Los videojuegos ya son parte de la cultura de Honduras, y las probabilidades parecen indicar que, en el futuro, serán una norma y no una excepción en nuestra sociedad. Para tener una visión más clara de cómo los videojuegos se han acoplado a la vida del hondureño, hoy tenemos una entrevista con alguien que lo vive a diario.
Si alguna vez has comprado un videojuego en tu vida, seguro que reconoces su rostro, Bryan Amador lleva ocho años brindando la dosis necesaria de entretenimiento digital para todos los sampedranos. Lo podemos encontrar cada vez que visitamos la tienda Game Station de Grand Plaza, en el boulevard Micheletti. Desde hace mucho tiempo que Bryan ofrece los últimos estrenos a los jugadores más aficionados.
Contextualizando, Game Station es la cadena de tiendas de videojuegos más extendida en el territorio hondureño, con cinco tiendas a lo largo y ancho de San Pedro Sula, y dos más en la ciudad de Tegucigalpa. Se trata de un negocio importante en la comunidad gamer de Honduras, pues muchos jugadores han adquirido ahí sus consolas y juegos.
Como amante de los videojuegos, Bryan admite ser fan de ellos desde antes de iniciar a trabajar directamente en relación con ellos, más específicamente, vendiéndolos. A su edad, ya ha vivido muchas de las generaciones de consolas, las cuales han mostrado tener su lado positivo, así como un lado negativo ciertamente. También admite que su juventud estuvo marcada por las consolas de Nintendo.
Las consolas que más han marcado mi vida son las de Nintendo, porque crecí con ellas —comentó—. De hecho, recuerdo una anécdota divertida de mi infancia. Cuando varios amigos nos quedamos en casa de uno de ellos, estábamos en la escuela todavía. Éramos cuatro, nos pusimos a jugar en la consola y las horas pasaron, cuando menos acordamos, uno de nosotros miró por la ventana y dijo “¡hey, ya amaneció!”. Obviamente al día siguiente llegamos muertos a las clases. Lo que quiero decir, es que fue una muy buena época y los videojuegos fueron parte de ella.
Desde aquí podemos observar cómo escenarios que podemos ver en películas de época norteamericanas, tales como un grupo de niños jugando videojuegos hasta el amanecer, de hecho, no son tan alejadas de la vida real en Honduras, pues considerando que esto ocurrió hace años, no hace falta poner en marcha la imaginación para suponer que muchos niños se desvelan jugando a su videojuego favorito.
Bryan suele volverse amigo de todos los clientes que llegan a su tienda.
A través de los años —explicaba Bryan— el panorama de los videojuegos en Honduras ha alcanzado un auge bastante alto. Ya no usamos solo consolas, sino también computadoras y celulares. Estamos hablando de que compramos saldo para poder jugar videojuegos en el bus o la calle, usando nuestro celular, a ese punto de afición ha llegado el hondureño. Sin embargo, considero que aún le falta crecimiento, en el sentido de que, en otros países, los videojuegos generan empleos, los más grandes jugadores de ciertos juegos ganan bastante dinero, jugando de manera profesional, por dar un ejemplo.
¿Y en qué rango de edad se encuentran los hondureños que más consumen videojuegos? En base a tu experiencia.
Con respecto a lo que yo he visto en ocho años en Game Station, puedo confirmar en base a hechos y experiencias, en ocho años, que a quienes más les he vendido son jóvenes adultos. Podría decir que los niños quieren imitar lo que hacen los adultos, similar a como un niño quiere imitar lo que su padre hace en el trabajo. Quienes marcan el paso del tiempo, por decirlo de algún modo, son los adultos, los niños quieren jugar videojuegos porque ven a los adultos hacerlo, porque son su ejemplo a seguir. Eso es lo que he podido captar en mi experiencia.
¿Cuánto dinero está un hondureño dispuesto a gastar en videojuegos?
Por lo general, depende del juego que van a comprar, algunos son más caros que otros, pero en mi experiencia, lo que un hondureño, independientemente de su edad, gasta generalmente en videojuegos, son 1,500 lempiras mensuales. Por mucho, y exagerando, podría decirte 2,500 lempiras. Siempre y cuando no estén comprando una consola, claro, cuyo precio es más de 10,000 lempiras, pero nadie compra una consola, mensual, así que descartamos el caso.
Puesto de esa forma, vale preguntar entonces en ese caso, ¿qué tipo de videojuegos son los que más consumen estos jóvenes adultos?
Para poder contestar esa pregunta, tendríamos que generalizar y reducirlo a unos cinco o seis juegos. Como Call of Duty, Battlefield, FIFA claro, Fortnite, o en celulares, con juegos como Free Fire. Entre los más pequeños están Rocket League y, por supuesto, Minecraft. Recuerdo, de manera particular, juegos que fueron muy pedidos en su momento, como The Last of Us o los juegos de Halo. Y repito nuevamente, Minecraft, un juego demasiado buscado, especialmente por los niños. Pero como te menciono, esto ya es generalizando, pero cada jugador tiene sus gustos particulares, pero los que mencioné son los más buscados.
