El conflicto entre Kylian Mbappé y el Paris Saint-Germain sigue escalando, con importantes implicaciones no solo a nivel de competencia nacional, sino también en el ámbito europeo.
El delantero francés, que dejó el PSG para fichar por el Real Madrid al finalizar la pasada temporada, exige al club parisino el pago de 55,4 millones de euros por salarios y primas pendientes.
Entre estas, destacan 36,6 millones correspondientes a una prima por fichaje y salarios no abonados de los meses de abril, mayo y junio de 2024, además de primas éticas de 500.000 euros mensuales.
El PSG ha sido condenado en dos ocasiones por la Comisión Jurídica de la Liga de Fútbol Profesional (LFP) a pagar dicha deuda, pero el club ha apelado la decisión, trasladando el caso al Tribunal Judicial de París.
Mientras se resuelve esta disputa, la UEFA podría intervenir debido a las estrictas regulaciones financieras que exige a los clubes para su participación en competiciones europeas como la Champions League en este caso.
Según las reglas de la UEFA, los clubes deben declarar la ausencia de deudas pendientes con su personal en fechas clave (15 de julio, 15 de octubre y 15 de enero). Si se detecta que un club tiene pagos atrasados, podrían imponer sanciones severas, desde la deducción de puntos hasta la exclusión de competiciones europeas.
Aunque el PSG asegura que cumplirá con los plazos establecidos por la UEFA, la presión aumenta, ya que el incumplimiento podría afectar gravemente su presencia en la próxima Champions League.
Por ahora, el PSG se muestra confiado en resolver la situación sin que se vean alterados sus planes deportivos, pero el desenlace de este conflicto podría tener consecuencias no solo económicas, sino también deportivas para el club, con la participación en competiciones europeas como una de las principales preocupaciones.