El número 55 merengue tiene apenas 17 años y nos dice que la zona donde queda su hogar no es la más segura. La Era es uno de los sectores más conflictivos de Tegucigalpa. Ahí se creció jugando con sus aleros en una cancha de tierra que lo que menos parece es un campo de fútbol.
Axel es un soñador y lo que ha logrado hasta ahora, que es poco para todo lo que quiere, es un ejemplo claro de superación. Este muchacho ha sido una grata sorpresa, pues debutó en Liga Nacional en el partido de la segunda vuelta ante Motagua, desde ahí no ha soltado el puesto. Platicamos con él y en su forma de expresarse denota su sencillez y timidez.
Al entrenamiento, dice que se va a jalón. La mayoría de veces Michaell Chirinos pasa por su casa y así se movilizan hasta el lugar donde Olimpia hace sus trabajos.
“Estuve primero en Infop, pero llegué al Olimpia con 15 años a las reservas, yo estuve con Vargas y con el profesor Restrepo, pero todavía no se me daba la oportunidad, pero el profe Nahún me hizo debutar y por eso le agradezco, estoy alegre, debo decir que me puse nervioso cuando debuté”, comenzó diciendo.
SU MADRE ES UN EJEMPLO
Gómez no viste de marca, su ropa y tenis son los de un muchacho que quiere superarse en la vida, así le ha tocado a él y su familia. Confiesa que no conoce a su padre y que su madre, Jaqueline Guzmán, ha sido una luchadora. “Mi mamá trabaja de cocinera y antes nos cuidaba una tía, la vida no ha sido fácil y hay que sufrir. Quiero darlo todo por ella y porque quiero sacar a mi familia adelante”, comenta.
Asegura que creció en el barrio La Era. “Ahí jugaba desde que tenía cinco años, mi niñez ha sido complicada porque solo vivir con mi madre no ha sido sencillo, pero ella ha hecho todo el esfuerzo para tenerme aquí, a mi padre no lo conozco ni sé dónde vive ni nada, todo ha sido por mi mamá y todo será para ella”, siguió contando.
Es un cipote modesto. Se lleva bien con todos sus compañeros en el León, de quienes recibe consejos. Además, no quita los pies de la tierra, pues sabe que todavía no tiene un nombre de peso dentro del balompié nacional y su carrera apenas comenzó.
“El profe Víctor Flores me trajo a las reservas de Olimpia y estuve ahí, ya después me llamaron al primer equipo. Esto es un sueño para mí y toda mi familia está orgullosa, estoy para hacer lo que me proponga y he sufrido mucho para estar en un equipo grande como Olimpia y todo ha sido en base al trabajo y la humildad”, siguió contando.
Sin quitar el dedo del renglón, el zurdo habló de la semifinal ante Motagua y del momento que está viviendo.
“Estoy alegre por la confianza que me ha dado el profe, en las dos posiciones donde he jugado me he sentido bien (lateral izquierdo y volante izquierdo). Yo estoy feliz por jugar ante un club como Motagua porque son un equipo grande, hay un poco de nervios porque es un clásico y una semifinal”, cerró.
La historia de este muchacho es ejemplar, pues sueña un día con darle una vida mejor a su hermano mayor, quien tiene 19 años, y a su progenitora.
No conoce de vicios y aunque creció en una zona donde carece la seguridad, no se ha dejado llevar por las cosas del mundo que generalmente se adueñan de los jóvenes, Axel lo tiene claro y busca que el sueño no acabe y que en unos años sea el lateral fijo de Olimpia y de la Selección Nacional, o por qué no, de un club en el extranjero.