Call of Duty es un favorito de los hondureños, especialmente el de la foto, Warzone, al ser gratuito.
La mayoría de estos juegos que mencionas tienen clasificación M de la ESRB (es decir, para un público mayor de 17 años). Entonces, ¿qué ocurre cuando un niño quiere comprar un juego que no es adecuado para su edad? ¿es un caso muy frecuente en Honduras?
Muchas veces me ha pasado que un niño llega a la tienda y quiere comprar un juego que no está para su edad. Muchas veces. Como consejo, aprovechando el alcance de esta entrevista, quiero decir a los padres de familia que estén pendientes de qué es lo que juegan los niños, sobre todo porque hay juegos adecuados para su edad y otros que no.
Bryan menciona que los videojuegos evolucionan según el público para el cual está dirigido, poniéndose a sí mismo como ejemplo y como pasó, a medida que crecía, de jugar los clásicos de Mario y demás sagas de Nintendo, a juegos más fuertes como lo son Resident Evil.
La infancia es bien frágil, así que recomiendo que estén pendientes de los juegos que juegan los niños hoy en día. Y, aunque bien es cierto que los videojuegos no crean asesinos o ladrones, ciertamente que, así como no dejamos ver películas violentas a los niños, tampoco debemos permitir que jueguen juegos que no son para su edad. Así que sí, por desgracia es frecuente que lleguen niños a intentar comprar videojuegos con clasificación M, en cuyo caso está prohibido venderles.
Un punto importante que se tocó en el tópico anterior es la relación que existe entre los niños y los videojuegos violentos, pero para ser justos, también debemos hablar de qué ocurre cuando un niño realmente juega un videojuego al cual sí que está destinado. Como padre de familia, Bryan comparte su opinión sobre si jugar en familia un videojuego multijugador puede fortalecer el lazo padre-hijo.
Definitivamente sí. ¿Por qué? Porque es como decirle a tu hijo, vamos a jugar baloncesto, vamos a jugar fútbol, solo que en un área de mucho más confort, porque no necesitas ni salir de la casa para pasar divertirte con tu hijo. Y lo digo desde la experiencia, en lo personal, mis hijos son fanáticos de Sonic, y ellos me piden ayuda, juegan conmigo. Sí que sirve para unir a los padres e hijos, sirve como un vínculo. Son mis hijos, pero son mis amigos. Puedo decir que es una faceta de mi vida muy bonita esta que estoy pasando. Mis hijos se fascinan con mi hermano mayor, se van a jugar Mario Kart, Mario Party y esos juegos. Es un vínculo muy bonito y que no mucha gente puede llegar a vivir, porque no es algo que está aún normalizado en Honduras. Es muy bonito y sí lo recomiendo.
Con todo lo anteriormente expuesto, y varios puntos positivos que los videojuegos tienen a su favor, especialmente como herramientas que pueden ser creadoras de vínculos entre padres e hijos. Pero viendo la otra cara de la moneda, ¿qué pasa con la gente que sataniza a los videojuegos sin comprender antes qué es lo que son en realidad? ¿Qué mensaje les dirían?
Para las personas que dicen que los videojuegos son malos, que no ayudan, que te hacen tonto. Bueno, les diría que es más bien todo lo contrario. Para mí, la formación y sus desviaciones, en su caso, no se derivan de los videojuegos que jugamos, sino de la educación que se nos da en casa. Es muy frecuente, muy, muy común, que cuando un niño se porta mal y hace berrinche, se culpe a los videojuegos, en lugar a cómo ese niño fue criado en su caso. El satanizar a los videojuegos va de la mano con el tema de la religiosidad, todos aquellos que llegan al fanatismo pueden llegar a satanizar a los videojuegos, y dentro de su racionamiento, estarían en lo correcto, sí. Similar a como en la época medieval, las personas decían que una mujer era bruja, y la linchaban, porque según ellos tenían la razón. Cada persona cree en lo que quiere creer, sin duda, pero es importante tener un contexto antes de hacer un juicio de valor sobre cualquier tema.
Finalmente, Bryan comentó a DIEZ que los videojuegos, en un contexto general en la sociedad hondureña está en constante crecimiento. Los videojuegos —platicaba— se encuentran ahorita mismo en un auge bastante importante, no solo a nivel mundial, sino también en Honduras, donde la industria está creciendo, y es muy probable que, el día de mañana, veamos gente que quiera incursionar en este mundo, ya sea como desarrollador o como profesional de esports a nivel internacional.