Es un jovencito tranquilo. Muy colaborador. Ágil para resolver todos los problemas que se le han presentado a la Selección Nacional desde su arribo a Río de Janeiro. Él es uno de los 70 mil voluntarios que trabajan en las olimpiadas y su tarea ha sido estrictamente atender todas las necesidades de la Bicolor y ser el guía en cada paso que ha dado el equipo nacional en esta aventura olímpica.
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Desde el pasado 31 de julio, día en el que la Selección Nacional pisó suelo carioca, Vinicius ha estado pendiente del equipo catracho las 24 horas del día y los siete días de la semana. Ya son dos. Él se encarga de la logística, de las agendas, de tener contacto con los organizadores. Vive en la Villa Olímpica junto a la escuadra catracha, viaja con ellos y está presente cada vez que el técnico Jorge Luis Pinto lo requiere.
Dice que es seguidor del Corinthians y se molesta cuando le nombran al Sao Paulo. 'Yo soy hombre', dice en tono de broma. Vinicius se ha encariñado de Honduras. Habla muy bien el español y en estos Juegos ya se siente un catracho más.

Vinicius Carrillho esperando que la Selección termine uno de sus entrenamientos en Río.
Va de un lado a otro siempre pensando en el bienestar del equipo. Ha disfrutado cada momento y ahora que Honduras está en las semifinales del torneo lo ha celebrado como un catracho. 'Ahora hay que ganarle a Brasil, sí se puede, no deben tenerle miedo', dice en referencia al equipo de su país.
Se nota que tiene pocas horas de descanso, pero no le importa porque la experiencia que está viviendo es única. Y mucho más porque Honduras está en semifinales y su equipo, porque ahora se siente parte, ha tenido una presentación fantástica.
'Si Honduras no se asusta en el Maracaná irá a la final', advierte con mucha seguridad. Vinicius llegará hasta el final de las olimpiadas con Honduras. Por su cabeza nunca se lo imaginó, pues seguramente pensó que volvería a su casa antes de lo esperado.
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