2014-06-15
Unas 200 personas que realizaron hoy una manifestación contra el Mundial en Río de Janeiro en momentos en que Argentina se medía a Bosnia en el Maracaná acataron a pedradas agencias bancarias tras ser impedidas por la policía de acercarse al famoso estadio, informaron fuentes oficiales.
Los manifestantes, varios encapuchados, se concentraron inicialmente en el barrio de Tijuca e intentaron marchar hacia el Maracaná cuando el partido ya había comenzado, pero la policía les cerró el paso a algunas calles del estadio.
Los participantes en la protesta atacaron a la policía a pedradas para intentar forzar el paso pero fueron dispersados con gases lacrimógenos y bombas de estruendo.
Cerca de 50 manifestantes se reagruparon en la calle Vinte e Oito de Setembro en Vila Isabel, en donde volvió a registrarse un nuevo enfrentamiento con la policía, pero finalmente retrocedieron y destruyeron a pedradas los ventanales de algunas agencias bancarias que encontraron a su paso.
En la protesta contra los altos gastos del Gobierno en la organización del Mundial fueron exhibidos varios carteles exigiendo la salida de la FIFA del país y más inversiones en educación y en salud en lugar de en estadios.
Los incidentes provocaron un enorme embotellamiento en la zona norte de Río de Janeiro en momentos en que los aficionados salían del Maracaná tras finalizar el partido.
Por la mañana otro grupo de unos 200 manifestantes fue impedido de llegar hasta el Estadio Nacional Mané Garrincha de la ciudad de Brasilia, en donde se disputaba el partido entre Ecuador y Suiza, por lo que terminó dispersándose pacíficamente dos horas después.
El sábado una manifestación en Belo Horizonte de unas 250 personas concluyó sin incidentes pero con once presos durante el partido Colombia-Grecia y el viernes otra protesta, dispersada con gases lacrimógenos por la policía, movilizó a unas 100 personas en la ciudad de Salvador en momentos en que Holanda goleaba a España.
Tras las protestas del jueves en al menos seis ciudades que movilizaron a unas 4.000 personas, que coincidieron con el partido inaugural del Mundial, los manifestaciones se han reducido significativamente.
El Gobierno considera que las protestas contra el Mundial serán menores a las multitudinarias marchas que sacudieron el año pasado a Brasil, cuando cientos de miles de personas salieron a las calles para exigir mejores servicios públicos.
Los manifestantes, varios encapuchados, se concentraron inicialmente en el barrio de Tijuca e intentaron marchar hacia el Maracaná cuando el partido ya había comenzado, pero la policía les cerró el paso a algunas calles del estadio.
Los participantes en la protesta atacaron a la policía a pedradas para intentar forzar el paso pero fueron dispersados con gases lacrimógenos y bombas de estruendo.
Cerca de 50 manifestantes se reagruparon en la calle Vinte e Oito de Setembro en Vila Isabel, en donde volvió a registrarse un nuevo enfrentamiento con la policía, pero finalmente retrocedieron y destruyeron a pedradas los ventanales de algunas agencias bancarias que encontraron a su paso.
En la protesta contra los altos gastos del Gobierno en la organización del Mundial fueron exhibidos varios carteles exigiendo la salida de la FIFA del país y más inversiones en educación y en salud en lugar de en estadios.
Los incidentes provocaron un enorme embotellamiento en la zona norte de Río de Janeiro en momentos en que los aficionados salían del Maracaná tras finalizar el partido.
Por la mañana otro grupo de unos 200 manifestantes fue impedido de llegar hasta el Estadio Nacional Mané Garrincha de la ciudad de Brasilia, en donde se disputaba el partido entre Ecuador y Suiza, por lo que terminó dispersándose pacíficamente dos horas después.
El sábado una manifestación en Belo Horizonte de unas 250 personas concluyó sin incidentes pero con once presos durante el partido Colombia-Grecia y el viernes otra protesta, dispersada con gases lacrimógenos por la policía, movilizó a unas 100 personas en la ciudad de Salvador en momentos en que Holanda goleaba a España.
Tras las protestas del jueves en al menos seis ciudades que movilizaron a unas 4.000 personas, que coincidieron con el partido inaugural del Mundial, los manifestaciones se han reducido significativamente.
El Gobierno considera que las protestas contra el Mundial serán menores a las multitudinarias marchas que sacudieron el año pasado a Brasil, cuando cientos de miles de personas salieron a las calles para exigir mejores servicios públicos.