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Madre, titulada y árbitro FIBA: Sarah Rodríguez, la hondureña que hace historia en el baloncesto

Sarah Rodríguez marcó un hito al convertirse en la primera mujer en obtener una licencia de árbitra otorgada por la Federación Internacional de Baloncesto (FIBA)

2024-03-26

Sarah Mikaela Rodríguez Ferrari es una hondureña que ha trascendido barreras en el mundo del baloncesto y que continúa dejando una huella imborrable en el deporte nacional.

En octubre de 2019, marcó un hito al convertirse en la primera mujer hondureña en obtener una licencia de árbitra otorgada por la Federación Internacional de Baloncesto (FIBA), un logro que no solo la posicionó como una figura destacada en Honduras, sino que resonó en todo el ámbito deportivo internacional, pues le permite ser elegible para arbitrar en partidos internacionales.

Desde la obtención de la licencia FIBA, Sarah Mikaela ha participado en torneos internacionales como el Centrobasket U-17 Championship Masculino en México, Centrobasket U-17 Qualifiers Femenino en Managua y los XXIV Juegos Centroamericanos y del Caribe.

La referí Sarah Rodríguez es la primera mujer de Honduras en ser árbitra FIBA, razón por la que ha sido homenajeada.

En marzo de este año, Rodríguez ha sido nuevamente reconocida, esta vez por la Unión Europea, por sus logros sobresalientes y su entrega al baloncesto. Este reconocimiento no solo destaca su habilidad y talento como árbitra, sino que también resalta su compromiso con la excelencia y su papel como modelo a seguir para mujeres y jóvenes atletas en el país cinco estrellas.

Desde sus primeros días en las canchas de baloncesto demostró una pasión y determinación excepcional. Su ascenso en el mundo del arbitraje no solo ha sido un logro personal, sino que también ha sido un faro de motivación para muchas mujeres que buscan hacerse un nombre en un recinto predominantemente masculino.

LA ENTREVISTA

¿Cómo te sientes al ser la primera mujer hondureña en obtener una licencia de arbitraje FIBA?

Para mí fue un honor, porque yo conozco la calidad de mujeres en el ámbito deportivo que hay en Honduras y para mí fue un honor. Yo juraba que la premiación era como para varios deportistas, mujeres o algo así. Jamás pensé que era solo para mí. Entonces una sorpresa agradable, pues. ¿Cómo no me voy a sentir orgullosa del trabajo que se está haciendo cuando otras personas ven esa calidad en vos? Entonces para mí fue un honor la verdad. No lo digo como por palabras elegantes, pero fue un honor la verdad.

¿Cuándo obtuviste tu licencia de la Federación Internacional de Baloncesto?

Llevo siendo FIBA 5 años. El reconocimiento la verdad llega tarde, pero siempre es bien recibido. Como yo lo dije una vez, esto es como una pasión. La verdad que vivir aquí como árbitro nada más, no es factible; tenés que tener una carrera aparte. Siempre he sentido esa pasión por el baloncesto y siempre me ha gustado tener esos retos, esas metas, esos logros, esos primeros, esas primeras veces. Entonces cuando yo supe, siempre me dije: “Lo voy a lograr, lo voy hacer.” Quería probarme, quería probar mis límites.

¿Cómo logras equilibrar tu carrera como árbitro de baloncesto con tu formación y experiencia en arquitectura?

Fue súper difícil, yo ni dormía en la universidad; estaba muy acostumbrada a dormir poco, a manejar mi tiempo, sacarle el máximo. Porque yo siempre he considerado que, si esta vida solo es una, que difícil quedarse con una sola cosa, verdad. Yo siempre, en todo, trabajando, estudiando fue un balance bien difícil, pero lo pude lograr. ¿Por qué?, porque para los deportes siempre he dicho que “sacaron como la luz en mí”. Y a mí también me gusta mucho mi carrera como arquitecta, pero he tenido que hacer ciertos cambios que a mucha gente le darían miedo. Por ejemplo, dejé el trabajo de la oficina porque me volví mamá, tenía este proyecto de cascadas, tenía lo de los viajes con FIBA y pues baloncesto; entonces no podía estar amarrada como en una empresa. Entonces me volví freelance, ahora solo trabajo por proyecto, entonces tengo ese tiempo, esa facilidad de manejar mi tiempo a mi gusto y así no me cargo demasiado. Igual en la universidad, sacaba mi trabajo de arquitectura y después me pasaba a la parte de baloncesto. Siempre manejar ese tiempo fue algo que me acostumbré desde la universidad, entonces no me dio miedo hacerlo ya mayor y así fue ese balance. Estaba cansada físicamente, pero mentalmente estaba en un excelente estado. Creo que eso vale más.

