Liga Nacional

'No creo que vuelva a un estadio'

Ever Martínez logró sobrevivir a pesar de recibir un balazo en la cabeza.

2012-05-03

Ever Martínez miró la muerte muy cerca, anoche estaba listo para ver a su amado Motagua en el estadio Olímpico, pero lo que se encontró fue una bala que fue a dar a su cabeza, pero milagrosamente está vivo.

Uno de sus compañeros de viaje no tuvo la misma fortuna porque falleció por un impacto de bala. Ahora él le da gracias a Dios porque lo tiene con vida después de haber estado en el enfrentamiento con la barra de Marathón.

Un día después de la pesadilla, Ever, de 21 años de edad, apenas y puede hablar, pero recuerda el momento en que comenzó a correr. Los cinco restantes aficionados ingresados con heridas ya están fuera de peligro al igual que él.

En su corto relato asegura que era la primera vez que iba al estadio. 'No estábamos en el estadio, pero sí íbamos a ver a Motagua. Cuando se escucharon los disparos corrimos... de ahí no me acuerdo. No creo que vuelva a un estadio de fútbol', dice con dificultad en una camilla del hospital Mario Catarino Rivas de San Pedro Sula.

SU AMIGO PENSÓ QUE ERAN COHETES

Ever no fue el único que fue alcanzado por los tiros en la calle, su amigo Miguel Osorto también fue impactado por una bala en la espalda, pero sin darle importancia al escuchar el relajo, corrió para salvar su vida.

'Mis amigos y yo íbamos por el bulevar caminando cuando escucharon una detonación de armas de fuego, pero pensábamos que eran cohetes. Yo sentí que algo me pegó en la espalda, pero no le di importancia, pensé que era un cohetillo hasta que sentí el hoyo pedí ayuda a una patrulla que circulaba por el sector', señaló Osorto quien en horas de la tarde iba a ser dado de alta.

ESTABA HACIENDO FILA

Mario Rivera, de 23 años, y aficionado del Marathón, cuenta que estaba haciendo fila para ingresar al estadio por la parte de sol este, cuando de repente llegaron los aficionados azules y sin mediar palabras comenzaron a disparar.

'Creo que el hecho ocurrió a las 7:40 de la noche, yo llegué al estadio a las 7:15, todos los aficionados presionábamos a los portoneros que el acceso fuera má rápido, hubo un momento que sentí que me iba a morir, todo era como una pesadilla. La verdad que a un estadio no vuelvo', manifestó Rivera quien resultó con una herida de bala en el brazo derecho.

José Vargas, otros aficionado de los verdolagas, señala que; 'De la nada comenzaron a disparar. Los Revolucionarios (Barra de Motagua) llegaron donde estábamos nosotros porque no los dejaron entrar al estadio y llegaron sólo hacer daño'.