Jimmy James Bailey es como un enorme oso de peluche al que dan ganas de abrazar con fuerza. De mirada noble, es un tipo humilde y feliz al que sólo le preocupan las goteras que caen del techo de su casa y le mojan la cama. “Soy pobre de dinero, pero millonario en amigos”, me diría este viejo goleador de 290 libras de peso. En el transcurso de una hora lo podría comprobar con todas las personas que se acercaron a él para saludarlo con un cariñoso “Hola, Socio”...
No lo puedo creer: voy a entrevistar a uno de mis ídolos de infancia... -comienzo diciendo.
Con una sonrisa penosa: “Ah... Muchas gracias, muchas gracias”.
Pecho de Águila, Caballero, Villegas, el Macho, Arzú, Azulejo, Gilberto, usted... ¡Grandes!
Gracias... -sigue diciendo con cierta pena-. ¿Bueno, qué te puedo decir? Nosotros no jugábamos por dinero, lo hacíamos por servirle al país. Jugar por la Selección era lo más bello para nosotros.
¿Qué pasó con su taxi?
Los choferes me destruyeron los carros. Ahora tengo dos, pero estoy alquilando los números. Dejé de trabajar en taxi y ahora estoy en la Municipalidad. Dejé de trabajar en esto, porque ya es muy peligroso andar por las calles de San Pedro Sula.
¿Cuánto tiempo anduvo en taxi?
“Como catorce años. Es una chamba dura, allí uno suda hasta el calzoncillo, ja, ja, ja. Pero también tenía sus cosas chistosas... Fijate que a veces llevaba a un pasajero y me decía “No, mi Socio, usted es grande” y no me pagaba, ja, ja, ja. Otra veces me iba bien, porque tal vez la carrera valía treinta lempiras y me daban cincuenta o cien lempiras por lo que yo hice en el fútbol”, dice, mientras un señor que pasa por el parque lo saluda con la mano derecha.
¿Y nunca tuvo alguna aventura como en la canción Historia de taxi de Arjona?
No, no, nunca, ja, ja, ja. Yo escucho que los que consiguen son los músicos, los buseros y los policías. La gente me admira y respeta mucho, pero nunca tuve aventuras.
¿Qué le dejó el fútbol?
“Soy millonario en amistades”, dice, antes de saludar a otro señor que se acerca. Ya van dos, y en unos minutos serían tres, cuatro, diez, quince...
¿Hizo dinero jugando?
¿Cómo voy a hacer dinero ganando mil doscientos lempiras? Fue el salario más alto en toda mi carrera como futbolista. Lo que sí le doy gracias a Dios es que pude comprar mi casa; me estuve veinte años para pagarla. Pero no te creás, todo está muy caro: la luz, el agua, los impuestos, el combustible...
Mucha gente cree que usted despilfarró el dinero.
Ja, ja, ja, me hacés reír. ¿Cuál dinero? Ya te dije cuánto terminé ganando. Con eso no me compraba ni una bicicleta. Nosotros, como te decía hace poco, jugábamos por amor y éramos humilde, y por eso la gente le sigue teniendo gran cariño a los jugadores de España 82. Nosotros éramos una familia. Todo el sacrificio que hicimos fue por el pueblo hondureño. Fue un gran esfuerzo, a tal punto que algunos compañeros perdieron a sus esposas por aquella concentración tan larga en Valle de Ángeles.
¿Quiénes...?
Creo que Droumond... Primi.
¿Tiene deudas?
No... Bueno, no he pagado, ja, ja, ja, el impuesto de la Municipalidad... Imaginate, donde yo trabajo. Pero voy a pagar en esta quincena.
¿Cuánto pesaba usted cuando era jugador?
¡Jah! Ya te vas metiendo en lo personal, ja, ja, ja... Mmm... Pesaba 175 libras. Lo más pesado que estuve fue 180 libras.
¿Y ahora?
Una muchacha de la policía muncipal lo saluda; él hace lo mismo y luego me responde: “Ahora peso 290 libras.
¿Y de salud cómo anda?
Bien, aunque padezco de la presión, pero tomo pastillas por la mañana y por la noche.
