Con 26 años de edad ya ha vestido las camisetas de seis equipos de Liga Nacional de Honduras. Cristian debutó en 2008 con el Deportes Savio, su talento lo llevó a ser considerado como joven promesa del fútbol hondureño, pero la fama y el dinero le hicieron tomar un camino equivocado, se introdujo en un mundo que casi lo hace perder todo, incluso hasta su familia.
“Recuerdo que en la temporada 2009/2010 era uno de los jugadores prospectos, llegué a Olimpia en lo mejor de mi carrera, pero tomé el camino equivocado y eso me pasó tanta factura que al final ni los equipos de segunda división me querían ni de regalado”, comenzó relatando.
ALCOHOL, DROGAS Y MUJERES
Durante el primer año que estuvo en el Savio se le abrieron puertas dentro y fuera del país, eso lo nubló y le hizo perder el piso. “Comencé a creer, pensaba que ya había alcanzado todo, en eso llegué a Olimpia, me lesioné y todo se convirtió en una pesadilla, me puse rebelde para que me dejaran ir, anduve tomando y agarré muchos vicios, varios directivos me decían que tenía que cambiar mi vida, en ese momento pensaba que los equivocados eran ellos, no yo”, expresaba Altamirano, quien consiguió que en ese momento Olimpia lo dejara ir a Marathón, incluso teniendo un año más de contrato con el equipo de Tegucigalpa.
Desde temprana edad comenzó a llevar una vida desordenada, confesó que las mujeres fueron su perdición y que gracias al fútbol muchas cosas se le facilitaron, pero lo que no se imaginaba es que la fama y el dinero le harían caer más rápido.
“Aparte de las mujeres también fumaba, pensaba que esas cosas nunca iban a perjudicar mi rendimiento; yo probé la piedra y la marihuana, a pesar de que la gente dice que son las amistades quienes lo enganchan a uno, pues es uno el que decide al final con quién anda y qué hace, así que asumí las consecuencias de lo que hice”, cuenta Cristian, que ahora como parte de su testimonio de vida busca hacer conciencia en los jóvenes para que no vivan lo que él pasó.
SU ESPOSA LO ABANDONÓ
En Marathón también tuvo una exitosa etapa, pero los vicios lo fueron consumiendo hasta salir del equipo sampedrano, en ese momento saltó a Platense donde siguió con la vida loca, “pero fue ahí, en un cuartito en Puerto Cortés, cuando mi vida cambió, mi esposa me encontró unos mensajes en el teléfono celular y se fue, me abandonó, en ese momento yo me encerré a pensar en todo lo que hacía y fue como que se me cayó la venda de los ojos”.
El siguiente día, Cristian pidió ayuda, conoció al pastor Derick Hulse y comenzó a formar parte del grupo de Atletas para Cristo.
Tratando de huir y alejarse del ambiente que le había hecho tocar fondo, se fue para Estados Unidos en busca de trabajo, a su corta edad estaba dispuesto a colgar los tacos. “Estando allá, yo le dije a Dios que si el propósito de él era que no regresara al fútbol, pues que no me saliera ninguna oportunidad para volver, pero si no era así que me diera un nuevo equipo”.
Las palabras y oraciones tuvieron poder, porque cuatro días antes de que se le venciera el boleto de regreso, recibió una llamada de la directiva de Real Sociedad, fue así como hace año y medio Dios le mostró el camino a seguir y le hizo regresar al fútbol.
“Lo que me sucedió al llegar a Tocoa fue algo extraordinario, muchas personas no entienden cómo hace dos años en segunda división no me querían ni de regalado y cómo un año después los cuatro equipos grandes me pusieron ofertas sobre la mesa, al final me decidí por Real España”, revela.
UN NUEVO CRISTIAN
Ahora siente que ha vuelto a nacer, es otra persona, alejado de los vicios y dedicado a Dios, su familia y el fútbol. Piensa en llegar a la cima con Real España, regresar a la Selección y buscar una oportunidad en el extranjero.
“Yo siempre he dicho que hay dos procesos, dos desiertos que Dios te hace pasar, uno donde él te mete para dimensionarte más, para llevarte a otros lugares más importantes, y el otro desierto es donde uno mismo se mete, creo que en ese desierto yo me metí y yo mismo tenía que salir”, reflexionó el futbolista.
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UNA ANÉCDOTA, MAURO REYES LO ECHÓ
“El entrenador Mauro Reyes siempre me ha tenido mucho aprecio. Cuando estaba en el Savio, recuerdo que un día llegué bolo al entrenamiento, era un 22 de diciembre si mal no lo recuerdo, en eso dije que me sentía enfermo y no entrené, el profe solo me quedó viendo y me dijo que estaba bien, que me fuera, cuando iba a medio camino, recibí una llamado del gerente del equipo diciéndome que el profesor Mauro ya no iba a contar conmigo, que quedaba fuera del equipo. Fue en ese entonces que estuve seis meses sin jugar”.