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Revelan cuál fue la inspiración para que Trinidad y Tobago llegara a Alemania 2006

Carlos Edwards, uno de los más eternos de la selección, reveló la historia escondida de los 'Soca Warriors'.

2016-11-15

Trinidad y Tobago es una de las últimas grandes sorpresas que ha tenido, tanto el fútbol de la Concacaf como mundial. La selección caribeña se clasificó al Mundial de Alemania 2006 dejando en el camino a la escuadra de Bahréin en el repechaje.

Los 'Soca Warriors', que este martes se enfrenta a Honduras por la segunda fecha de la eliminatoria rumbo a Rusia 2018, son una selección muy peligrosa que ya sabe amargarle la vida, tanto a la selección hondureña como otras de la Concacaf.

En 2006 sorprendió a todos, pero ¿cuál fue la inspiración de los trinitecos? la FIFA realizó una nutrida entrevista al ex seleccionado Carlos Edwards donde despeja muchas incógnitas.

Foto: Diez

La selección que logró la clasificación al Mundial de Alemania 2006.

Aquella selección rojinegra estaba liderada por el eterno goleador Stern John como también por Dwight Yorke, Shaka Hislop, Ian Cox, Marvin Andrews, Avery John, Brent Sancho, Dennis Lawrence, Russell Latapy, Cornell Glen, Densill Theobald, Jason Scotland y Clayton Ince, pero todos, dirigidos por un viejo zorro como Leo Beenhakker.

NOTA ÍNTEGRA DE LA FIFA A CARLOS EDWARDS:

“En la vida hay cosas que uno sabe que no olvidará nunca. Para mí una de ellas fue ese Mundial, la trayectoria completa. Y debo decir que no me da la impresión de que hayan pasado diez años. Todavía lo tengo muy fresco”.

Carlos Edwards, de 37 años, continúa en activo, en el Millwall, y nos habla desde su casa de Inglaterra, con las voces y el ruido intermitente que hacen sus hijas como telón de fondo. Pero nuestra conversación gira en torno a 2006, y sus recuerdos pronto echan a volar, llevándolo primero a Puerto España, más tarde a Riffa y posteriormente a Dortmund, Núremberg y Kaiserslautern.

Foto: Diez

Carlos Edwards fue un infaltable en las convocatorias de Trinidad.


Ese fue el trayecto, grabado para siempre en su mente, que recorrió Trinidad y Tobago en su primera y, hasta la fecha, única participación en la Copa Mundial de la FIFA™. El país caribeño aún sigue siendo, a día de hoy, el más pequeño que haya actuado nunca en el torneo. Sin embargo, aunque la experiencia siga evocando imágenes de felicidad —“todo fue fantástico, de verdad”—, Edwards recuerda que el camino hacia Alemania no resultó precisamente un paseo.

“Las cosas iban mal”, explica a FIFA.com. “Habíamos sumado un punto en tres partidos y todo apuntaba a que íbamos a quedar eliminados otra vez. Pero luego, por suerte para nosotros, la Asociación tomó una decisión que lo cambió todo”.

Esa decisión, cuando Trinidad y Tobago no había ganado un solo encuentro y acababa de ser goleada por Guatemala (5-1), consistió en nombrar seleccionador al carismático neerlandés Leo Beenhakker. En opinión de Edwards, esa designación fue mucho más significativa que cualquier cosa que ocurriese antes o después.

Sin el señor Beenhakker no habríamos llegado al Mundial de ninguna manera”, sentencia. “Recuerdo que la primera vez que mencionaron su nombre yo no tenía ni idea de quién era. Pero luego vi la talla de los equipos que había entrenado y enseguida pensé ‘vale, estamos en buenas manos’. Y así fue. Para mí, lo tenía todo como técnico. Jugar a sus órdenes fue un privilegio. Él marcó la diferencia por completo”.

Una trayectoria brillante
Bajo la dirección de un entrenador con una experiencia tan dilatada —había dirigido a Ajax, Real Madrid o la selección neerlandesa—, los Guerreros Soca consiguieron alcanzar de forma agónica la eliminatoria intercontinental, tras imponerse a México en la última jornada de la competición preliminar de la CONCACAF. Y en la doble confrontación ante Bahréin tomaron una vez más el camino más complicado hacia el éxito, al empatar a 1-1 en casa en la ida, cediendo en apariencia la iniciativa a su adversario.

Foto: Diez

Leo Beenhakker fue la inspiración de Trinidad y Tobago.


No rendimos a nuestro mejor nivel, es posible que nos pudiesen los nervios”, analiza Edwards. “Pero en la vuelta Bahréin pareció salir a por un empate a ceros, y eso nos benefició. El grandullón Dennis Lawrence marcó el único gol del partido, que lo decidió todo: estábamos clasificados. Cuando sonó el pitido final, yo ni siquiera sabía cómo celebrarlo, sinceramente, de lo impactado que estaba. No sabía si reír, llorar, saltar... No tenía ni idea de qué hacer. En aquel momento, me sentía como si alguien fuese a decir que todo era un sueño”.

Muchos pronosticaron entonces un despertar brutal del equipo de Beenhakker en la fase final de la cita mundialista, y sus rivales de la liguilla, Inglaterra, Paraguay y Suecia, se las prometían muy felices. Aunque las circunstancias no favorecieron a los Guerreros Soca en su estreno, ante el cuadro escandinavo, con la lesión del guardameta Kelvin Jack en el calentamiento y la expulsión de Avery John en el primer minuto de la segunda parte, el equipo se batió con bravura y cosechó un histórico empate a 0-0.

“Todo el mérito fue del señor Beenhakker, también”, recuerda Edwards. “ En los entrenamientos, siempre nos decía: ‘Prefiero que los jugadores se entrenen para actuar en dos posiciones, porque nunca se sabe lo que puede pasar durante un partido’. Dicho y hecho: recibimos una tarjeta roja y supe de inmediato que tenía que bajar del mediocampo al lateral. Lo hice bien en esa demarcación, y el mérito es del seleccionador, que me había preparado muy bien para esa eventualidad”.

Foto: Diez

Stern John y Dwight Yorke, pilares en la clasificación.


Me habría dado por satisfecho si hubiésemos hecho las maletas para volver a casa después del partido contra Suecia. Tenía la impresión de que habíamos dejado huella en el Mundial. Sabía perfectamente que mucha gente esperaba que fuésemos a Alemania y que nos vapuleasen. Pero demostramos que no nos habíamos clasificado por casualidad”.

“Tuvimos la mala suerte de perder los siguientes partidos, porque jugamos bastante bien. Pero, siendo franco, no cambiaría aquel Mundial por nada. He sido afortunado, y he tenido una buena carrera, pero aquello fue el punto culminante, sin ninguna duda”.