Adriano Leite no cambia desde que era el temible goleador del Inter de Milán. El brasileño jugó con la escuadra Nerazzurra entre el 2001 y 2008 marcando 74 goles en 177 partidos y convirtiéndose en uno de los atacantes más letales de la Serie A.
Posteriormente pasó por la Roma, Flamengo, Corinthians y Atlético Paranaense hasta que finalmente se retiró en 2014 y siguió una vida en medio de las fiestas y los excesos que también lo caracterizaron durante su carrera profesional.
Un ritmo de vida que mantiene a sus 41 años y con motivo de la final de la Champions League, Adriano fue invitado por una cadena de televisión brasileña como comentarista para estar presente en el partido en Estambul, pero nunca llegó a la cita y ni siquiera salió de su país para cumplir con su compromiso.
Y la razón no fue otra que una larga noche de juerga en las calles de Rio de Janeiro en donde se le vio hasta en tres centros nocturnos diferentes disfrutando del ambiente carnavalesco que ofrece la ciudad carioca.
Esos fiestones provocaron que Adriano no pudiera llegar a tiempo al aeropuerto para tomar el avión que lo llevaría hasta Estambul y aunque en un principio hubo preocupación sobre su paredero, finalmente se supo la verdad gracias a las filtraciones de información de las personas que estuvieron con él durante la noche.
De acuerdo con información del diario Extra de Brasil, el ‘Emperador’ estuvo en los lugares conocidos como Barra de Tijuca, Vila da Penha y Vila Isabel e incluso existen fotos en redes sociales de los que acudieron a estos sitios y que se llevaron la sorpresa de que también ahí estaba el exfutbolista.
Por su parte, a la cadena televisiva no le quedó más remedio que pedir una disculpa a la audiencia por la ausencia de Adriano y limitarse a explicar el repentino cambio de planes fue por “problema personal” del brasileño.
No es la primera vez que Adriano sufre las consecuencias de una larga noche de parranda, ya que en 2022 durante el Mundial de Qatar se perdió durante dos días para disfrutar de los partidos en compañía de sus amigos y cervezas, lo que llevó a que su esposa le exigiera el divorcio.