Su cuestionamiento se basa en que ante el Vida, apenas levantaba los brazos y le pitaban infracción. Es un fantasma, según admite, lo vivió en Motagua.
“Lastimosamente hay un montón de equivocaciones de los árbitros, quieren que juegue con mis brazos cruzados cuando les he dicho que así no puedo. Ya lo tengo claro, los árbitros siempre estarán contra mí, ahora tengo que seguir trabajando más”.
Entiende que al momento de disputar la pelota por su altura estarán pendiente de sus movimientos, pero “no se pueden estar equivocando en todos los partidos, en Motagua siempre me hacían eso también y aquí en el primer partido con Platense me lo están haciendo, en el primer salto que hice hubo falta y me sacaron amarilla, ¿qué puedo hacer?”.
Además, agrega: “tengo que cubrirme, porque sino me revientan a mí, en el otro partido que el profesor me amarre los brazos o me los cruce”.