Liga Nacional

Limber Pérez: 'Aquí es normal que le digan a un negro, que no piensa y que es estúpido”

El ex futbolista hondureño se destapa en una entrevista con el Kiki Martínez, lo contó todo.

2015-06-13

Limber Pérez de loco no tiene un pelo el tiempo se quedó corto para platicar con este personaje. buen amigo, ex compañero y un tipo que tiene un modo de ver la vida como pocos lo hacen

LA ENTREVISTA

¿Y ese lío de racismo que tuviste hace poco?
Un día exigí mis vacaciones a la gerente, que por cierto ni me acuerdo del nombre, necesitaba irme y me lo negó. Hubo frases despectivas en mi contra y como aquí tenemos una fiscalía que defiende a los negros, acudí a ellos y caso resuelto, compadre. Aquí es normal decirle a un negro, que no piensa, que es estúpido, que después de las 11 no pensamos, pero esas no son frases normales. A esto hay que ponerle un alto.

¿Y tú trabajo en la Alcaldía, qué onda?
Espectacular, tengo ocho años de estar trabajando ahí, en el departamento de deportes y ojo, no soy paracaidista.

En Honduras, un negro de paracaidista en empresa de un mestizo, jamás. Cuando yo hago otros trámites se dan cuenta, todos me ven, estoy ‘fichado’. Al negro, en la historia, siempre ha trabajado más.

¿Pero qué hacés en tu trabajo actual?
En el área de deportes tenemos el programa “Fútbol para la vida” y lo que yo hago es llevar el deporte a las zonas donde ni el presidente puede entrar, porque si lo hace debe establecer una base militar para poder hacerlo o ir con unos 100 guardaespaldas.

Zonas denominadas conflictivas, yo no las veo así. Hemos trabajado en estas regiones fomentando el deporte para sacarlos del peligro.

¿Te interesa la política?
Ese es otro rollo al que quiero llegar, pero ojo, a los garífunas no nos eligen para puestos importantes. Cómo es posible que en el Congreso no haya representación en este momento, en un tiempo llegaron dos o tres. En teoría soy amante de la política, pero en práctica no porque sé cómo está el sistema. Es por eso que voy a sacar una maestría en Ciencias Políticas, pero a ver.

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¿Siempre te han dicho que estás loco?
La gente siempre habla de todo. En algún momento llegaron a decirme loco porque comencé a pintarme el pelo, porque llegaba a los entrenamientos vestido de saco, de buen gusto, la gente pensaba que estaba topado porque aquí eso no es normal.

Te voy a explicar porqué yo nunca estuve loco. Cuando yo me vine de Trujillo y comencé a andar en esto del fútbol, mi padre siempre me asesoraba, al igual que mi mamá. Yo antes de comprarme un carro, como lo hacían todos, busqué tener una casa.

Hacer eso era estar ‘sobado’. Luego me propuse formar una familia y hace 17 años comencé con esa empresa. Un loco no hace eso. Los locos de verdad en el fútbol, se casan cuatro o cinco veces. Tengo dos hijos y estoy pendiente de ellos, los que no son así ni bola les paran.

Entonces, yo nunca estuve loco, simplemente he sido una persona que ha expresado todo lo que siente. No estoy loco, ni perdido. porque hay quienes dice que “estás más perdido que el hijo de Limber”. Ja, ja, ja...

¿Tuviste buena infancia o sufriste por la pobreza?
Claro, fue espectacular y no fue tan mala porque mi papá era maestro y su sueldo servía para tener lo necesario. Vivíamos sin lujos, estaban los tres tiempos de comida, siempre había pelota en la casa y cuando podía me compraba mis tacos. en mí infancia jugaba fútbol, iba a la escuela, pescaba y comía todo tipo de frutas.

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Limber Pérez se graduó como licenciando en periodismo en la Universidad Autónoma.

Fijo eras de esos cipotes que andaba robando frutas.
Claro. Qué cipote no hizo eso, nosotros siempre andábamos buscando robarle frutas a las personas que nos mezquinaban las frutas. Teníamos cipotes como visores que andaban viendo donde estaban los mejores mangos, por ejemplo. Lo peor que nos pasaba era que las señoras nos tiraban orines. Ja, ja, ja.

