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El papel de la euforia en los juegos de casino y las apuestas deportivas: ¿beneficio u obstáculo?

Esto no necesariamente es algo bueno o malo, todo depende de cómo las personas manejan sus emociones.

2025-09-22

La euforia no es solo una “sensación agradable”, es el motor que mantiene la rentabilidad de los juegos; se trata de un estado temporal e intenso de excitación que a menudo es provocado por una victoria o por un “casi gano”. Esto no necesariamente es algo bueno o malo, todo depende de cómo las personas manejan sus emociones.

Y no se trata de un invento, sino que es un evento neuroquímico bastante potente que es impulsado principalmente por el aumento de dopamina en la vía de recompensa al cerebro. Es el mismo transmisor asociado a otras actividades gratificantes, como comer, hacer ejercicio, escuchar música o ganar una competición. Cuando algo te hace sentir muy bien (o más que bien), quieres más.

Esta misma respuesta es la que muchas plataformas buscan potenciar a través de diversas estrategias. Herramientas promocionales como los bonos de casino y casas de apuestas están diseñadas para intensificar y prolongar esta experiencia, buscando maximizar el disfrute del usuario. Sin embargo, la pregunta central es: ¿qué genera la euforia en los apostadores, que suele verse como algo negativo? A lo largo de este texto se responderá a esa pregunta, aunque no todo es malo.

Beneficios de la euforia

La realidad es que, aunque no lo sepan, la sensación de euforia es el objetivo principal para la mayoría de los jugadores ocasionales. Saben que pueden perder (y que es lo más probable que ocurra), pero es esa emoción de ganar el premio mayor de una tragamonedas o la adrenalina de acertar un pronóstico deportivo lo que proporciona el entretenimiento real. Por eso, la euforia no es algo malo si se lleva por el buen camino: solo es parte de la diversión.

También es una manera de mejorar las experiencias sociales. No hay nada más emocionante que la euforia compartida al celebrar una victoria con amigos o chocar los cinco con desconocidos tras un gol de último minuto.Además, sirve como un escape de la realidad, y no en el mal sentido. La rutina suele generar estrés, ansiedad o aburrimiento, y, para algunas personas, este es un mecanismo para levantar su estado de ánimo.

Problemas de la euforia: el motor de la adicción

Aquí es donde reside el peligro. La euforia, a pesar de brindar algunos beneficios, es el catalizador de varias trampas psicológicas, como se puede apreciar a continuación.
■ Refuerzo positivo: el cerebro vincula la acción de apostar con la recompensa (que es la euforia) y aumenta las probabilidades de repetir el comportamiento.
■ Perseguir las pérdidas: después de perder, el recuerdo del estado eufórico anterior es tan fuerte que impulsa al jugador a seguir apostando para recuperar esa sensación, creyendo que así resolverá el estado emocional alcanzado por la derrota.
■ Ilusión de control: una gran ganancia puede crear un sesgo cognitivo peligroso. El ganador cree que todo se debe a su “habilidad” o “estado de gracia” y olvida la ventaja inherente de la casa, especialmente cuando hablamos de casinos. Esta confianza conduce a apuestas más grandes y, en consecuencia, a mayores pérdidas.
■ El efecto del “casi ganar”: todas las personas que apuestan, ya sea en deportes, casino o incluso loterías, han dicho “por poquito” al perder con un resultado muy cercano al de una victoria. El problema es que los “casi gano” activan el mismo efecto que las ganancias reales, generando una forma de euforia que anima a los apostadores a seguir jugando a pesar de las pérdidas.

Cuando el juego no se lleva a cabo de forma responsable, es muy fácil dejarse llevar por la sensación de euforia. Por eso, es importante establecer límites antes de empezar cualquier sesión.

Juegos de casino vs. Apuestas deportivas: ¿dónde es más perjudicial la euforia?

Depende de cómo se evalúe, pero la euforia es perjudicial en ambos casos. Por ejemplo, en el casino, la velocidad del juego es altamente perjudicial. Los usuarios pueden jugar una ronda tras otra en cuestión de segundos, especialmente en las tragamonedas, creando un programa de recompensas que lleva a una constante sensación de euforia.

De la misma manera, los juegos de casino están diseñados para potenciar las respuestas eufóricas al ganar e incluso al casi ganar. Existe una estimulación sensorial continua que incita al jugador a seguir jugando.

Por el lado de las apuestas deportivas, el principal punto negativo es la ilusión de control. Los apostadores suelen atribuir las victorias a su propia habilidad, análisis o “sistema”. En este caso, la euforia está ligada al ego, llevando a un exceso de confianza y a la creencia de que el éxito de las próximas apuestas está garantizado gracias a la habilidad.