La árbitra hondureña tuvo participación en el último torneo centroamericano Sub-17 en la rama femenil.

¿Hay alguna manera en que estas dos pasiones se complementen para ti?

Claro, por ejemplo, en la parte del deporte tenés que tener esa disciplina, sino vos no avanzás. Y como árbitros, nosotros somos atletas también, nosotros nos cuidamos físicamente. Tenemos que tener esa disciplina de entrenar, de estudiar, de adaptarnos a situaciones de juego; esto es de criterio; hay reglas sí, hay reglas específicas, pero son criterios. Entonces nosotros estamos en constante estudio. Yo lo tomo así, antes de un partido yo estudio: a quienes voy arbitrar, quienes son problemáticos, quienes no, este juego como debería de desarrollarse, si puedo dejar pasar faltas suaves, cosas así. Uno se prepara mentalmente antes de cada partido y eso es algo que me lo enseñó el deporte. También es algo que apliqué en cuanto a la arquitectura, uno tiene que tener un plan antes de empezar a diseñar, uno investiga quién es el cliente, cuál es el espacio que va haber aquí, para quién se va a desarrollar; todo eso creo que ha venido como hacer ‘click’ en diferentes cosas, pero que tenían sentido juntas.

¿Cuál fue tu motivación para dedicarte al arbitraje de baloncesto a nivel internacional?

Yo estaba saliendo del colegio, empezando la universidad, cuando mi entrenador de colegio, quien pertenecía a la asociación de árbitros de Honduras, andaba buscando gente porque no todos pueden arbitrar y yo me llegaba a “el Coliseo”, que era donde se daban los partidos más grandes. Yo empecé como árbitro de mesa y fue porque estaba en el lugar adecuado, en el momento adecuado. Y me gustó, por lo de arquitectura, siempre he sido observadora y entonces se me hizo fácil: llevar estadísticas, llevar canastas, todo eso. A partir de ahí, fue donde yo dije; “bueno, vamos a empezar en mesa.” Más adelante él me dijo, el que era presidente de la asociación, “vos deberías ya de empezar a dejar esa mesa, esa mesa está muy fácil, deberías de empezar a pitar en cancha” (categorías pequeñas, verdad). Y así empecé. Y yo no sabía que nunca había habido una mujer FIBA en Honduras, porque yo había conocido árbitros mujeres, pocas, verdad; en Honduras hay muy pocas, pero sí había conocido árbitro de cancha mujeres. Entonces a mí me sorprendió cuando me dijeron que no había ninguna. Me motivó, me motivó más.

¿Cuáles fueron los mayores desafíos que enfrentaste en tu camino para obtener esta licencia?

Creo que parte de lo difícil de ser FIBA, es saber aceptar críticas, saber aceptar esa retroalimentación y más que este es un ámbito masculino. Yo empecé con una mentalidad de “van a ver que soy mujer”, cuando empecé a pitar categorías más grandes. Y pasó: “ahí viene el árbitro mujer.” “Ay, que nos vamos a quejar un poquito más”. Y como yo me crié entre varones, no era algo que yo permitía; ya tenía ese carácter de no quejarme. Entonces creo que esa es una de las partes más difíciles de este ámbito, darte a conocer como profesional, no como: “Ah, la mujer árbitra.” “Ahí viene el árbitro hombre.” No, sino que, “ahí vienen los árbitros”, ser un grupo arbitral. A mí me costó mucho llegar a tener ese respeto arbitral. No es que yo no cometa errores, porque los cometo. Soy humana y yo cometo esos errores tal vez de criterio. Yo últimamente, he tenido mucha retroalimentación en cuanto a eso de que: “qué bueno que vas arbitrar vos hoy”, “me gusta que vayas hacer vos el árbitro de hoy”. Y ya no dicen “la árbitra” sino “el árbitro”. Creo que abrirse ese camino a que te respeten como profesional, a que les guste tu trabajo; creo que eso es de lo más difícil que a mí me ha tocado como profesional.

