El Olympiakos ganaba 2-1 a falta de un minuto cuando el árbitro Andreas Pappas envió a los jugadores a los vestuarios después de la invasión del terreno de juego por parte de aficionados del PAOK, mientras se lanzaban bengalas desde la grada.
La policía tuvo que intervenir para intentar disuadir a los ultras.
Antes del duelo tres aficionados fueron detenidos cuando la hinchada del PAOK se enfrentó a la policía por fuera del estadio Toumba.
En el minuto 59 Marko Silva, entrenador del Olimpiakos, fue alcanzado por un vaso de plástico lleno de agua lanzado desde la grada.
Previsiblemente la federación griega otorgará al Olympiakos, que viene de ganar su 43º campeonato, un triunfo por 3-0.
Tras estos incidentes el PAOK podría recibir una importante multa y jugar sus próximos partidos a puerta cerrada.