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“Me metí a boxear porque una amiga de mi hija me animó, como ella iba a todos los gimnasios y no la llenaba y solo aquí pudo lograr bajar de peso. Muchos piensan que el boxeo es solo de tirar golpes, pero hay un ciclo antes de agarrar guantes, ese día que yo dije que quería boxear me dijeron que estaba loca, pero yo dije que nadie me detenía”, dice la abuelita que tiene tres hijos y cinco nietos.
DURO ENTRENAMIENTO
“Los primeros días que vine al gimnasio fueron agotadores y sin ponerme guantes... Ya después, poco a poco fui tomando fuerza y resistencia y lo que me sorprende es que cosas que no hacía en la casa, ahora las hago sin problemas. Aquí somos una gran familia, el que se baja lo suben, nos damos ánimos y ese calor es el que me hace seguir firme y satisfecha”, comentó.
“En el boxeo se renuevan las esperanzas, soy una mujer de 70 años, con problemas en las rodillas, columna, depresión, pero aquí es una continua lucha porque practicando box ya no sufro de la presión, ya no me acuerdo del dolor de las rodillas, mi columna lesionada en la que ya tuve células madres, no me duele, mi hombro que me lo iban a operar, hago mis ejercicios sin problema”.
RUTINA DE LA ABUELA
La historia de doña María de Gabrie es de esas que ayudan a motivar a hacer ejercicios, su rutina comienza con 15 minutos de calentamiento, luego hace 20 minutos de bicicleta, después trote alrededor del ring y luego sigue dándole golpes al saco durante 20 minutos para después subir al ring del gimnasio Champs de San Pedro Sula.
“El doctor me dijo que no hiciera más de 20 minutos y hago una hora 15, porque al final de la práctica tengo ejercicios de respiración. Yo animo a la gente, les repito, tengo 70 años y nunca me he sentido tan bien de salud como ahora. He decidido noquear a la vejez, los límites solo están en la mente”, comenta.
Y sigue: “El gimnasio me ha renovado el espíritu, igual el físico, yo entreno una hora y media de lunes a viernes, solo puedo fallar por una emergencia, esta es mi segunda casa, es una adicción, este gimnasio es como una droga, no puedo dejarlo”, dice entre risas.
“Cuando más obstáculos he tenido durante el día, más duro le pego al saco, aquí se botan los problemas y malos sueños que tienes durante la noche... Yo me siento bien y he bajado de peso, hace un año pesaba 270 libras y he ido bajando a 170 libras con la ayuda de una hormona y el deporte desde que comencé mi proceso en 2012”, explica la abuela noqueadora.