¿Creíste que el fútbol te iba a sacar del pueblo y darte una mejor vida?
Fíjate que nunca vi que esto del fútbol me iba a dar una mejor vida. Yo recuerdo que desde pequeño siempre fui el comprador de periódicos en la casa. El diario yo tenía que comprarlo a las buenas o a las malas porque si no iba, me daban con la faja o con las ramas de las plantas de coco.

La cosa es que cuando volvía de comprarlo y antes de llegar a la casa me sentaba a la orilla de un río a leer solamente los deportes. En ese tiempo aparecía en los diarios jugadores como Yearwood, Allan Costly, comenzaba Dolmo Flores y yo decía que algún día iba a salir en los diarios, como ellos.

Lo que no sabía que para aparecer un periódico había que trabajar mucho y salir adelante, lo que te quiero decir es que así comenzó mi ilusión. Al final lo logré. Yo siempre he creído que el ser humano debe trazarse objetivos, lo complicado es que vengan a este mundo sin metas.

A todo esto, ¿cuál fue tu primer equipo?
Mi primer equipo fue el Marathón. Te cuento que fui tres veces a hacer pretemporada con este equipo porque yo estaba obsesionado de jugar con el Marathón, pero me costó pasar la prueba ya que habían demasiados jugadores, recuerdo que hasta armaban seis o siete cuadros, no ajustaba un mediodía para los colectivos. Fue en la tercera prueba que pude quedarme.

¿Es cierto que fuiste mesero?
Yo trabajaba de mesero en el hotel Christopher Columbus, era de los buenos. Me iba bien con el dinero. Me gustaba mucho ese trabajo, pero estaba en mi mente ser futbolista profesional. Esto fue entre 1994 y 1995.

Yo jugaba en el Guaguía de Trujillo, de la Liga Mayor, era un cuadro de garífunas. Jugaba y trabajaba. Yo hablaba con el gerente, un militar, de esos bravucones, para que me dejara jugar. Solo tenía permiso de participar por un tiempo, casi siempre dejaba ganando al equipo. Luego para ser futbolista tuve que provocar mi despido del hotel. Me fui del pueblo a San Pedro Sula para luego pasar al Marathón.

Foto: Diez

Kiki y Limber coincidieron en su etapa como futbolista, hoy ambos se dedican al periodismo deportivo.

¿Y luego qué sucedió?
El siguiente día que llegué me fui con el equipo que jugaba un partido y el profesor Chelato me preguntó que en que puesto jugaba y le dije que como volante derecho, sólo me quedó viendo y me dijo que sí podía jugar por la izquierda y lo respondí que sí, que en Trujillo también estaba en esa posición. Pues me dio como 30 minutos y el siguiente día se reunió conmigo el presidente del equipo y me pidió que me quedara, era don ‘Chepe’ Yacamán, quien le dijo al profe Chelato que me tenía que dejar en el equipo. Ahí comenzó mi historia en Liga Nacional hasta el 2007 que me retiré.

¿Cuánto tiempo jugaste en Marathón?
Debuté en un partido contra Victoria, pero luego se fue el profesor Chelato, llegó Primi, pero estuvo poco tiempo porque en eso lo nombraron técnico de la Selección Nacional, grave error para los jóvenes que estábamos en el equipo. Ahí estábamos con Maynor Suazo, Jaime Rosales, Pompilio Cacho, entre otros.

Llegó Leonel Machado, las cosas no le salieron bien y no podía apostar por jóvenes. Luego me sacaron del equipo por indisciplina. Me gustaba salir mucho, era experto para dormir en el día y luego salir en la noche. De ahí me fui a Platense, donde las cosas me salieron bien, era titular indiscutible, me lesioné y hasta me bajaron el 50 por ciento del salario. En ese momento busqué la oportunidad ir a Tegucigalpa para jugar en la UNAH.

¿Te tocó aguantar hambre en Tegus?
Claro, pero desde que estaba en Marathón, una vez que nos pagaron y con un grupo de compañeros destrozamos todo el billete por andar comprando pintas y nos quedamos sin plata para comer todo un fin de semana. Aguanté hambre dos días y eso fue terrible. Cuando abrieron esa cocina de la sede comí con todo, ja, ja, ja. Ya en Tegucigalpa no me tocó pasar hambre porque me fue bien, firmé un contrato y las cosas cambiaron.