¿Y de dieta? ¿O come fritangas, tajadas, mondongo...?
Ya vas, ya vas... Más bien estoy tomando apio licuado con berengena y unas pastillas naturales que me mandó mi familia desde Estados Unidos.
Parece que en San Pedro Sula no hay un sol, sino dos o tres, pues el calor aprieta y Jimmy James Bailey empieza a sudar. Con dos dedos se quita unas gotas que tiene sobre la frente y saluda a otra mujer de la policía municipal que le dice adiós desde lejos. “Mucho gusto, mami”, dice el goleador. Va media hora de entrevista y se han acercado veiticinco personas a mostrarle su cariño. Lo sé, pues voy poniendo rayitas en una hoja en blanco. Al final serían muchísimas más...
Cómo lo quiere la gente...
Es algo que yo siempre le agradeceré al pueblo hondureño, todo ese amor, ese cariño...
¿La vida ha sido justa o injusta con usted?
Yo soy un hombre muy agradecido con lo que lo que Dios me ha dado, no puedo quejarme. Sí me hubiera gustado que me hicieran un partido de despedida... Con ese dinerito hubiera arreglado mi casita, porque cuando llueve fuerte se mete el agua por el techo y cae en mi cama, pero voy ahorrando poco a poco para comprar las láminas. No me da pena decirlo.
¿Es un hombre feliz?
Totalmente.
¿A usted le llovían las mujeres?
Por supuesto que sí.
¿Usted fue bien portado?
Yo era súper bien portada... pero las chicas hacían que me portara mal, ja, ja, ja. Ahora me cuido muchísimo. Además quiero darles un buen ejemplo a mis hijos.
¿Cuántos hijos tiene?
¿Cuántos hijos tengo? Doce.
¿Doce hijos?
Sí. Una de ellas es hija de la Selección, ja, ja, ja.
¿Cómo...?
Porque fue una travesura que hice cuando estuve en la Selección. Ella tiene tres hijos... Hace poco estuve en Tegucigalpa con ellos y la pasamos súper bien, muy bonito.
¿Es padre cariñoso?
Claro. Así como soy con la gente, así soy con ellos. Algunos de mis hijos ya están en la universidad, otros van al colegio. Son muy cariñosos y respetuosos conmigo.
¿Cómo le ha ido en el amor?
Muy bien... como en el fútbol, ja, ja, ja. Pero ya no soy como antes, era tremendo; en ese aspecto ya me calmé. Ya no ando de picaflor, como hace un tiempo.
¿Era mujeriego?
No, yo no era mujeriego... Eran las mujeres las que me buscaban, ja, ja, ja... -se carcajea.
¿De qué se arrepiente?
De nada, pero sí me da mucho pesar haberme perdido el Mundial. Eso es algo que me acompañará siempre. Yo me esforcé, me anestesiaba las rodillas para poder jugar, pero al final no pude ir al Mundial. Me lesioné, pero le dije a Chelato que me dejara jugar a pesar de que no había entrenado; él me dio la oportunidad y le anoté dos goles a El Salvador en Tegucialpa y otro a Guatemala en el Mateo Flores. Así fue cómo llegamos a la Hexagonal del 81. Después de esa lesión no volví a ser el mismo y tuve que retirarme a los 29 años.
¿Volvería a inyectarse la rodilla para jugar?
Por mi país sí. Me operé cuatro veces de las rodillas y una vez del hombro.
¿Qué recuerda del día en que se vino de Tela a San Pedro Sula?
Que tenía apenas diecisiete años, y que llevaba veinte lempiras, dos pares de calcetines, dos pantalones y dos camisetas -empieza a recordar mientras un vendedor pasa gritando “Agua, agua, agua-. Vivíamos en la sede del España. Mi mamá quedó muy triste. Y no me arrepiento. ¿Sabés por qué? Fui seleccionado juvenil, fui al Mundial de Túnez, estuve en la Selección Nacional y me gané el cariño del pueblo hondureño.
Usted fue tricampeón con el España. ¿Ese tricampeonato tiene el mismo sabor que el que ganó el Olimpia?