La hondureña Sarah Rodríguez es una pionera en el baloncesto femenino.

¿Cómo crees que tu logro impactará en el baloncesto femenino en Honduras y en la región?

Últimamente, bueno, de que no había ni una mujer en Honduras que era árbitro internacional, pero como Honduras no destaca deportivamente verdad en cuanto al baloncesto, no califica tal vez tanto. Por el cual, redujeron esas plazas a un hombre por país. Y cuando dieron la oportunidad de incluir a una mujer, ya había dos licencias; ahora ya se abrió una tercera licencia y ya tenemos una segunda árbitro FIBA en Honduras. Para mí cuando se dio esa oportunidad de no darle chance a un hombre, sino que darle chance a una mujer más, quiere decir que el trabajo que estamos haciendo como árbitro es bueno, que el trabajo que yo he hecho fuera es bueno e incluso con FIBA nosotros nos mantenemos virtualmente activos. Entonces quiere decir que ese trabajo se está haciendo bien.

El hecho de abrir una plaza más para una mujer árbitro para mí fue como: “Bravo, bravo”. Era algo que nunca había pasado en la historia y ahora ya tenemos a dos. Creo que incluso hay ahora chicas pequeñas, ahorita el auge del baloncesto está creciendo bastante, hay un montón de equipos pequeños femeninos que se están creando. E incluso las chicas se me acercan y me dicen “es muy difícil” y me preguntan el proceso y todo. Va a costar, todo lo bueno cuesta. Pero cuando de verdad se quiere, se logra. No va a importar qué tanto te cuesta, no va importar que tan difícil sea. A mí eso me anima porque quiere decir que les estoy abriendo la menta a jóvenes atletas que quieran llevar este camino, porque todo mundo quiere jugar.

Me agrada mucho cuando las chicas se me acercan y me pregunta, “me gustaría, pero tengo miedo” y darles esa confianza de seguir adelante. Yo creo que el haber hecho este primer logro, digo primero porque vamos por más, pero el haber hecho este primer logro, sí creo, que va abrir muchas más puertas para otras jóvenes atletas que quieran seguir este camino.

¿Cuál ha sido tu juego o momento favorito como árbitro hasta ahora?

La primera vez que yo arbitré como FIBA fue en Mexicali, México. Fue mi primera terna y fue una terna solo de mujeres y es algo que en México nunca había pasado, tengo entendido. Era el primer partido del torneo, era un partido fuerte, era Jamaica vs México, estadio lleno, y creo que el juego salió tan tranquilo, no hubo quejas. Al finalizar el partido los equipos quedaron “gracias, oficial”. O sea, te deban la mano. De este partido salimos tan bien, tuvimos una buena retroalimentación de los instructores. Para mí el que haya sido, el que me hayan elegido primero para una terna solo femenino, en mi primer torneo internacional y que haya sido el juego estelar de la noche, porque estadio lleno y estoy hablando que los estadios de México son grandes, grandes. Y eran chicos, era U18, entonces ahí había amigos de los parientes, de los primos de todo el mundo. E incluso había público de Jamaica, entonces no era como que, solo México. La presión del estadio era grande, pero todo salió muy bien y eso fue como una validación para mí. Fue un momento muy emocionante porque estaba nerviosa. Una vez empezó el partido me relajé e hice el trabajo que yo sabía hacer e igual mis otras dos compañeras. Creo que es fue, mi primer momento y mi momento más emocionante. Además de cuando me dijeron que me habían dado la licencia, lloré con mis compañeros arbitrales, recibí un montón de llamadas y eso también fue emocionante.

¿Cómo te preparas mentalmente para arbitrar partidos de alto nivel?

La verdad, tengo que saber a quién le voy arbitrar. Si yo no sé a quién le voy arbitrar, si yo no sé cómo son los equipos, como son los entrenadores, creo que me estoy preparando para el fracaso.

A nosotros como FIBA nos han enseñado, y esto era algo que yo no hacía antes de convertirme en eso, pues era algo que hacíamos bien superficial; yo me di cuenta que al hacer ese scouting de los equipos, de saber quién es el jugador más valioso, quien es el entrenador más insoportable en ese partido, porque a veces ni siquiera es el entrenador, es el asistente. El saber es poderoso. Si vos tenés toda la información, tenés todas las piezas para que tu trabajo salga bien.