Luego te vas a Olimpia, pero yo recuerdo que ahí no te fue bien, ¿quién te corrió?
El señor Ernesto Omar Luzardo (QDDG). Vos sabés que en Olimpia un dirigente no va aparecer y correrá seis o siete jugadores. Luzardo llegó un día influenciado por el representante Pablo Betancourt y decidió separarme. Creo que él se cobró una vieja deuda conmigo, que habíamos tenido en la Universidad. Solo llegó al Olimpia y me sacó, pero al menos trajo un gran jugador como el “Pescado” Bonilla.

Y luego te fuiste a la Máquina.
Antes de eso estuve un tiempo en la USA trabajando. Para uno que jugó fútbol, el respeto es bueno, pero trabajar en construcción los siete días de la semana, de 8.00 de la mañana a 5.00 de la tarde, ese fue un ambiente que no me gustó para nada.

Yo después de esa experiencia te digo... espero que nunca tenga que volver a Estados Unidos a trabajar de esa manera. De turista sí voy, pero unos 10 o 15 días, ja ja, ja.

¿Tu experiencia en Motagua fue como esperabas?
Claro. Fuimos campeones, la gente nos apoyó siempre, los pagos estuvieron al día, conquistamos a todos con el fútbol que mostramos con el profesor Maradiaga y las locuras del argentino Bertani. Ese momento no lo cambio por nada. Fue una etapa de éxito para Motagua y para mí.

¿debutaste con la selección en el 2001?
No, yo ya había estado en unos Juegos Centroamericanos que se desarrollaron en San Pedro Sula, en el estadio Olímpico. Soy de los que inauguró esa cancha, ja, ja, ja. Había una generación de miedo con el finado Chocolate, estabas vos, Flaco Pineda, Amado Guevara, Rambo, pero no ganamos medalla por culpa tuya, que te dejaste expulsar en las semifinales y les regalaste todo.

Pasemos a otro tema, ja, ja, ja.
Esa fue primera etapa como seleccionado nacional, luego “Primi” Maradiaga convocó para jugar contra Ecuador en Estados Unidos. Mi debut en la mayor fue lamentable porque me expulsaron al minuto 43. Después de ese partido nos llamaron para la Copa América y ahí no sólo conquistamos a Honduras, también al mundo, ja, ja, ja.

¿La Copa América es lo mejor que hiciste como futbolista?
Hablando del máximo nivel, sí. Haber jugado una Copa América con ese rendimiento y contra las figuras que nos tocó enfrentar, fue la cúspide de mí carrera.

¿No te temblaron las piernas por haber enfrentado a un jugador como Denilson?
Claro, estaba asustado. El mundo entero le daba seguimiento a Denilson, era el fichaje más caro del mundo en ese momento. Yo era fanático de su fútbol, dejaba sentado a todos los que enfrentaba. Unas semanas antes vi un partido del Betis contra el Real Madrid en el Bernabéu, ganó el equipo de Denilson con su gol.

Era un espectáculo. Un fuera de serie. Cuando Primi me dijo que lo iba a marcar, me asusté, ¿cómo no iba a hacerlo? El profe me aconsejó y eso me ayudó mucho. Hasta le dije a un amigo de Trujillo que a este Denilson lo iba a rajar, aunque me expulsaran. Incluso, le dije que me grabara el partido porque podía ser el mejor juego de mi vida y así fue. El miedo que le tenía se fue cuando le quité la pelota en la primera que me encaró, luego le hice una cocina y ahí dije: “Este es mi día”.

¿Quedaste satisfecho con lo que lograste como futbolista o te faltó algo?
No quedé satisfecho porque me faltó jugar del extranjero, pero fue algo que no dependió solo de mi. Si yo hubiera cerrado algún contrato afuera, incluso me llamaron mucho del mercado brasileño, pero no se concretó nada.

¿Nunca te ha picado el mosquito de ser entrenador o solo te gusta hablar ‘papadas’ en los medios de comunicación?
Yo siempre le he dado seguimiento al fútbol de la Liga Nacional, desde pequeño, siempre me fijé que han sido pocos los entrenadores negros que han dirigido a los grandes equipos y los que lo ha hecho siempre han estado al filo, tres partidos y ciao.

