Liga Nacional

Roy Posas: 'Mi problema fue que tomaba mucho, pero nunca usé drogas”

El ex defensor tomó la decisión de retirarse del fútbol y revela todo lo malo que hizo en su carrera.

2015-08-05

Roy Posas abrió su corazón y lo contó todo, lo hizo frente a Jairo Martínez, un compañero de club que casi siempre lo aconsejó, aunque muchas veces esas recomendaciones que le daba, nunca las tomó en cuenta.

Una lesión de rodilla lo apartó del fútbol ya hora decidió dedicarse a otro negocio, pero hoy decidió revelar todas las malas decisiones que tomó y unas de las que se arrepiente fue haber tomado el vicio del alcohol en el momento cumbre de su carrera.

¿Te acuerdas cuando le robabas los confites a Regina en la pulpería?
Ja, ja, ja, son cosas de niños, cuando estaba pequeño, mi mamá tenía una
pulpería y le robaba los confites. Hay una anécdota: una vez me dijo que le pelara los bombones y yo fui a pelar una bolsa, ja, ja, ja, pero esos no me los comí. Ella me decía que se los cuidara.

¿Cómo fue tu niñez en Danlí?
Tuve buenos amigos y me crié jugando fútbol, fuera del estadio. Mi vida siempre fue la pelota, porque vengo de una familia futbolera. Gracias a Dios tuve una carrera que no fue mala.

¿Es cierto que dejaste los estudios por el fútbol o te mantuviste en clases?
Me gradué de comercio en el colegio y luego decidí dejarlo porque quería jugar fútbol, el salario mínimo de aquel momento era de 4 mil lempiras y cuando llegué a Motagua empecé a ganar 6 mil, entonces continué en el balompié.

¿En qué equipos de Danlí jugaste?
En un club que se llamaba Héroes en infantil y juvenil, recuerdo que el técnico era Jorge Barahona, luego pasé al Apaguiz en Liga Mayor con el profesor Mario Rodríguez, me fui al Marathón y luego a Motagua.

¿Dónde hiciste las inferiores?
Las hice acá en Danlí, pero me fui a los 12 años a la Liga Mayor de Motagua.

Recuerdo cuando Roy Posas (su papá) te llevaba a los entrenamientos del club, nosotros veníamos empezando, pero vos eras un niño de 10 años...
Siempre iba a los entrenamientos, ustedes eran mi reflejo y recuerdo que me ilusionaba con ir a Danlí a decirle a todos que yo entrenaba con Amado, con vos, la Barbie y todo ese equipo que ganó el bicampeonato.

¿Cuándo te metiste en serio a jugar con Motagua?
Lo que me ayudó fue que estuve en una Selección Sub-15 y Sub-17 con el profesor Jorge Jiménez y Óscar Salgado, eso me llevó a que Motagua me hablara para jugar en segunda división, me fui y pasé por la Sub-20. Luego realicé una pretemporada con el primer equipo.

¿Qué entrenador te llevó a esa pretemporada?
En segunda división fue el “Cocodrilo” González, pero quien me llevó a Liga Nacional fue tu papá Ramón “Primitivo” Maradiaga, ja, ja, ja.

¿Creíste que por ser hijo de Roy Posas iba a ser fácil triunfar en el fútbol profesional?
Contra eso he luchado toda mi vida, la gente me decía que jugaba por influencia de mi papá y en el fútbol si no hay capacidad no juegas, podés ser el hijo del presidente y si no tenés nivel no vas a jugar en Liga Nacional. Por eso cuando salí de Motagua y me fui para Valencia pensé que era el momento de demostrar que en un equipo pequeño iba a participar y que no estaba ahí por mi papá.

¿Qué consejos te daba tu papá Roy Posas?
Vos fuiste compañero mío en Motagua y selecciones nacionales y sabés muy bien que mi papá nunca anduvo encima de mí. Cuando llegábamos a la casa me decía en qué andaba fallando y me corregía los errores. Siempre fue exigente y gracias a Dios cada día mejoraba porque deseaba jugar en el extranjero, algo que nunca se me dio.

Foto: Diez

Roy Posas compartió con Jairo Martínez quien lo vio iniciar en su carrera como futbolista.

¿Te sentías presionado por ser hijo de Roy Posas?
Claro que sí, sobre todo porque me tenía que esforzar el doble que mis compañeros, porque si no, iban a decir que estaba ahí por mi papá, yo siempre quería estar en el equipo titular y eso no es fácil en el fútbol.

