Difícil será para el aficionado hondureño recordar el año 2021, una época donde el fútbol catracho vive una de sus etapas más grises en su historia.
El balompié nacional perdió credibilidad en la cancha y hasta en lo moral en un lapso de tres meses donde los clubes de la Liga y la Selección catracha quedaron en deuda.
Fueron tres acontecimientos que marcaron el año, empezando con un escándalo global que manchó la imagen de un club que vivió uno de los bochornos más grandes de su dorada historia.
- El martes 21 de septiembre empezó la tragedía -
Olimpia viajó dos días antes a las tormentosa tierras de Surinam, donde llegó hasta 25 horas después de zarpar desde suelo capitalino, incluyendo una demora en el camino terrestre al puncharse al autobús y quedar varados en medio de la nada.
Fue en el estadio Flora con capacidad de 3,500 espectadores donde el Tricampeón fue golpeado, aunque no dentro la cancha, pues allí ganaron 0-6 al Inter MT por el juego de ida por los octavos de final de la Liga Concacaf.
Cabe destacar que el partido fue llamativo desde antes de que empezara por la presencia del vicepresidente del país y dueño del club Ronnie Brunswijk, un anciano de 60 años exguerrillero y buscado por la Interpool en países europeos por numerosos crímenes.
Fue después del encuentro donde ocurrió. El personaje interrumpió el camerino del Olimpia y decidió regalar dinero, según dijo, era su forma de dar las gracias al club hondureño por visitar su país; él confesó que regaló al menos 100 dólares americanos a cada jugador.
El hecho fue un escándalo mundial y todo culminó con la eliminación de ambos equipos de la competición. Duro golpe para el León, duro golpe para Honduras.
- Coito y su película de terror de seis partidos -
Previo al escándalo de los merengues, la Selección Nacional había disputado los días 2, 5 y 8 de septiembre los primeros tres partidos las eliminatorias rumbo al Mundial de Qatar 2022.
Las sensaciones no eran del todo buenas, pues tras los dos juegos de arranque, la H sacó dos empates, uno en Canadá, el cual era positivo, y uno en El Salvador, el cual era negativo, por lo que los dirigidos por Fabián Coito debían vencer a Estados Unidos en el estadio Olímpico para mantener la frente en alto en la octagonal, siendo allí donde la tragedia ocurrió.
Honduras se marchó ganando y jugando bien al descanso (1-0), pero en el arranque del complemento se concedió el empate, el equipo se cayó moralmente, terminó siendo humillado 1-4 y no volvió a ser el mismo.
En la siguiente ventana de octubre, la Bicolor arrancó jugando en casa ante Costa Rica, contra quien igualó sin goles y les ponía contra las cuerdas. Tras otra goleada en México (3-0), el combinado nacional debía ganarle a Jamaica en casa para continuar con aspiraciones al Mundial, pero ocurrió lo impensado: perdimos 0-2 y quedamos virtualmente fuera. Fabián Coito fue cesado al terminar el juego el día 13.
En su lugar llegó al colombiano Hernán ‘Bolillo’ Gómez a la dirección técnica. Honduras se jugaba su última carta en noviembre el 12 de noviembre contra Panamá, una victoria les mantenía con vida, y todo iba perfecto, la Bicolor ganaba 2-0 y seguía con esperanzas, pero en el tramo final, los canaleros descontaron y en nueve minutos se pasó al 2-3 definitivo. En Costa Rica fue la tumba: derrota 2-1 con gol en el descuento y a pensar en el Mundial del 2026.
- Otro fracaso azul en Concacaf -
Motagua tenía en sus manos la posibilidad de limpiar el nombre del fútbol hondureño que había perdido credibilidad ante los ojos del mundo.
El Ciclón clasificó a una nueva final de Liga Concacaf, su tercera en los últimos cuatro años, por lo que también era su oportunidad de redimirse en el plano internacional ya que había sido sub-campeón en las ediciones anteriores traer en 2018 y 2019 ante los ticos Herediano y Saprissa en casa.
La cita era ante el Comunicaciones de Guatemala, que históricamente ha sido inferior a Honduras en el balompié, por lo que el panorama parecía favorable, pero las cosas para el país cinco estrellas continuaron saliendo mal, mejor dicho, desastroso.
Una derrota 1-2 en el estadio Nacional de Tegucigalpa había dejado muy mal parado al equipo de Diego Vázquez, pues estaba obligados a ganar en el estadio Doroteo Guamuch por al menos por un gol para ir al alargue o dos para sellar su campeonato.
En el juego de vuelta, Motagua tomó la delantera rápido a los 4’ minutos y antes de la mediahora había pegado de nuevo, un resultado que les daba el campeonato, pero pasó otra hondureñada: en los últimos cinco minutos del primer tiempo se dejaron empatar con goles a balón parado.
El equipo azul se cayó en lo mental y futbolístico y el complemento solamente fue el entierro para nuestro deporte que tantos amamos... 4-2 para los Cremas, 6-3 global y otro ridículo internacional para Honduras.
