Antes de dar mi punto de vista, que seguramente traerá mucha controversia, me gustaría decir algunas cosas que a mi juicio son sumamente importantes.
Primero que todo, ¿qué es una barra de fútbol y qué representa para la vida de una institución?
Una barra o hinchada, es a mi entender, el alma de un club, son los que con sus presentaciones en las graderías alientan en forma incondicional al equipo de sus amores.
El verdadero hincha es capaz de hasta no comer por ver a sus ídolos. El verdadero aficionado es capaz de hacer cientos de kilómetros para alentar a su equipo.
El verdadero fanático apoya a su equipo hasta en las malas, y despide a sus gladiadores con un aplauso por más que el resultado sea negativo.
A todo esto debemos sumarle que una gran afición dará dinero en efectivo para las arcas de sus instituciones.
Hoy muchos opinan que en Argentina solo se juega con público local y que eso fue en parte la solución a la violencia que en ese país reinaba.
Quiero decirles que es muy diferente la pasión de cómo se vive el fútbol en Argentina con respecto a Honduras.
En el país sudamericano juegan a estadios llenos con tan solo público local, es tan grande la pasión por sus equipos, que hasta el más pequeño te llena el estadio con solo sus aficionados.
Otro punto y que no es un dato menor, en Argentina las famosas barras bravas son comandadas por gente que tiene grandes intereses económicos y de poder, en aquel país, los clubes pertenecen a sus socios, lo que significa que los que se postulan a una presidencia cada cuatro años, deberán formar una alianza con las barras bravas, lo que te dice que luego deberá devolver ese favor por los servicios prestados, ¿se entiende?, te ayudo hoy a ganar las elecciones a cambio de una suma importante mensual de dinero.
¿Cómo se explica que gente que no trabaja, pueda ir a los mundiales, estar en fabulosos hoteles, alimentación y demás?, simple, favor con favor se paga.
En Honduras los clubes pertenecen a familias aportantes desde siempre y seguramente para siempre, ya que no hay lugar para formar un club social, al menos esa es la tendencia actual. Ahora, ¿qué pienso sobre si se debería eliminar las barras de los estadios?
Definitivamente que no.
No podemos catapultar a todos por un grupo minúsculo de inadaptados que no quieren a sus equipos verdaderamente, solo desean perjudicarlo. Hay que tomar medidas extremas para aquellos que provocan con sus acciones pánico en el resto de los aficionados, que, poco a poco, fueron retirándose de los estadios.
Un ejemplo simple es el siguiente.
¿La política es sucia?
Claro que no, los sucios o corruptos son algunos políticos.
Entonces, ¿hay que eliminar a la política o tomar medidas fuertes contra los políticos?
Acá pasa exactamente lo mismo, que no paguen justos por pecadores.
El fútbol es una fiesta que se traslada desde el campo de juego a las tribunas, si eliminamos las barras organizadas, el fútbol dejará de ser una fiesta.
Los buenos somos más y si nos organizamos como se debe, tomando las medidas pertinentes, todo volverá a como era hasta hace muy poco.
Hasta la próxima.