La Selección
2011-04-04
Ángel Ramón “Mon” Rodríguez vive en la ciudad de Louisiana, Estados Unidos, desde hace 14 años, pero no se olvida de su tierra. Pasa pendiente de la actualidad de nuestro fútbol y como entrenador dice que un día espera regresar a la Liga Nacional.
El DT campeón con Marathón y Motagua fue un tipo bravucón, pero ahora parece otra persona.
La última vez que anduvo por Honduras fue hace dos años, ¿qué ha sido de usted?
Trabajando me mantengo entretenido. Sigo laborando en la Universidad de Louisiana como lo he venido haciendo en los últimos 14 años. Hace dos años vine a mi país y no había podido regresar.
¿Y qué hace en esa Universidad?
Trabajo en el área de mantenimiento de los parqueos de la Universidad.
¿Y en el fútbol, ya no incursiona?
Ahora muy poco. Estuve trabajando unos siete años con niños, pero ya no lo hago. He tomado un “break” (descanso) desde hace unos cinco años.
¿Y qué pasó?
Es que siempre tengo el ánimo de hacerlo, pasa que cuando me dedico a una actividad me gusta hacerlo a tiempo completo y ahorita no puedo hacerlo, pero quizá a final de este año retomo eso.
¿Profe... por qué dejó de dirigir?
Mire. Estuve mis primeros siete años dirigiendo en Estados Unidos, pero a nivel de academias. Trabajé en dos academias.
¿Y antes de marcharse a Estados Unidos no tuvo más opciones de dirigir en la Liga Nacional?
No. A los Estados Unidos me fui por cuestiones familiares. Mi madre y hermanas estaban allá. Aparte mis hijos iban a tener más oportunidades para crecer. Aquí en Honduras hay muchas limitaciones.
Me dijeron que está escribiendo un libro...
Sí. Estoy trabajando un material sobre el perfil que debe tener un entrenador. El nombre del libro será: El perfil anatómico del entrenador.
¿De qué tratará?
Ya he escrito varias cosas, por ejemplo, lo que comprende el cerebro, la vista y de la forma cómo debe utilizar sus sentidos el entrenador hacia los dirigidos.
¿Y cuándo lo lanzará?
Si Dios quiere a finales de este año. Quiero lanzarlo aquí en Honduras y traducido al inglés en los Estados Unidos. Ahorita recabé información sobre la aceptación que puede tener.
¿Cuenta algunas vivencias de las que tuvo en su carrera?
Claro. Es importante transmitir todas esas vivencias, siento que les puede ayudar mucho a los nuevos entrenadores.
¿Usted es un hombre que no se ha desligado del fútbol?
Para nada. Veo fútbol todos los días porque esa ha sido toda mi vida. Pasa que en los Estados Unidos tuve que apartarme un poco por el trabajo, pero ha valido la pena porque he logrado mis metas.
¿En el fútbol logró todo lo que quería?
No. En la Liga Nacional dejé algunas deudas pendientes. Por ejemplo, en Olimpia hice un gran trabajo de planeación, pero no pude ser campeón por cuestiones mentales e inmadurez de mi personalidad.
¿En aquel entonces le faltaba preparación?
Claro. La inexperiencia y la falta de preparación mental, inflexibilidad y madurez como técnico, no pude conseguir varias cosas. Tuve problemas por ser bravo y muy explosivo.
¿Pero sí fue campeón con Motagua y Marathón?
Así es. Quizá allí sí pude mejorar en algunas cosas y pudimos lograr los objetivos. También hice un buen trabajo en el Comunicaciones de Guatemala y en el Victoria.
¿Es cierto que usted estando en Victoria le fue a reclamar a Jorge la “Bala” Bennett estando herido en el hospital?
Sí. él me falló, era mi mejor hombre en el Victoria y no pudo estar en un partido definitivo ante Olimpia. Era el hombre gol, le pegaron un tiro y no pudo estar. En esa época hasta el utilero me falló, fue desleal conmigo.
Cuénteme una cosa profesor, de los dos títulos que ganó, ¿cuál disfrutó más?
El de Marathón fue bonito. Trabajamos dos años para lograrlo, la gente lo deseaba mucho y nosotros le pudimos dar esa alegría. Siento que después de que yo gané ese campeonato con el Marathón, ellos comenzaron a sentirle mucho sabor al hecho de ganar títulos. Ahora han ganado varios.
¿Y el que ganó con Motagua?
Ese fue muy bueno también porque tenían como 13 años de no ganar nada. Logré unir al equipo porque cuando llegué habían seis grupos y terminé haciendo dos y ajustó para ser campeones.
Usted estudió en Alemania para ser entrenador. Ahora los técnicos no se preocupan, ¿qué piensa?
Quizá sea por la falta de motivación de ellos mismos y de la dirigencia de los clubes para que salgan a estudiar. En mi época tuve una gran ayuda de Miguelito Canahuati para salir. Estuve dos meses en Madrid, dos meses en el Arsenal y otros dos meses en Alemania. Aunque yo tuve que pagar el 50 por ciento, pero era por una satisfacción personal.
¿De los jugadores que usted dirigió, a quién recuerda con cariño?
A varios. Tuve jugadores que siempre recuerdo como Jorge Bueso, los Bailey, el mismo Ramón Primi Maradiaga, aunque este ha sido muy desagradecido conmigo. Ahora Primi se ha convertido en un entrenador de estómago.
¿Cómo así de estómago?
Es decir que ahora sólo piensa en el dinero antes que otra cosa. A Primi se le olvidó que varios entrenadores lo tenían liquidado, listo para botarlo y yo lo recuperé. Gracias a mí, posiblemente él pudo ser entrenador y ganar todo el dinero que tiene y que yo no pude ganar.
¿Usted dice que es desagradecido porque no le reconoce todo lo que usted hizo por él?
Pasa que hay cosas que la gente olvida, pero yo no las olvido, las tengo apuntadas. Por ejemplo, han sido muy agradecidos jugadores como Gilberto, Juan Flores, Pavón, Tyson... a ellos les guardo mucho cariño.
¿Y ellos lo recordarán?
Claro. Ellos se acuerdan de mí como el novato entrenador que trató de eseñarles algo importante para su carrera.
¿Cuáles fueron los errores que usted cometió en su carrera?
El aspecto mental. Era muy radical en mis decisiones, sobre todo en el aspecto disciplinario. Era muy estricto, miraba a mis jugadores con ojos de militar y la cosa no era así.
¿Usted era de ver y no tocar?
Sí. De hecho tuve muchos problemas con los medios de comunicación porque era muy emotivo. Tenía muchos defectos de carácter. Cometí demasiados errores. No podía controlar mis emociones. Ahora soy muy distinto a la persona que era antes.
¿Se arrepiente de haber sido así en su época de técnico?
No, porque son experiencias de vida y uno debe aprenderlas y saberlas analizar. Me quedé con lo positivo y no con lo negativo, pero para eso hay que tener la mente muy abierta.