Decir que un equipo quedó campeón de un torneo inconcluso, es despertarse en la mitad de un sueño.
Le pregunto al soñador, ¿con cuántos puntos el equipo soñado ganó las vueltas regulares?, ¿Contra quién disputó las semifinales?, ¿A qué equipo le ganó la gran final?.

De la misma manera, un torneo inconcluso carece de valor porque fue anulado, sus resultados ya no existen… salvo en la mente de los soñadores.
Ante la anulación de un campeonato, no se debe de tomar en cuenta legalmente ningún elemento que formara parte del mismo, pues carece de vida jurídica, dicen los expertos.
No es culpa de Olimpia que el Torneo Clausura 2020 haya sido anulado, como tampoco lo fue en la anulación del Torneo de 1972, cuando al final de la primera vuelta Motagua de manera invicta marchaba primero con 15 puntos (Olimpia era segundo a tres puntos de diferencia) y Marathón ocupaba el último puesto, con tan sólo 3 puntos acumulados, presagiando su inminente descenso.

Soñar despierto, es seguir soñando el sueño inconcluso, de insistir en reclamar un torneo cuando en el resto de los países, debido a la pandemia, también fueron anulados y todos aceptaron resignados los designios del destino.
Soñar despierto, es ignorar los reglamentos y bases de un campeonato, recurriendo incluso, a la manipulación arbitral.
Soñar despierto es vivir con una obsesión, cuando la realidad es otra.
Es cierto que todos tenemos sueños, pero son sueños positivos, como el de realizarse profesionalmente o que el equipo de nuestra preferencia salga campeón.
El problema de soñar despierto es cuando lo que se dice es producto de la idea compulsiva de que las situaciones negativas que le suceden son por las acciones o la influencia de un tercero, y no por lo que se dejó de hacer.
Cuando los médicos nos encontramos con un caso similar, estamos ante un delirio de persecución.