Esto ha sufrido tanto Herediano como Alajuelense, campeón y subcampeón de Costa Rica respectivamente, quienes en varios juegos amistosos realizados por tierras mexicanas ante rivales de la Primera A (Segunda división), no han conseguido hacerse con la victoria y se han visto claramente superados en cuestiones tanto futbolísticas como tácticas.
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Para Hernán Medford y José Giacone estos partidos son meramente de preparación, donde el resultado es lo de menor importancia, aunque existe una evidente superioridad –a priori- de los clubes de segundo orden mexicano sobre los “pesos pesados” ticos, detalle que no se puede obviar, primero porque exhibe el retroceso que ha vivido nuestro fútbol a nivel de equipos y segundo porque Herediano tendrá que vérselas con Tigres, uno de los más fuertes de la liga MX en el grupo G de la Liga de Campeones.
Justificaciones posiblemente habrán muchísimas, sería estúpido pasar alto la clara diferencia infraestructural y a la postre económica que existe, también que los jugadores apenas estiran piernas y no están acostumbrados a la afamada “altura”, pero hay que tener claro que ante estas cuestiones se imponen los proyectos futbolísticos que, sin tanto capital, priorizan los valores y la clara idea de juego.
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Podría ser demasiado pronto para emitir un juicio al respecto, pero si a hoy tuviéramos que considerar las posibilidades de los equipos costarricenses de avanzar en el torneo internacional de clubes de nuestra región, tendríamos que decir que son casi nulas, porque, tomando en cuenta lo hecho por Herediano y lo poco que se conoce de Saprissa en pretemporada, no habría que ser un genio para enterarse la clara inferioridad a nivel de clubes que experimenta nuestro balompié en relación al azteca y, en menor proporción, al estadounidense.
