El pequeño Carlitos Castillo arribó al Yankel Rosenthal lleno de entusiasmo. La insuficiencia renal que sufre desde 2014, no ha impedido que este guerrero luche por sus sueños y demuestre su afán por dejar a un lado las quejas para convertirlas en desafíos.
'Ha ganado muchas copas y ha jugado bien siempre. Soy Olimpia desde pequeño; le pido que meta goles en la Selección y el León', expresó Carlitos con una sonrisa inequívoca de satisfacción. Cumplió un sueño.
Su madre es igual de valiente, pues a diario se levanta para acompañarle en la batalla de 12 horas que libra para algún día, si el Todopoderoso lo permite, llevar una vida normal.
'Me pasa diciendo que Costly es buen jugador', se limitó a decir Alma, de 37 años con una timidez que su vástago no conoce.