El jugador, hace un par de años confesó tener problemas en su vida personal. Habló en su momento de sus adicciones a las drogas y contó cosas de su momento actual.
'Muy feliz, dejé las adicciones. En la vida todo pasa por algo. Son cosas que fortalecen', dijo el autor del gol que llevó a Ecuador a su primer mundial. Sorprendió con un detalle: 'la primera vez que tomé fue a mis 28 años'.
El ex-jugador del Puebla de México sigue vinculado al fútbol. 'La escuela de fútbol está funcionando en Santo Domingo (capital de la provincia Santo Domingo de los Tsáchilas). Siempre seré jugador de fútbol. Si juego en la esquina con mis amigos sigo siendo futbolista', detalló, en esta misma entrevista a una radio de su país.
Tras su etapa crítica, ha recibido múltiples ofertas para escribir un libro de su vida, grabar una película y hasta para filmar un documental. Él no quiere que aún su vida se traslade a ese escenario.
¿Qué experiencias de vida lo han marcado?, le consultaron. 'Muchas. Podemos hablar todo el día. La que más me marcó fue a los 14 años, cuando me dijeron que no servía para el fútbol y cuando me sacaron de una Sub 17. Regresé a Santo Domingo y le dije a mi abuelito (Benjamín) lo que había pasado. Eso marcó un antes y un después de mi carrera. A partir de ahí, el fútbol se convirtió en mi vida'.
'Aprendí muchos conceptos. Creo en Dios. Creo en la fe. La fe es lo que nos mantiene vivos. Dios es amor, es esperanza. El mensaje en todas las religiones es el amor a Dios y el temor a él siempre', dijo. ¿Le teme a Dios?, le preguntó El Comercio, 'Muchos años de mi vida no. Tenía problemas directos con Dios. Los problemas que tenía en el fútbol eran de risa. Vivía resentido con él por todo lo que me había quitado. Lo que me daba, no compensaba. Para la mayoría de la gente era maravilloso todo lo que me daba en el fútbol, pero no compensaba lo que me quitó. Hasta que tuve una conversación con él y ya quedamos en paz'.
LAS MUERTES LO HAN GOLPEADO
¿Le afectó la muerte de su abuelita que lo crió?
'Imagínate. Regresé a Santo Domingo para estar con ella y fue otro golpe duro. Llorar es bueno... Creo que he llorado unas cuatro veces en mi vida. No tengo esa virtud'.
¿Por qué ha llorado?
'La primera a los seis años cuando perdí a mis padres (en un accidente). De ahí, si mal no recuerdo, fue cuando murió mi abuelito. Lloré por otras circunstancias y la última vez fue cuando estuve con la gente del terremoto'.