Recostado en un cómodo sofá de cuero ubicado bajo una carpa a la orilla del campo de fútbol de la Academia Nacional de Policía (Anapo) en el municipio de La Paz, La Paz, Gustavo Sánchez, secretario de Seguridad, escoge futbolistas para el equipo de la Policía Nacional.
Está relajado, tiene una hielera a la par repleta de refrescos, bebidas hidratantes y agua, mientras un grupo de edecanes de la institución están atentas a servirle bocadillos o atender cualquier tipo de solicitud.
Mientras él observa el colectivo a 86.7 kilómetros de distancia, en Tegucigalpa, cinco jóvenes llevan desaparecidos más de una semana tras ser interceptados por pandilleros mientras realizaban una mudanza desde la Residencial Honduras hasta la colonia de Mirador de Oriente.
Sánchez no tiene tiempo para hablar a los medios de comunicación sobre otros temas fuera de la jornada de día (nada de reacciones sobre los jóvenes secuestrados que posteriormente fueron asesinados en una montaña).
Este día solo le seduce encontrar promesas que suden la camisa de un nuevo equipo de fútbol de la Liga de Ascenso, cuya categoría fue supuestamente cedida mediante donación a la Policía Nacional, pero fuentes involucradas en la operación afirmación a la Unidad de Investigación de LA PRENSA Premium que se trató de una maniobra de compra-venta.
¿Donación o venta?
“Aquí vamos a hablar de fútbol, si venís con intención de platicar de otra cosa cortamos la entrevista, hoy estoy en una visoria de los jugadores que van a formar parte del equipo de fútbol de Segunda División la Policía Nacional”, advirtió a LA PRENSA Premium.
Ya una vez mas calmado, el funcionario accedió a conversar sobre este equipo. Entre la información destacada, Sánchez afirmó que “la categoría fue cedida totalmente por parte del equipo Sabá FC de Colón, la categoría nos la otorgaron, todo está finiquitado, esto se va sostener con una estrategia de mercadeo”.
Sin embargo, la versión de Sánchez es contraria a las declaraciones de otros actores del proceso que afirmaron que la categoría se obtuvo a través de una compra que ascendió a 700 mil lempiras.
Tras la adquisición de la categoría los encargados solicitaron a la Liga de Ascenso permiso para cambiarle el nombre de Sabá FC a Policía Nacional FC y se estableció la sede en el municipio de La Paz.
Ya con el nuevo nombre comenzó un proceso de reinscripción del equipo en la Liga de Ascenso con una nueva personería jurídica que estaría representada por una asociación privada sin fines de lucro y una nueva junta directiva —según información recabada en la Liga de Ascenso—, es decir, legalmente no es manejado ni por la Policía Nacional ni por la Secretaría de Seguridad.
LA PRENSA Premium, a partir de documentos y entrevistas, comprobó que este equipo de Segunda División solo utiliza el nombre de la Policía Nacional, presupuesto, instalaciones y personal, pero en realidad es privado y manejado administrativamente por una ONG.
Las ganancias o beneficios que se obtienen por concepto de taquillas o patrocinadores van a las arcas de esta institución sin fines de lucro que maneja el club, según versiones recabadas en la Liga de Ascenso.
Nadie lo cedió
“El equipo lo vendí a 700 mil lempiras, no lo doné o cedí a la Policía, fue venta, tal vez en algún momento me dijeron de formar parte con ellos, pero no me interesó”, dijo a LA PRENSA Premium Pedro Reyes, expropietario del equipo de fútbol Sabá FC, ahora Policía Nacional FC.
El millonario inversionista hondureño radicado en Estados Unidos atendió una llamada telefónica para conversar sobre su antiguo equipo.
Estas afirmaciones contradicen a Sánchez, quien incluso sostuvo a LA PRENSA Premium que “posiblemente don Pedro se sume a la directiva, es parte del trato”. Pero, ¿cómo llegó a ejecutarse la compra que afirma Reyes?
LA PRENSA Premium viajó hasta el caluroso municipio de Sabá, en el departamento de Colón y antigua sede del colectivo antes de ser adquirido por la Policía Nacional, para desenredar la oscura telaraña que se formó en torno al polémico equipo.
Las indagaciones llevaron a este medio a una ferretería, donde se encontró a un sujeto clave en el proceso: Romario Núñez, el primer propietario del Sabá FC.
De trato muy amable con aspiraciones políticas en su municipio, él no dudo en atender al equipo periodístico. Sentado en su oficina con un ventilador a su máxima potencia para aplacar el calor, el muchacho contó que la idea de formar un equipo de fútbol en Segunda División nació porque ya tenían un conjunto en la Liga Mayor llamado Ferretería Núñez FC, que era de su propiedad.