¿Te acuerdas del día de tu debut con Motagua?
Solo me acuerdo que fue contra Marathón en San Pedro Sula en 2003. Fue la primera vez que me llevó en lista el profesor Alejandro Domínguez, recuerdo que ese día se desgarró Elmer Montoya y yo estaba en la banca, me dijo el profe, ‘alístate que vas a entrar a jugar’, mi papá estaba ahí y me indicó que ese era el partido que estaba esperando en mi vida y que entrara tranquilo. Me enfrenté con José Pacini y Denilson Costa, lo hice bien y empecé a ganar el puesto de titular en el equipo.

¿Quiénes eran tus mejores amigos en Motagua?
Iván Guerrero, Amado Guevara, Noel Valladares y vos. Recuerdo que en un momento me estaba descarrilando y ustedes me llamaron aparte y me dijeron que si seguía así me iban a cortar, se me acercó Iván y Amado para decirme que anduviera por el camino tranquilo.

¿Qué tan difícil es llegar a un equipo de primera y conseguir un puesto?
Bastante, porque hay demasiada competencia con el compañero y para ser titular hay que superarlo. Jugar en Liga Nacional es muy difícil.

¿Te acuerdas por qué saliste de Motagua?
Fue porque andaba cometiendo actos de indisciplina, me iba a trasnochar, a tomar y me sintieron el olor a alcohol en el entrenamiento de Motagua, esa fue la primera vez que me separaron y me mandaron para el Valencia de Choluteca.

Reconocí mi acto de indisciplina y me fui tranquilo, hice un buen torneo y me fui para el Hispano. Luego me volvió a traer Motagua.

¿Te arrepentís de lo que hacías en ese momento?
Claro que me arrepiento, hoy en día miro defensas inocentes para jugar. Si yo hubiera estado en Motagua, hubiese agarrado selección y también hubiera salido al extranjero, por eso me arrepiento, pero son cosas de la vida y he aprendido de todo.

¿Crees que tuviste malas amistades?
Uno solo se arruina, las amistades influyen, pero es uno el que toma el camino negativo, me llevaba con gente que no era la adecuada y me desvíe del fútbol, por eso salí de Motagua.

Recuerdo que le decía a mis compañeros que no les importara si salía, que lo importante era que rindiera en los partidos y a la larga ellos solo me daban un consejo. Quisiera retroceder el tiempo y hacer caso para andar por el camino correcto.

¿Recuerdas el día que estuviste en un restaurante y hasta disparos hubo?
Esa fue la segunda vez que estuve en Motagua, recuerdo que nos ganó el Deportes Savio y andaba decepcionado y me fui a tomar con amigos y unas muchachas, esa vez le hablé a Luis Rodas porque era mi mejor amigo y entonces él cometió el error.

Nunca lo había dicho, pero fue él quien armó el relajo y nos llevaron presos. Nos llevaron a la posta de La Granja y luego a la Cuarta Estación, me fui a sacar mi exsuegra y no me quise ir por acompañar a Rodas.

El relajo lo armó Rodas porque agredió a un mujer y la Policía estaba como a tres cuadras de donde nosotros departíamos y él les dijo que hicieran lo que quisieran, que íbamos a salir rápido, porque éramos jugadores y por eso nos llevaron presos. Eso marcó mi vida porque debido eso salí de Motagua y andaba por un buen momento.

¿Te afectó la fama en ese momento?
Claro que sí, sobre todo porque crecí solo, nunca tuve a alguien que me dijera que no hiciera las cosas malas, mi madre estaba en Danlí y mi papá siempre de viaje con la Selección Nacional, cuando ustedes andaban en el preolímpico, yo quedaba solo en la casa. Mi mamá me controlaba por teléfono, yo le decía que ya iba a dormir, pero cuando colgaba me iba para la calle a parrandear.

¿Cómo te fue en Valencia?
Muy bien, estuve en el equipo un año y entramos en la liguilla. El técnico era Edwin Pavón y la verdad que era un equipo que aunque pagaban poco, nos daban todo el apoyo y recuerdo que vendieron la categoría y pasé al Hispano de Comayagua.

Cuando estaba ahí me habló Rolando Peña para decirme que me quería llevar al Marathón, me gustó la idea porque en ese momento ellos estaban pagando bien, pero “Primi” Maradiaga se comunicó conmigo y me dijo que tenía que volver a Motagua, como siempre he sido motagüense de corazón, no dudé.

Eso fue en 2007, me mencionó “Primi” que Javier Martínez estaba de salida y que me ocupaba en ese puesto, pero me preguntó cómo estaba en mi vida personal y yo le dije que había madurado y dejé a Rolin Peña con el contrato hecho.