Entonces yo pensé, esto no va conmigo. Eso de que un día iba a tener trabajo, otro no. Eso no era para mi, sí trabajar con los niños, enseñar fútbol base y me gusta estar observando. Yo me he ido más arriba, me fui a estudiar a la Universidad, me gradúe, tengo otras expectativas en la vida, más que involucrarme en eso de ser entrenador. Tengo otras metas.

¿Te dolió no haber jugado un Mundial?
Sí, ese del 2002 al que no clasificamos y que tuvimos en la mano. Si pasábamos, seguro iba, porque Primi me quería y ya en el torneo, tenía que cruzar los dedos para que Jocón Reyes se lesionara, ja, ja, ja. Es broma.

De todas las camisas que defendiste, ¿cuál fue la que más disfrutaste?
La de la Universidad. Por esa camisa hasta lloraba cuando perdíamos, porque yo siempre fui fanático del equipo. Era mi camisa preferida.

¿Alguna mala pasada que te hicieron en el fútbol?
Fue una cuando la Universidad titubeó en el momento preciso, de mandarme al extranjero. Habían ofertas, estaba Bernd Schuster involucrado en intentar ficharme por seis meses, pero la dirigencia dudó y al final no agarraron nada.

Si pudieras volver a jugar, ¿con qué equipo lo harías?
Si yo volviera a nacer y la Universidad estuviera en Liga Nacional, yo jugaría nuevamente con los Pumas, mi equipo de toda la vida.

¿Qué es lo mejor que te dejó el fútbol?
Mi familia. No hay duda.

Ahora te dedicás a correr maratones.
Sí, ahora practico atletismo. Tengo cuatro años de estar corriendo y esto no es “paja”. Corrí hace unas semanas 42 kilómetros, no me gusta participar en las carreras de 5K o de 10K porque me parece que eso no es correr nada. En 42K, el otro día llegué en sexto puesto. Eso es lo mío ahora.

¿Cuál fue tu mejor salario como futbolista?
Ja, ja, ja. Eso ni a vos te lo cuento.

¿El peor pues?
Mi salario lo acomodaba de acuerdo a mis necesidades. De qué servía ganar 100 mil si solo ocupas 10. Lo que yo gané en la Universidad me ajustaba y todavía ahorraba. En todos los equipos firmaba contratos para que me permitiera vivir tranquilo y guardar un dinerito por ahí.

¿Y esa loquera de ser periodista en qué momento se te metió a la cabeza?
Desde siempre. Desde que mi papá me mandaba a comprar periódicos. Otro vecino también me enviaba, pero todos se tenían que esperar a que primero tenía que leerlo en el río, ja, ja, ja. Siempre he estado involucrado con los medios de comunicación.

Me ha gustado mantenerme informado. Cuando me retiré, me dediqué a esto del periodismo. En el ocaso de mi carrera fue que me matriculé en la Universidad con esfuerzo y sacrificio. Ya saqué hasta un diplomado en pedagogía y un curso de cine. Ahora estoy dando clases y lo hago para demostrarles a los nuevos futbolistas que esto no es todo en la vida, hay que prepararse. Ahora voy por una maestría en Ciencias Políticas

¿Eras buen estudiante?
Hubo una clase de economía que la tuve que llevar ocho veces para pasarla. La matriculaba, me quedaba, la retiraba y así hasta que la pasé. Tenía que hacerlo para poder graduarme. Incluso, hasta me dieron un reconocimiento como excelencia académica.

¿Es cierto que un día vendiste un partido?
No, no, no. Esa es una vil mentira. Lo peor que un jugador de fútbol puede hacer es vender un partido. Yo creo que vos estuviste metido en algo así, ja, ja, ja. No vendí nunca, pero sí hicimos un arreglo para salvarnos del descenso con la Universidad. Negociamos con un equipo, no te voy a decir cuál, para que se dejara ganar, nosotros clasificábamos y luego nos enfrentábamos a ellos en las semifinales y nosotros les regalábamos la final, ese era el trato. Estuvimos involucrados cuatro jugadores en eso, pero vender un partido, nunca.

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