Nada que ver. Antes eran torneos de febrero a diciembre; ahora son dos en un año. No tiene sentido. Era duro, ahora es más fácil.
¿De todos los títulos que ganó, de todos sus goles, con qué se queda?
Me quedo con el cariño del pueblo hondureño.
Algo hipotético: ¿Quién hubiera ganado, la Selección del 82 o la Selección de 2010?
La del 82.
¿Por qué?
Había más corazón y teníamos un grupo compacto, como una familia. En la actual había, según salió en los medios de comunicación, algunos problemas entre ellos. Con nosotros nunca ocurrió eso. El dolor de uno era el dolor de todos.
¿Usted hubiera sido titular en la Selección que fue a Sudáfrica?
Sí.
¿Se sigue comunicando con los jugadores del 82?
Sí, con todos. Habló con frecuencia con Primi, Pecho, Tecate, Fayito Gutiérrez; y con los que viven en la costa norte nos vemos a cada rato en la cancha de fútbol.
¿Es cierto que el Atlético de Madrid hizo una oferta por usted, pero que los dirigentes dijeron que no porque lo querían en la Selección?
El Atlético me quería llevar a una prueba, pero no me dejaron ir. Tampoco hubo una oferta económica. Quedamos en que yo iba a ir cuando terminara la eliminatoria, pero me lesioné y ya no se pudo. Incluso hubo platicamos en el hotel Sula, pues el Atlético de Madrid llegó a jugar a Tegucigalpa y a San Pedro Sula.
Para muchos, usted fue mejor que Carlos Pavón.
Eso lo dejo a criterio de la gente. Es mejor que otros lo digan. Carlos Pavón es un gran jugador, un gran goleador. Los tiempos cambian, en mi época era de machete, había que tener bien puestos lo que ponen las gallinas, no era cualquiera el que jugaba. Te atemorizaban, te decían “Te voy a partir la rodilla”, y trataban de hacerlo durante el partido.
¿Vio los tres partidos de Honduras en el Mundial?
Sí.
¿Le gustó cómo jugó Honduras?
Mmmm... No sé cómo decirlo. El que más me gustó fue el último partido, ante Suiza. Allí pusieron todo.
¿Sabía usted que por ese empate ante Suiza hubo un premio millón 400 mil lempiras a ser repartidos entre los jugadores?
Je, je, je... A nosotros nos dieron cinco mil lempiras por clasificar al Mundial. Con eso compré los muebles de la sala y del comedor. Si a mí me hubieran dado eso, ja, ja, ja, no estaría preocupado por las láminas del techo.
¿Le parece justo que les den ese dinero por un empate?
Su respuesta es genial: “Pues no es dinero mío”.
¿Cuánto fue su primer salario?
No tuve salario, cuando yo empecé jugabámos por el porcentaje de la taquilla. Cuando jugábamos con Olimpia, Marathón o Motagua ganaba ochenta lempiras porque el ingreso en taquilla era bueno. ¡Un dineral, ja, ja, ja! ¿Sabés lo que comíamos? Pan con mantequilla o nos robábamos las papayas y los mangos de los palos. Después, mi primer salario fue de 200 lempiras.
A todo esto, Jimmy, ¿qué equipo es usted? -le digo bromeando.
Vos bien sabés qué equipo soy. ¿Dónde jugué, ah? Ja, ja, ja... Me estás fregando, ¿verdad?.
¿Se ha encontrado alguna vez con los jugadores actuales de la Selección?
Sí. Mirá, hace poco nos encontramos en una reunión en la Cervecería y solamente Dani Turcios, Amado Guevara y Carlos Pavón se acercaron a la mesa donde estábamos Betancourt, Pecho, Primi, Costly, Arzú, Caballero y yo... ¿Sabés lo que más me dolió? Que los negros, negros como yo, porque no quiero que piensen que me creo blanco, no se levantaron para siquiera decirnos “Hola, ¿cómo están?”. Eran como doce los que se quedaron sentados en la mesa. Fue una falta de respeto. Yo les digo por este medio que traten de ser humildes y que no se crean más que nadie.
¿Usted se siente olvidado?
