Luis Rubiales acudió esta viernes a la Audiencia Nacional para ser interrogado por los cargos de agresión sexual y de coacciones que se le imputan a raíz del beso a Jenni Hermoso luego de que España se coronara campeona del mundo.
Como medidas cautelares, la Fiscalía ha pedido la comparecencia de Rubiales cada 15 días y una orden de alejamiento sobre Jenni Hermoso de 200 metros; no podrá comunicarse con ella, al menos, durante el tiempo que dure la investigación del caso.
Según fuentes de la representación de Rubiales, este ha respondido a todas las partes. En sus respuestas, el expresidente de la Federación Española ha negado rotundamente todos los cargos que se le imputan: haber forzado a Jenni a que le besara (ha insistido en que la acción contó con el consentimiento de la jugadora) y haber intentado, mediante coacciones, que se prestara a colaborar en el video en el que Rubiales ofreció una tímida disculpa por lo sucedido.
Rubiales desató una ola de indignación internacional cuando el pasado 20 de agosto besó en la boca a la futbolista en la entrega de medallas del Mundial de Australia, tras la victoria de la ‘Roja’.
Esa acción, sus gestos en el palco llevándose la mano a los genitales y su posterior negativa a dimitir cinco días después, llevaron a su suspensión por parte de la FIFA durante 90 días.
Finalmente, con un expediente abierto por la justicia deportiva española y una querella de la Fiscalía, Rubiales anunció su dimisión el domingo.
“Fue un acto mutuo”, explicó el dirigente sobre el beso. “No fue intencionado. No había connotación sexual de ningún tipo, sólo fue un momento de felicidad, la gran alegría del momento”, afirmó en una entrevista a un programa de televisión británico emitida el martes.
“Mis intenciones eran nobles, 100% no sexuales, 100%, repito 100%”, reiteró Rubiales.
Sin embargo, su versión choca con la de Jenni Hermoso, quien ya había indicado que se sintió “vulnerable y víctima de una agresión” cuando recibió el beso, que a su juicio se trató de “un acto impulsivo, machista, fuera de lugar y sin ningún tipo de consentimiento”. La jugadora, de 33 años, presentó una denuncia la semana pasada.