A Valentín Barco le queda poco tiempo en Boca Juniors. Cuando debutó en primera con 16 años a mediados de julio de 2021 los flashes de Europa ya lo esperaban. Contra Fluminense, el sábado en la final de la Copa Libertadores 2023, inicia su baile de despedida.
Bendecido con una zurda envidiable y un talento que va en aumento, el “Colo” -por el tono rojizo de su cabello- es la última joya conocida del semillero xeneize, un muchachito irreverente y hasta provocador con la pelota pese a su inocente carita de “yo no fui”.
Con 19 años, Barco asumió sin titubeos el rol de conductor de un Boca Juniors huérfano de creatividad y desde el arribo en abril del técnico Jorge Almirón, cuando el Xeneize hacía agua como el Titanic, el chico maravilla se plantó en el campo con la cabeza de un veterano.
Juan Román Riquelme, vicepresidente y máximo ídolo de Boca Juniors, le regaló recientemente un simpático elogio al calificarlo como un “atorrante”.
“Si me preguntas de qué juega, te digo que no sé. Lo ponés en cualquier lugar y lo hace bien. Tiene técnica, golpea bien la pelota, y tiene la suerte de crecer al lado de estrellas”, aseguró el histórico ‘10’ boquense.
Las palabras de Riquelme son un guiño al fútbol europeo, muy pendiente de los nuevos talentos que brotan en las canchas sudamericanas para ficharlos a velocidad de rayo.
Así fue como el Getafe de España y el Brigthon de la Premier League inglesa tocaron infructuosamente las puertas de La Bombonera en el último mercado de pases de Europa. Incluso, se especula en la prensa argentina que Guardiola lo tiene como objetivo para ficharlo en enero.
Con vencimiento de contrato a finales de 2024 y una cláusula de rescisión pactada en 10 millones de dólares, el “Colo” tiene las horas contadas en Boca, y qué mejor que decirle adiós al Xeneize coronándose campeón de la Libertadores.
“Pensamos desde que arrancó la Copa que tenemos que salir campeones (...) Sabemos la ilusión que tiene toda la gente de Boca, esa ilusión es nuestra también. Sería hermoso quedar en la historia de este club, estamos cerca”, dijo Barco.
Al “Colo” no le inquieta que el “Flu” juegue en casa porque “nosotros nos sentimos local en todos lados. Juegan bien, pero nosotros también, así que vamos a ir a ganar”.
“Tenemos un gran equipo. Nombre por nombre, tenemos el mejor plantel de Argentina (...) Cavani, Chiquito y Rojo te ayudan mucho. Son figuras que jugaron Mundiales, todo. Aprendés todos los días de ellos”, anotó.
Mitad en serio y mitad en broma, ese fue el pedido que le hicieron el golero Sergio “Chiquito” Romero y el delantero Darío Benedetto, dos de los peso pesados del vestuario xeneize, cuando los rumores de transferencia lo acechaban a mediados de año.
“Yo le pido que me ayude a ganar la séptima y después que haga lo que quiera”, confesó Romero. “Que se quede hasta diciembre a ver si podemos ganar la séptima. Cuando sos crack tenés la posibilidad de ser vendido en cualquier momento”, sostuvo Benedetto.
Barco, por ahora, guarda silencio frente al eventual adiós a Boca. Con el mismo desparpajo con el que juega gambetea las preguntas sobre su futuro. Lo cierto es que el teléfono de Riquelme no ha parado de sonar desde mitad de año, más ahora cuando el pibito se puede graduar de genio en el Maracaná.