De esa épica tica hacen ya dos años, se cumplen precisamente hoy 29 de junio. Otro aniversario más de aquel último penal que cobró Michael Umaña al ángulo superior derecho del arquero griego que poco pudo hacer para detenerlo.
Costa Rica venía de sorprender al mundo tras ser primera del grupo de la muerte, donde dio cuenta de Italia y de Uruguay en los primeros dos juegos y finalizó con un empate ante Inglaterra.
Decir eso ya es mucho, pero como todos ya sabemos, el hambre de la delegación tica no se sació ahí y los griegos lo pagaron en octavos de final a través de una recordada tanda de penales.
MARY GABY SEALY, LA SENSUAL CONDUCTORA DEL PROGRAMA CONTRAGOLPE EN PANAMÁ
El Partido
La historia de los penales es conocida y generalmente en el recuerdo de los aficionados ticos prevalece ese penal de Umaña que mencionábamos anteriormente, sin embargo pocos recuerdan el juego y lo complicado que fue para el seleccionado que en ese momento dirigía Jorge Luis Pinto.
El partido fue muy cerrado, propio de un encuentro donde chocaban dos selecciones muy ordenadas defensivamente, tanto así que durante la primera parte no hubo goles.
En la segunda parte llega el gol de Ruiz, al minuto 51 precisamente, se dio tras una gran jugada entre Campbell y Bolaños que el 10 centroamericano concluyó de forma exquisita por medio de su privilegiada pierna zurda.
LOS UNIFORMES MÁS EXCÉNTRICOS QUE ALGUNOS CLUBES CENTROAMERICANOS HAN VESTIDO
Posteriormente no pasó mayor cosa, Grecia no parecía inmutarse ante su posible eliminación, de hecho no atacó demasiado, ni tan siquiera luchó en exceso por ese gol del empate, que, sin embargo, llegó, y llegó en un momento bastante doloroso para las esperanzas de Costa Rica, fue sobre el final del partido (91´) que Sokratis firmó la paridad tras un rebote que dejó Navas, llevando todo al alargue.
Jorge Luis Pinto tuvo que ingeniárselas para levantarle la moral a un equipo que había dejado ir sobre el ocaso del juego la clasificación, tenía que hacerlo porque se venían los tiempos extra e iban a ser muy bravos ante un equipo helénico que había tomado un segundo aire, y ahora se convertía en un rival aún más peligroso.
Para describir esos treinta minutos parece que no existe otra palabra que no sea incertidumbre. Incertidumbre porque Costa Rica era nueva en este tipo de circunstancias, porque los griegos venían con la moral alta, porque los ticos estaban extenuados, por muchas razones, sin embargo posibilidades de gol hubieron, a favor y en contra, pero, en el destino estaba marcado que todo se definiera desde los once pasos y así fue.
Y pasó, como tenía que pasar, cobró primero Celso, de forma excepcional y clave, convirtiendo con mucha seguridad y transmitiéndosela a todo el equipo y –todavía más importante- a los demás cobradores, que serían Ruiz, González, Campbell y Umaña, todos con remates muy acertados, amparados en que Keylor hiciera lo que hizo, detener ese cuarto penal para que Costa Rica, de la mano de una generación de jugadores excepcional, comandados por un director técnico que supo canalizar todo su talento, alcanzara el histórico pase a cuartos de final, que no es menos para un país como el centroamericano y que es la envidia de muchos, incluido México, que nunca ha podido lograrlo en el presente siglo.
