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Dibu Martínez cometió el error del año: Arsenal desengaña a la 'bestia negra' de la Premier League y le receta una paliza

El equipo de Mikel Arteta no perdonó el fin de año y le recetó una goleada histórica al Aston Villa de Unai Emery, que llegaba con 11 partidos invictos

2025-12-30

Rebajado en el primer tiempo, entre la reflexión en el descanso, la segunda parte desató a un Arsenal impresionante, que devoró al Aston Villa con una autoridad inusitada y cuatro goles del minuto 47 al 78 de Gabriel Magalhaes, Martin Zubimendi, Leandro Trossard y Gabriel Jesús para una exhibición de líder (4-1).

Es el favorito al título. No hay dudas ya jugados 19 encuentros en esta temporada. Ni siquiera la persecución a toda velocidad del Manchester City ni las trece victorias en las últimas catorce jornadas con las que se presentó el Aston Villa en el estadio Emirates intimidan a un equipo que ya pasó su bache y cuyo aspecto de campeón toma forma.

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Son seis puntos sobre el Aston Villa, cuyo batacazo fue tan considerable como la satisfacción del Arsenal. Competitivo en el primer tiempo, incluso mejor por momentos, en la segunda se cayó con estrépito desde el error del argentino ‘Dibu’ Martínez que originó el 1-0 en un saque de esquina hasta la goleada sin contemplaciones que recibió.

Ahí cambió todo, en cuanto el Arsenal rompió el partido en la mejores de todas las cualidades sobresalientes que tiene: la estrategia a balón parado, más aún cuando el destino es Gabriel Magalhaes, aunque, en este caso, hay muchos matices en el éxito de la jugada, porque nada habría sido posible sin el error del portero internacional argentino.

En el salto con el central, en la pugna aérea, al guardameta de 195 centímetros le faltó autoridad y seguridad. No atrapó el balón, que se le resbaló entre sus manos, rebotó en el muslo del central del Arsenal y terminó adentro de la portería. Él protestó falta, el VAR charló con el árbitro y todo quedó confirmado en el gol. No hubo infracción.

Y ahí se cayó el Aston Villa. El 1-0 fue en el minuto 47 y 5 segundos. El 2-0, con la conexión de la visión de Odegaard (su primer pase profundo de todo el encuentro) y la llegada de Zubimendi, que incluso definió como un goleador contrastado, apenas cuatro minutos y 45 segundos después. Todo el primer tiempo visitante, arruinado en unos instantes.

Aún advirtió el Arsenal con un nuevo remate de Odegaard, esta vez salvado por Dibu Martínez, y con más córner, a cada cuál más peligroso para el Aston Villa, que recibió el 3-0 con un derechazo ajustado de Leandro Trossard. Todavía era el minuto 68. Una exhibición de líder en la segunda parte, con el 4-0 de Gabriel Jesús en el 78, nada más salir al terreno de juego, y con su cuarta victoria seguida. Una reacción ya incontestable, reducida por el 4-1 de Ollie Watkins ya en el minuto 94.

Porque el Arsenal se sintió incómodo toda la primera parte. El Aston Villa también. En diferentes registros, cada equipo aplacó a su adversario entonces. El equipo de Mikel Arteta, a través de la presión. El bloque de Unai Emery, entre su repliegue y su destreza al contragolpe, que puso en jaque unas cuantas ocasiones a su rival, cuando sobrepasó sus líneas.

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Lo tenía claro Onana, el medio centro que mejor entendió la primera parte sobre el césped del estadio Emirates, después sustituido por lesión al intermedio. Quizá lo notó en la segunda mitad el conjunto de Unai Emery, que se desplomó desde la reanudación.

Antes, incidieron a la contra Morgan Rogers, Emi Buendía u Ollie Watkins, protagonista de la mejor oportunidad del primer tiempo. La remató fatal frente a Raya, que no necesitó emplearse demasiado en otros instantes porque tiene una defensa de sumo valor.

Hay acciones que valen tanto o más que un gol. La forma con la que William Saliba, con 0-0, tocó lo justo el balón, lanzándose al suelo, convertido en un salvador indispensable, en el pase que Jadon Sancho le había puesto a Ollie Watkins para empujar el 1-0 pertenece a esa clase de jugadas completamente decisivas, que marcan la diferencia.

Ya era el minuto 45, en la recta final hacia el descanso, con la sensación de que, incluso en la presión que manejó el Arsenal, en la dificultad que encontró por momentos el Aston Villa, hasta entonces se había jugado más a gusto del plan de Unai Emery que el de Arteta, reducido a un par de remates sin tino de Viktor Gyökeres. La faltó contundencia.

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Sin Declan Rice, afectado en una rodilla, ni Calafiori, el Arsenal no encontró en la primera parte su ritmo, interrupción a interrupción, sin el desborde de Saka por la derecha, muy bien cubierto, pero también sin la profundidad de Odegaard por el medio o las incursiones por la izquierda de Trossard. Casi cada ataque terminó en nada, en la zaga del Aston Villa o en las manos del portero ‘Dibu’ Martínez... Hasta la demostración del segundo tiempo.