Entonces tenés que saber bien todo este material, todos los protocolos, todo lo que tenés que hacer cuando alguien se exaspera con vos, es un constante estudio. Yo a la semana, yo abro los reglamentos dos a tres veces a la semana y los voy leyendo por partes para que no se me olviden y estar en constante aprendizaje. Incluso ver videos, yo ahora que miro los partidos de baloncesto, ya no me fijo en los jugadores, me fijo en los árbitros.

Ayuda mucho porque FIBA es como una botellita de cómo quieren que sea el árbitro ideal. Y esa botellita tiene varios requisitos que vas llenando, vas llenando, vas llenando. A mí me gusta ver quienes ahorita, por ejemplo, vienen los juegos olímpicos, quienes van arbitrar, porque los eligieron, busco sus partidos; para ver qué cosas puedo yo adaptar a mi arbitraje y poder yo ser uno de ellos algún día.

¿Cómo manejas la presión y las situaciones conflictivas durante los partidos?

La parte de los entrenadores, que es la más difícil y me ha tocado. En mi último torneo ahorita en Nicaragua, era un U17 y había un entrenador de Costa Rica que iba perdiendo todos sus partidos. O sea, yo sabía que él estaba frustrado, pero el trataba de sacar ventaja con los árbitros, trataba de meterse en todas las decisiones con los árbitros; hasta para eso hay en el manual de FIBA como árbitro.

Por ejemplo, si un entrenador ya está demasiado ensanchado contra vos, dejá que tus otros dos (nosotros arbitramos tres en cancha) dejá que tus otros compañeros traten la situación y vos alejate de esa situación. Si yo veo el mal me aparto, así de sencillo y trato de hacer mínimo contacto visual, explicar con palabras concisas y de criterio con el reglamento para que esa persona sepa de que conmigo no puedo jugar. Saber utilizar esas técnicas para controlar ese tipo de situaciones es muy importante.

¿Qué impacto ha tenido el arbitraje de baloncesto en tu vida personal y profesional?

En lo personal, como hemos dicho van bien de la mano. Son totalmente diferentes, pero a la vez son lo mismo. Porque estas a cargo de persona, pues. Profesionalmente, a mí me da esa disciplina de manejar bien mi tiempo, balancear bien mi vida.

Creo también que físicamente, en lo personal, yo soy como soy. Me siento súper bien, porque como uno tiene que cuidarse y tiene que tener cierta apariencia como árbitro. Nadie va a confiar en vos, si físicamente no te ves bien, tenés que tener cierto porte. Entonces como uno se presenta, creo que eso ha venido a abrir más puertas incluso.

Yo cuando llego a arbitrar, yo me voy bien; no súper formal si es acá en Honduras, pero si me voy bien, que me vea presentable porque creo que eso dice mucho. Psicológicamente te ayuda, para que cuando entrés al partido tengás ese porte.

Esa parte de la disciplina la verdad, tanto la parte de la presentación como la parte del conocimiento y la emoción; a mí me ha ayudado mucho la verdad e incluso ahora como mamá, que tengo que ser muy paciente. Yo con mi hija, yo trabajo con horario, así como trabajo con FIBA, así como trabajo con la parte de arquitectura; yo creo un calendario alrededor de ella para que ella también vaya generando esa disciplina. Me ha ayudado mucho a tener como ese balance entre salud deportiva, salud familiar y salud profesional.

¿Cuál es tu próxima meta, tu siguiente desafío?

Yo ahorita tengo una licencia verde en FIBA, que me permite pitar todo tipo de juegos verdad, pero si yo quiero llegar a un nivel más alto como mundiales, AmeriCup, Panamericanos, necesito tener una licencia negra y ser élite. Entonces el siguiente paso es conseguir esa licencia negra.

Ahorita hace poco renovamos, yo tenía una licencia blanca, ahora tengo una licencia verde. Y dentro de un año, ya vamos a poder renovar. La siguiente meta para mí, es llegar a tener esa licencia negra para poder pitar torneos más grandes, llegar al programa élite, que es lo mejor de lo mejor.