No, porque el cariño del pueblo hondureño me mantiene vivo. Hay cosas que me duelen... Yo quería ir al Mundial, se los pedí a dos dirigentes de la Federación y ellos me dijeron “Sí, Jimmy, no te preocupés”. No quiero dar nombres, ¿verdad? No me llevaron y bueno, me quedé con las ganas de ir a Sudáfrica. Creo que me lo merecía, pues yo sacrifiqué mucho por el país.
¿Quién le puso Socio?
Fue en la Selección... Soy el Socio del Gol porque metía muchos goles, pero fijate que no sé quién me lo puso.
Un día después de la entrevista estaba en el aeropuerto de San Pedro Sula cuando recibí una llamada de Jimmy Bailey. “Papi, poné allí que les mando saludos a Jaime Villegas, a Mozambique Álvarez, a Porfirio Betancourt, a Salvador Nasralla, a todos mis hijos...”, comenzó diciendo.
Pensó por unos segundos y agregó: “Al Macho Figueroa, a Carlos Alvarado, Ramón Cano, Arnulfo Echeverría... A mis hermanos Miguel Matthews y Roberto, a Wilmer Velásquez... Ay, Dios, no quiero que se me escape nadie, no quiere quedar mal... Es que ya son 56 años los que tengo”, dijo con preocupación. Y allí me di cuenta que de las 290 libras que pesa, 280 son de su corazón...
CON PELOTAS
Chelato: Uno de los mejores entrenadores que tuvo el país.
España 82: Una de las cosas más bellas del fútbol hondureño.
Tela: Mi pueblo hermoso.
Salvador Nasralla: Uno de mis mejores amigos.
David Suazo: Un gran delantero.
Reinaldo Rueda: Buen entrenador.
Mundial 2010: Para Honduras fue regular.
Tricampeonato del Real España: Un éxito único, porque antes los torneos duraban casi un año.
Tricampeonato del Olimpia: Bien ganado, pero fue más fácil que el de nosotros.
Pepe Lobo: Espero que el país mejore con él, porque todos estamos sufriendo.
Mel Zelaya: Lo que más me gustaba de él era que pensaba en los pobres...
Olimpia: El que mejor ha representado al país.
El rival más duro: Estupiñan García y Shinola Matamoros. A estos dos hasta los árbitros les tenía miedo.
Domingo Drummond: Me dolió mucho su muerte.
Javier Toledo: También me dolió muchísimo su muerte.
Real España: ¡Mi equipo!
Gol a Guatemala: Un gol que hice con la pierna anestesiada.
Gilberto Yearwood: Un gran amigo.
Rambo de León: Lo admiro por honesto.
Jimmy bailey: Un gran amigo, humilde...
PREGUNTAS DEL FACEBOOK DE DIEZ
Edson Bernárdez.
¿Cuál ha sido el major delantero hondureño?
Para mí, el Indio Urquía.
Edgard Velásquez.
¿Cuál fútbol era mejor: el de ahora o el de antes?
Me quedo con el de antes, pues no jugábamos por dinero; lo hacíamos por amor.
José J.
¿Carlos Pavón puede llegar a ser un buen entrenador?
Yo creo que sí, siempre y cuando tenga personalidad.
Yamil C..
¿Quién es mejor: David Suazo o Carlos Pavón?
Ja, ja, ja, aquí me quieren echar a pelear. Los dos son buenos. Yo creo que vos sos el de esa pregunta, ja, ja, ja.
Fernando M.
¿La diferencia entre España 82 y la de ahora?
Nosotros éramos del pueblo hondureño y muy humildes.
Mike Calzaldo.
No le preguntaría nada a Jimmy, sino que le doy las gracias por todo lo que hizo por el país.
Muchas gracias… Y que no le quede duda que volvería a inyectarme las rodillas con tal de jugar con Honduras.
Joel Sánchez
¿Por qué engordó tanto?
Ja, ja, ja… Yo creo que por las operaciones me dieron demasiado suero, ja, ja, ja. Ya no le entro a la comida, como antes. Yo sé que no me veo bien como estoy. Me encantaría jugar con los veteranos.