Fue con un gol de Claudio Paul Caniggia al cabo de una fantástica jugada de Diego Armando Maradona.
A pesar de que Argentina defendía el título que había conseguido en México 86, aquella tarde había dejado una imagen descolorida, sin contar que una lesión en un tobillo mermaba de forma considerable la influencia de Maradona.
Brasil, en cambio, marchaba a buen ritmo y sin un nivel comparable con el fabuloso equipo de México 70 ni tampoco con el del frustrado, pero de todos modos luminoso de España 82, perfilaba una soltura y un potencial capaz de constituirlo en el inapelable favorito del duelo entre dos de las potencias sudamericanas.
En efecto, así se dio el partido de aquel 24 de junio, y más también: Brasil ejerció un dominio nítido, sostenido y abrumador, que sin embargo no redundó en varios goles por lo defectuoso de los remates dentro del área chica, por providenciales atajadas de Sergio Goycochea o porque la pelota se estrellaba en el palo.
A diez minutos del final, ocurrió lo inesperado: Maradona elaboró una fabulosa jugada, a pura gambetase quitó a tres jugadores brasileños y con una milimétrica asistencia dejó a Caniggia mano a mano con Taffarel a quien con un rápido movimiento lo superó y un certero zurdazo la mandó a la red.
'Fue el gol más importante de mi vida. Casi nadie daba nada por nosotros. Nunca sentí nada parecido en mi trayectoria como jugador', contó emocionado el 'Pájaro' Cannigia tras la victoria.