Fueron ocho años y seis meses los que Diego Vázquez estuvo al mando del nido Azul, del cual se despidió este domingo 27 de febrero tras su fichaje en noviembre 22 del 2013.
Desde aquel partido disputado el 12 de enero en Santa Rosa de Copán donde vencieron 0-1 al Deporte Savio, el Motagua pasó dieciséis torneos, cinco títulos y misma cantidad de subcampeonatos ligueros para llegar hasta esta fecha histórica: la despedida del entrenador más exitoso en su historia.
La cita era a las 4 de la tarde en el estadio Nacional de Tegucigalpa más bonito, desde las graderías, en el que el Ciclón jugó alguna vez bajo su mando, pues era la primera ocasión que se jugaba aquí tras el cambio de look que se generó para la Toma de Posesión en enero.
El inmueble capitalino se estrenaba en el Clausura 2022 por la fecha 7 ante el Platense, al que vencieron 2-0, acabando con la racha de cuatro juegos sin victoria; este último juego fue el número 350 que Diego Vázquez dirigió a las águilas, dejando un récord de 180 triunfos, 96 empates y 74 derrotas.
Su último once titular como capitán del barco motagüense , fue el siguiente: en al arco Marlon Licona; la zaga defensiva compuesta por Wesly Decas, Denil Maldonado, Cristopher Meléndez, Marcelo Santos; el medio campo poblado por Jonathan Núñez, Juan Delgado, Jessé Moncada, Carlos Mejía; en la delantera estaban Ángel Tejeda y Franco Olego.
- El adiós de Diego -
El nacido en San Martín, Argentina, supo de su cese tras la caída por 5-0 el jueves en Seattle; la directiva azul le permitió despedirse en casa del que fue el primer club que confío en él como entrenador.
Mientras que a las 2:00 pm, los asistentes Javier Núñez y Ninrol Medina llegaron por aparte al estadio, Diego llegó al evento en el autobús junto a los futbolistas, aunque sin dar rastros de presencia.
Cuando la escuadra capitalina salió a calentar, “La Barbie” se quedó unos instantes en el camerino, para después salir sólo y realizar la cábala de siempre: pasar por la esquina del banderín izquierdo, cruzar toda la pista olímpica y llegar, como si nada, a su asiento en el banquillo.
Mientras el entrenador estaba en su trayectoria a la banca, la poca afición que asistió al encuentro se puso de pie, empezó a aplaudir y corear el nombre “Diego, Diego”, pero el estratega apenas se inmutó, levantó las manos, con poca euforia, a los alientos que recibía.
Carteles de “Gracias Diego, éxitos”, entre cánticos de la hinchada local, ambientaban el capítulo final del segundo entrenador más ganador en la Liga Nacional.
Motagua anotó el primer gol del partido a los 23’ minutos, lo hizo Franco Olego, pero todos los futbolistas lo celebraron en el área técnica abrazando a su jefe en mando. Emotivo momento en el Nacional.
Vázquez pasó la mayoría del juego sentado desde el banquillo, inusual ya que siempre se mostró efusivo dando indicaciones desde el área técnica: sus facciones eran de rostro largo, a veces se reía, y contaba con unos ojos cargados que tarde o temprano estallarían en llanto, cosa que sucedió cuando cayó la segunda anotación, esta vez por obra de Roberto Moreira, al minuto 82’.
La celebración fue la misma: todos juntos en abrazo. Diego no pudo contener las lágrimas, era el último gol que vivía como entrenador del Ciclón, el segundo más grande Honduras.
El árbitro central Alex Morazán realizó el pitido final y el estadio Nacional estalló en gritos, aplausos y alientos; esta vez, Diego sí se dirigió hacia la afición en forma de agradecimiento.
El cuerpo técnico azul se dio un emotivo último abrazo, el mismo que practicaron durante todo este tiempo cada vez que celebraban un gol, por muy insignificante que fuera; su armonía es notable.
El argentino cruzó la pista olímpica, se negó a darle declaraciones a los medios en cancha, pues argumentó que hablaría en conferencia de prensa (cosa que no pasó) y se metió rápido al camerino.
Diego Vázquez culminó su etapa con Motagua luego de ocho años y medio, y para festejar su trayectoria en el banquillo azul, él, junto a su cuerpo técnico, asistieron a la conferencia ante los medios portando un cartel que decía “Gracias totales”, agradeciendo el cariño recibido; posteriormente, se marcharon, sin dar declaraciones.
El nuevo entrenador del club se definirá el lunes por la tarde. Nirol Medina, su mano derecha, se quedaría como entrenador interino hasta final de torneo. Entre otras opciones, el presidente Pedro Atala confesó que cuentan con los perfiles de dos estrategas argentino, la del uruguayo Fernando Araújo y el eterno ídolo, Amado “Lobo” Guevara.