Y alcanzaste tu mejor nivel en Motagua.
Sí, hasta estuve cerca de ir a la Selección Nacional, hasta don Eduardo Atala me decía que me portara bien y me regalaba tacos porque me iba a ir mejor, pero en eso cometí ese error que destruyó todo.

En ese momento te pudiste ir al fútbol extranjero.
Iba a hacer una prueba con el Atlético de Madrid por el buen rendimiento que tenía, pero todo se cae cuando uno no anda por el buen camino, yo me sentía con capacidad de jugar en el extranjero, pero no se dio, aunque en los clubes donde estuve siempre di lo mejor de mí.

¿Cómo fue el paso por Olimpia?
Fue malo porque no tuve oportunidad, no porque no me la daban, sino porque yo tenía un problema en la rodilla y ellos ni sabían, entrenaba con dolor. Lo que quería era debutar con Olimpia y no pude porque nunca me puse bien físicamente. Pero la verdad es que el club me trató muy bien, es una gran institución.

Foto: Diez

Roy Posas tuvo su paso por el Olimpia.

¿Qué pasó que no te quedaste más tiempo?
Tuve un problema, ellos me pusieron en transferencia y me salió la oportunidad de irme a Guatemala y me papá me dijo que me fuera para que limpiara mi imagen y la gente olvidara todo lo que pasó conmigo y por eso me fui a jugar un año con el Heredia de ese país, también tuve un buen torneo allá.

Luego regresé al Necaxa y ahí solo jugué un torneo porque me lesioné y me operaron de la rodilla. Estuve seis meses sin jugar y en eso me habló el Atlético Choloma que me fuera a probar. Me expresaron que si me iba a tomar unas cuantas, que lo hiciera en mi casa porque allá era pequeño y peligroso. Yo les dije que no se preocuparan.

¿Cómo es la vida jugando en equipos pequeños?
Nunca será igual a la de un equipo grande, uno llega con la espalda dura a los partidos cuando se viaja por la incomodidad de los buses en los que nos transportamos, pero uno se adapta porque solo piensa en que uno pueda mejorar su carrera.

¿Qué pasó realmente que no pudiste irte a Juticalpa FC?
Me fui a firmar el contrato un martes con el pastor, que es presidente del equipo, me atendió muy bien y me dijo que quería que participara con el equipo y le dije que me esperara hasta el viernes, porque tenía que decidir con mi familia si iba a seguir o no jugando fútbol, me estaban hablando y no me presenté, decidí no jugar por miedo a lo económico, pero más porque quería estar con mi familia. Tomé la decisión con mi novia Marlen Solórzano. Pero le agradezco a esa gente porque me dieron la oportunidad y no acepté porque ahora tengo otras metas.

¿Qué opinas del Juticalpa FC?
Ellos tienen una emoción porque acaban de ascender, desde el primer día que llegué a la ciudad todos estaban alegres. Creo se han reforzado muy bien y van a dar la batalla en la Liga Nacional.

¿Qué se viene en la vida de Roy?
Me estoy dedicando con mi novia a un negocio personal vendiendo abono para café y ahí vamos mejorando. Para el próximo año tengo un proyecto.

¿Cómo es la transición de dejar la pelota por el campo?
Estoy en el campo, pero no me estoy dedicando al café, solo estoy aprendiendo porque en un futuro puedo lograr a dedicarme a eso.

¿Qué harías diferente si volvieras a empezar tu carrera?
No hacer lo que hice antes, solo jugaría fútbol, porque si uno se cuida rinde mucho. Si volviera atrás me dedicaría al balompié.

CORTITAS Y AL PIE

¿Tu papá?
Lo más importante en mi vida.

¿Tu mamá?
La persona que siempre me apoyó en las buenas y las malas.

¿Tu hermano?
Otro soporte porque cuando jugábamos juntos siempre me decía en lo que fallaba. Ha sido mi mejor crítico.

¿Tus amigos?
No muchos, tengo varios conocidos, pero no amigos en especial.

¿Tu futura esposa?
Es todo lo que tengo y espero estar con ella siempre y ser feliz.

¿Danlí?
Es la ciudad donde nací y la que más quiero.

¿Los vicios?
Ya no quiero hablar de eso. Quedó en el pasado.

¿Motagua?
Soy Motagua de corazón, pero me hicieron mucho daño.

¿La Selección Nacional?
Está bien dirigida y pienso que irá al Mundial de Rusia 2018.

Foto: Diez

Sus mejores momentos los vivió jugando para Motagua donde logró ser campeón.