la ciudad al palacio de la Príncipe (el título de Príncipe es para aquel que lidera la Corte) Hazel Iversen. La razón: se ha roto la Mascarada.

Ahora que la Mascarada se ha roto y los humanos saben que Boston es hogar de vampiros, se organizarán cacerías y aquellos que deseen sobrevivir deberán escapar cuanto antes. Aquí es donde da inicio el juego, pues la Príncipe encarga a tres personajes la labor de investigar bajo las sombras, por cualquier medio que consideren necesario, qué es lo que ha ocurrido realmente y quiénes son los involucrados.

Los modelados de los personajes lucen toscos. Plásticos.

El juego cuenta con tres personajes jugables, Emem Louis, Leysha y Galeb Bazory, cada uno cuenta con habilidades propias, aunque al jugar con cada uno de ellos por primera vez podremos asignar puntos que beneficiarán una u otra habilidad, como ser más eficaces en las persuasiones o mejorar su habilidad para hackear dispositivos y recopilar información.

Todo esto es la primera hora de juego y la cantidad de información que el título trata de meter al jugador como poniéndole un embudo en la boca es sumamente abrumadora. Pero es que eso no es todo, pues las mecánicas de juego, lo que es el juego como tal, son más confusas que divertidas. Es más, ni siquiera sé por dónde empezar a describirlas.

Nuestra misión principal (y el enfoque del juego) es investigar, por lo que el título prioriza todo lo respecto a jugabilidad que esté orientado a esto. Podemos interrogar a algunos personajes, pero esto agotará nuestra barra de resistencia, al igual que usar nuestras habilidades... O algo así, la verdad es que no me ha quedado del todo claro ni tras varias horas jugando.

Las complejas mecánicas de juego resultan un dolor de cabeza.

El juego, como RPG, lo cierto es que no funciona, las mecánicas son demasiado complejas y ponen obstáculos de más al jugador, que sí, puede ser que haga la labor de juego más “detectivesca”, pero para seguir el hilo narrativo de manera más disfrutable, lo cierto es que no funciona, sino más bien al contrario, estropea la experiencia. Vampire: The Masquerade – Swansong habría funcionado mil veces mejor como una aventura narrativa pura, y no como un híbrido entre este género y el RPG.

La lectura es una parte importante del juego, especialmente si somos nuevos dentro del universo de Vampire: The Masquerade. Eso sí, el juego no falla en dar explicaciones, pues si en un diálogo se refieren a un término, hecho histórico o personaje del universo de Vampire: The Masquerade que los jugadores puedan desconocer al no estar tan familiarizados con la saga, entonces rápidamente saltará un texto que indica que en qué parte del menú encontraremos información sobre aquello que desconocemos. Esto se traduce a literalmente horas de lectura.

Existe cierto encanto en explorar los lugares que ofrece el juego, con cada uno de los personajes disponibles, utilizando sus habilidades y conociendo este mundo y a sus personajes. Durante las misiones de la historia, deberemos cumplir objetivos con el fin de recabar información para nuestra misión, para ello, tendremos completa libertad de ruta, y podremos obtener esa información de la manera que creamos más conveniente.

A medida que avanzamos en la historia, ganaremos puntos de habilidad en cada capítulo, los cuales podremos repartir entre las habilidades de los personajes.

Pero bueno, ha llegado el momento de hablar del apartado gráfico, que es donde el juego se convierte en un título de horror. Aunque el salto gráfico desde Vampire: The Masquerade – Bloodlines ha sido muy, muy grande, Vampire: The Masquerade – Swansong todavía se queda a medio camino. Aunque los entornos están muy bien logrados, los personajes flanquean terriblemente.

Desconozco se la desarrolladora Big Bad Wolf empleo captura de movimiento para la realización de este juego, no he podido encontrarlo en internet, pero tras haber jugado al título, me es evidente que no. Pero aún sin captura de movimiento, por lo menos hubieran implementado captura facial para los rostros de los personajes, los cuales se ven, sinceramente, espantosos.

Para una aventura narrativa en la que lo más importante serán la historia y sus personajes, el no darle el suficiente cariño a los rostros de los personajes y sus expresiones faciales es un grave error. Hay momentos en que los rostros de los personajes parecen tener vida propia o no tener vida en absoluto, lo cual hace perder la inmersión de la historia.

Los rostros de los personajes (protagonistas o NPCs) a veces se contorsionan de esta forma.

Como dije Vampire: The Masquerade – Swansong habría funcionado muchísimo mejor como una simple aventura visual, pues sin combate, mecánicas como ventajas y mejoras de personaje se tuvieron que aplicar a cosas como la capacidad de deducción o de acertar persuasiones, lo cual, si bien no está mal, complica demasiado el hilo narrativo y termina por hacer que el jugador pierda la paciencia.

Si gustan de un buen juego sobre vampiros, con una excelente narrativa, una historia atrapante y una jugabilidad decente, mas no sobresaliente, nuestra recomendación para ese caso sería Vampyr, que es un título bastante genial y súper recomendable.

[Reseña] Vampire: The Masquerade – Swansong, una aventura narrativa densa, lenta y bastante difícil de disfrutar