Han pasado cuatro años desde el día en que John Herdman, nativo de Consett, Inglaterra, de 46 años, se hiciera cargo de su primer partido masculino para Canadá con una victoria por 1-0 sobre Nueva Zelanda en Murcia, España.
El partido marcó la presentación oficial de Herdman como líder del equipo masculino, pero no era una cara nueva en la escena futbolística del país norteamericano. Herdman había sido entrenador en jefe del equipo femenino de Canadá durante seis años, luego el organismo rector nacional del deporte despidió al anterior entrenador masculino, Octavio Zambrano, y lo reemplazó con el inglés en enero de 2018.
Cuando en 2018 decidió abandonar el cargo de la femenina para ir al cuadro masculino, Herdman dejó un equipo consolidado y su lugar lo ocupó Bev Priestman, quien era su asistente, también inglesa, y al darle continuidad al proceso los resultados llegaron rápido, pues en los Juegos Olímpicos de Tokio ganaron medalla de oro superando así el trabajo de Herdman que logró bronce en los JJOO 2012 y 2016.
Ahora de la mano de Herdman, Canadá ha conseguido por primera vez, desde 1986, un boleto a un mundial de fútbol masculino y gracias al liderazgo de este entrenador inglés, serán una de las caras nuevas en Qatar 2022.
Según medios canadienses, “las huellas dactilares de Herdman están en todos los programas” ya que cuando asumió el cargo, sus equipos han alcanzado alturas sin precedentes.
Los cimientos que Herdman, quien además de 2006 a 2011 trabajó con mujeres en la selección de Nueva Zelanda, sentó para el fútbol femenino y masculino en Canadá y son los caminos que llevaron al éxito a ambos equipos. Además ha despertado una nueva popularidad del deporte que lo convierten, hoy por hoy, en la persona más importante e influyente del fútbol canadiense en la última década.
Cuando se le preguntó al portero Milan Borjan el mes pasado, después de que Canadá venciera a Estados Unidos 2-0 en Hamilton, si podía señalar qué cambió fue importante para este ascenso meteórico del país en la Concacaf en el lapso de un año, la respuesta del portero Borjan fue concisa: “Solo puedo decir dos palabras. John Herdman. Eso es todo”.
“Cada vez que habla con el equipo, este tipo me hace sentir como si quisiera atravesar una pared”, dijo Alphonso Davies al analista Kristian Jack. “Cada vez que habla con el equipo, nos motiva a un nivel diferente”.
Y es que ser un motivador no es la única fortaleza de Herdman como entrenador. Aportó estructura, responsabilidad, comunicación y una variedad de nuevas tácticas a los programas de mujeres y hombres, según los reportes en aquel país.
Herdman sabe cómo implementar y ejecutar planes, y construir cultura. También tiene una mente astuta para el lado comercial del deporte, y la habilidad para identificar el talento antes que la mayoría.
Su capacidad de ver era el próximo paso en la línea masculina se hizo indispensable para la Canada Soccer en el momento en que el equipo necesitaba un nuevo entrenador buscando una verdadera revolución en este equipo que había fracasado desde hace 36 años en cada proceso eliminatorio.
Sin embargo, ha sido la capacidad de Herdman para inspirar a sus dirigidos lo que lo distingue. Y no solo las estrellas del equipo se han beneficiado del enfoque de Herdman, pues ha hecho un trabajo significativo al convertir a los menos conocidos del equipo, como Alistair Johnston y Sam Adekugbe, en colaboradores fundamentales.
El mediocampista Liam Fraser, utilizado predominantemente como suplente durante la clasificación para la Copa Mundial, es un jugador que ha florecido bajo el entrenador, mejorando la base del equipo. Fraser no puede expresar con palabras sobre cómo se siente acerca de la fe que Herdman le ha mostrado al sustituirlo en momentos críticos durante la campaña de clasificación.
“La retroalimentación de (Herdman) siempre es insuperable, él tiene una gran relación con los jugadores y el equipo, donde puede decir cosas y darte retroalimentación donde sabes que no vas a reaccionar”, Fraser. dijo.
El mediocampista Mark-Anthony Kaye cree que Herdman siempre supo que los jugadores de Canadá tenían la capacidad de establecer estándares más altos para ellos mismos, de ir a cada juego con la esperanza de ganar, sin importar a quién enfrentaran o dónde jugaran.
Al provocar tal cambio en la mentalidad de los equipos masculino y femenino de Canadá, Herdman no solo cambió la suerte del equipo, sino el deseo de los jugadores por el juego y por jugar para su país.
“La forma en que nos unió a todos para comprender la importancia de lo que estamos haciendo por nuestro país”, dijo Kaye, “te hace darte cuenta de lo agradecidos y bendecidos que somos de ser canadienses”.
