Legionarios

La triste realidad en la carrera del hondureño que le anotó al Chelsea en 2015  

El sueño de Franklin Castellanos de convertirse en futbolista profesional se ha desvanecido en un año.

2016-10-14

El pasado 23 de julio de 2015 su nombre sorprendió a todos los hondureños cuando le anotó un gol al Chelsea de Inglaterra durante su pretemporada en Estados Unidos.

Se llama Franklin Castellanos y después de ese gol muchos creyeron que era su inicio para debutar en la MLS con el Red Bulls, pero a poco a poco esa ilusión se ha ido apagando por la falta de oportunidades.

Más de un año después de aquella anotación, la vida en el fútbol para Castellanos ha sido triste porque el club neyorquino decidió no renovarle contrato y hoy con 26 años está analizando dejar de seguir buscando ese sueño.

'Meses después de ese gol mi contrato con Red Bulls terminó, solamente era de un año y no me renovaron porque me dijeron que el primer equipo estaba muy bien y la Academia había jóvenes fuertes que pensaban subir, no había oportunidad para mí', cuenta Castellanos, nacido en 1990 en la colonia El Higo de Siguatepeque.

No esconde que fue un duro golpe en su carrera ya que creyó que tras enfrentar al Chelsea se le abrirían algunas puertas aún y cuando le tocara salir del Red Bulls.

'Fue algo duro para mí, pero entendí lo que me trataron de decir porque Red Bulls está bien. Pensé que tendría más oportunidad o sino pese a no renovar tal vez sería más fácil encontrar equipo', dice el catracho que tiene 18 años viviendo en Nueva Jersey.

SIN SUERTE EN EL NEW YORK COSMOS
Tras salir de la Academia de Red Bulls, Castellanos buscó algunas oportunidades y el New York Cosmos le dio brindó la posibilidad de jugar en las reservas gracias a un entrenador que lo dirigió cuando él estaba en la Universidad, aunque actualmente se quedó sin contrato y trata de buscar nuevos horizontes.

'En las reservas alternaba con el primer equipo, pero al final fue lo mismo no me firmaron porque había muchos mediocampistas y que era mejor buscar otro club', dijo un poco frustrado el joven que mide 1.67 metros de estatura.

Hoy con 26 años se plantea la idea de no seguir buscando una oportunidad como futbolista y tomar decisiones para el futuro.

La familia de Castellanos estaba ilusionado con que debutara en la MLS, aquí junto a su padre Franklin, su madre Dilcia y su hermanito Christian.

'Poco a poco se ha ido desvaneciendo esa ilusión de ser profesional, hace poco estaba hablando con mi papá para ver si encontraba hacer pruebas en Honduras con algún club, pero no estoy seguro de hacerlo por el tema económico. Me encantaría hacerlo, pero escucho que el tema económico es difícil ya que pagan poco o tardan en hacerlo', dice.

Y agrega: 'La verdad salir de Estados Unidos para ir a Honduras y ganar menos de lo que gano aquí no tiene mucho sentido y si lo hago es porque quisiera cumplir un sueño de jugar en Motagua que es mi club', dice indignado.

La MLS de momento lo ve un sueño casi imposible, pues reconoce que no cualquier futbolista puede llegar a la primera división estadounidense debido al crecimiento futbolístico y mercadológico alcanzado.

'Es muy difícil saltar a la MLS con mi edad (26 años), tendría que hacer una gran temporada en la NASL de lo contrario no se fijan en uno, tenés que ser jugador Top en la segunda, además si uno no es conocido tampoco ayuda porque en parte la MLS es marketing llevando gente conocida para llenar estadios'.

SERÁ ENTRENADOR DE FÚTBOL
Es muy seguro que no siga en el fútbol como jugador por lo que ha dado pasos importantes para seguir ligado a este deporte y convertirse en técnico.

'Todavía no he decidido si dejaré el fútbol, en unos meses tomaré la decisión y si decido no seguir buscando cumplir ese sueño quiero covertirme en entrenador que es de lo que trabajo actualmente entrenando niños', confiesa.

De hecho, Franklin dejó su trabajo como recepcionista en una clínica en Nueva Jersey para dedicarse a entrenar niños en pueblos como Chester o Rockaway con la academia Cheshire Soccer.

'Confío en mi capacidad como futbolista y lo que me duele es cuando me dicen que soy suficientemente bueno para jugar con ellos pero que no había cupo en el club, sino por otras razones.

Trabajaba en una clínica como recepcionista, pero hoy solo entreno niños en ciudades como Chester y con la academia