“Con ese equipo logramos llegar a una final, yo era futbolista y directivo del club, venía de jugar en Belice y me surgió la idea de buscar jugadores jóvenes de los alrededores, lo mejor, incluso jalé jugadores de Segunda División con la visión de crecer”, relató.
Núñez recordó que ese subcampeonato le abrió las puertas a jugar la Liga Departamental, pero la pandemia por covid-19 en 2020, aunque ya tenía en su mente la idea de tener un equipo en segunda división. En vista que no se logró en el entorno deportivo se optó por comprar categoría.
“Yo le compré la categoría a un equipo de segunda división de Siguatepeque que se llama Santos FC, que era propiedad de un diputado suplente de esa zona, la pandemia hizo que el precio bajara, al final se le pagó 240 mil lempiras en una negociación”, comentó.
Romario explicó que todo fue rápido, un proceso legal de compra-venta, mientras en la Liga de Ascenso les exigieron terminar un torneo juntos antes que el antiguo dueño se desligara del equipo. Así que compitieron y ganaron un par de partidos que permitió salvar la categoría.
Ya como Sabá FC, el equipo jugó un par de torneos con resultados discretos, pero “después decidí vender el equipo, no había apoyo de las autoridades municipales, imagínese una planilla cómoda de 300 mil mensuales, tocaba poner de la bolsa por torneo medio millón”, lamentó Núñez.
Ya con la decisión tomada, el Sabá FC se puso en venta y empezaron las ofertas. Personas de Roatán que ofrecían hasta 400 mil lempiras, otros de Sonaguera pusieron en la mesa un millón de lempiras por el equipo, pero surgió un inversionista con una propuesta diferente.
“No queríamos que el equipo se fuera, ya tenía el cariño de los aficionados y el comprador llegó por medio de un pastor evangélico que viajaba a Estados Unidos, él sabía que teníamos al equipo en venta y le platicó al inversionista que se llama Pedro Reyes”, dijo.
Romario contó que realizó la venta por 500 mil lempiras y el siguiente torneo se desligó del equipo. El Sabá FC entró a la liguilla, pero fue eliminado; pasaron más torneos sin resultados sobresalientes, así que el inversionista se decepcionó por falta de apoyo municipal y enredos administrativos.
“Él es buen amigo, me llamó y yo regresé el torneo pasado otra vez como presidente, le gestioné patrocinadores, en el tema ejecutivo nos fue bien, pero en el deportivo no, entonces él, ya un poco decepcionado, tomó la decisión de poner en venta el equipo”, dijo.
Romario comentó a LA PRENSA Premium que él trató de convencer al propietario de continuar con el equipo por un año más, pero no accedió. Luego, se enteró que el equipo cambiaría de sede a La Paz y que pasaría a llamarse Policía Nacional.
“Se maneja que fue una venta de más de medio millón, pero eso solo lo saben ellos dos”. En todo caso, la junta directiva del Sabá FC estimó un precio de venta de entre 500 mil a 700 mil lempiras, “luego el señor Pedro Reyes se sentó con el señor ministro Sánchez”, sostuvo.
Núñez decidió no otorgar el numero de celular del señor Pedro Reyes. Sse trató por diversos medios, colegas deportivos, exjugadores del equipo, autoridades de la Liga de Ascenso e incluso dirigentes de equipos de Segunda División, pero no se lograba.
La clave resultó en redes sociales, pues la familia de don Pedro Reyes era seguidora activa del Sabá FC.
Se realizó la llamada con la esperanza que contestara él, pero quien maneja el negocio en Pensilvania, Estados Unidos, es su esposa. Ella atendió y, tras una solicitud de este equipo periodístico, facilitó el número de su esposo vía WhatsApp.
Ya con el número personal y tras una llamada se obtuvo la declaración que tambalea la versión que Sánchez ha sostenido en medios de comunicación sobre la cesión o donación de la categoría.
En una entrevista breve y en perfecto español, Reyes sostuvo que vendió la categoría del equipo de fútbol.
“El equipo lo vendí a 700 mil lempiras, no lo doné o cedí a la Policía, fue venta, tal vez en algún momento me dijeron de formar parte con ellos, pero no me interesó”, afirmó.
Destacó que no tuvo necesidad de venir a Honduras a cerrar el negocio, pues “hablé con la persona (ministro), llegamos a un precio, mi hermano se encargó de la venta, él tiene la carta poder, todo se realizó rápido, no hay ningún problema, sé que es ahora de la Policía”.
“Yo lo que quería era venderlo, posiblemente se los di barato, a mí me costó 500 mil lempiras, ahí no hubo ganancia, fue pérdida, yo ya no tengo nada que ver con ese equipo, tenía buenas intenciones pero no hubo apoyo, por eso tomé la decisión de venderlo”, explicó Reyes.