Su padecimiento le ha prohibido realizar diversas actividades como caminar, correr, hablar con normalidad o utilizar sus manos, pero algo que lleva dentro y que nadie se lo puede quitar es el amor al fútbol y esa pasión incondicional hacia Motagua, pese a que su papá es un gran aficionado al Olimpia.
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Sentado en su silla de rueda y sujetado con un fajón para no caerse, así pasa Carlitos la mayor parte del tiempo cada día en el barrio el Caserío de las Joyas, calle que va hacia la Villeda Morales.
Su familia es de escasos recursos y por eso hasta ahora no ha podido conocer el estadio Nacional y mucho menos ver en persona a su gran ídolo, Rubilio Castillo, quien sin saberlo le ha dado muchas alegrías con sus goles y que el pequeño Carlos ha gritado desde el fondo de su corazón en su humilde casa.
Carlos Medina no paró de sonreír por cada pregunta que le hacía el delantero Rubilio Castillo.
Diez conoció la historia de Carlos Daniel Medina y de inmediato se contactó con Rubilio Castillo para que llegara a visitarlo, algo que el artillero de los azules no dudó en decir “sí”.
“Cuando me dicen que tengo que ir a visitar personas así nunca lo pienso dos veces, con tal yo pueda y tenga el tiempo siempre tendré los brazos abiertos para ayudar en este tipo de ocasiones”, dijo “Roruca”.
Trascurrían las 12:00 del mediodía cuando Rubilio llegó a la casa de Carlos Medina, quien al ver al atacante ingresar a su vivienda, el semblante de su rostro cambió completamente y la felicidad que reflejaba fue incomparable.
“¿Hola, cómo estás?, ¿Sabes quién soy?”., le consultó Castillo al mirarlo, el pequeño, quien sin dudarlo gritaba de emoción al mirar a su ídolo futbolístico, rompió el hielo con un cálido abrazo. “Ver la alegría en sus ojos al mirarme es algo que no tiene precio, es algo muy especial que te llena el corazón y satisfacción al saber que como persona estás haciendo las cosas de la mejor manera, y que soy ejemplo vivo para todos los niños en general”, comentó Castillo.
Rubilio Castillo llegó acompañado de su esposa Anyi García, que también disfrutó del momento con Carlos Daniel Medina.
Pero la llegada de Rubilio no era la única sorpresa que le esperaba a Carlos Medina y es que también recibió la camisa del Motagua a manos de su ídolo, algo que no tenía hasta ahora.
Fueron dos horas que estuvo el delantero conversando con él y sus padres, que sin duda para Carlos quizás pasaron fugazmente, pero “Roruca” tuvo la iniciativa de invitarlos al estadio Nacional para cumplir otro de sus sueños.
“Le prometí llevarlo al estadio y hasta donde está mi alcance espero que nos acompañe y si es posible que pueda entrar al camerino también y que viva esa efervescencia que se da antes, durante y después de cada partido”, aseguró.
El pequeño desde ya sueña con alegría ese día para volver a tener a su ídolo al lado, quien tratará de anotar más goles para que esa sonrisa sincera siempre esté en su rostro a pesar de las adversidades.
LO DIJO RUBILIO:
'Para mí es sinónimo de admiración y respeto porque con la enfermedad que tiene ha demostrado salir adelante con la ayuda de Dios y sus padres”.
'Es algo lindo, uno no se da cuenta muchas veces del valor de la vida, de los hijos, es un tema muy especial que me motiva por ser parte importante de este tipo de personas”.
Padre: “Estoy agradecido con Dios y con Rubilio Castillo”
Carlos Medina, padre del pequeño, no dejó escapar la oportunidad para destacar la personalidad y humildad del atacante del Motagua.
“No es cualquier persona que se toma su tiempo para poder hacer este tipo de visitas, por eso me siento agradecido con Dios y con Rubilio Castillo por darle esa alegría a mi hijo”, dijo Carlos Omar Medina.
Madre: “La visita de Rubilio es una bendición”
María Isabel Matamoros, madre de Carlos Daniel Medina, se mostró muy feliz por la sorpresiva llegada del delantero del Motagua a su casa.
“La visita de Rubilio Castillo es una bendición para nosotros que nos viene a dar fuerza, por eso le doy gracias a Diario Diez por ayudar a que viniera porque mi hijo lo quiere mucho a Rubilio”, dijo María con mucha felicidad.
