Hulk protagonizó una de esas noches agridulces que quedan grabadas en la memoria. En la Arena Fonte Nova de Salvador, el capitán del Atlético Mineiro escribió una página dorada en su extensa carrera con un espectacular gol olímpico, pero no pudo evitar que su equipo cayera 2-1 ante el Bahía en la jornada 13 del Brasileirao.
Cuando el marcador mostraba 1-0 a favor del Bahía gracias al tanto de Luciano Juba, el partido entraba en el tiempo de descuento y Hulk tomó el balón para ejecutar un córner.
Con la potencia de siempre, se paró frente a la banderita y soltó un zurdazo con rosca que se coló entre el arquero Marcos Felipe, el palo y la incredulidad de los defensores.
Fue su primer tanto tras una racha de ocho partidos sin marcar. Y no fue un gol más: con ese grito, alcanzó los 126 tantos con la camiseta del Mineiro (en 254 partidos), colocándose en el top 10 histórico del club, al nivel de ídolos como Reinaldo o Éder.
Pero el fútbol tenía otros planes para la noche. Apenas tres minutos después del empate heroico, Michel Araújo apareció en el área rival para marcar el gol de la victoria del Bahia en el último suspiro, en el séptimo minuto de adición.
Tras finalizar el encuentro, Hulk habló en zona mixta: "Trabajamos muy bien estas dos semanas para empezar fuerte el segundo semestre. Lamentablemente, no fue el resultado que esperábamos, pero el equipo mostró ganas e intensidad. Duele perder así, pero hay que levantar la cabeza”.
En la temporada, el delantero brasileño suma 12 goles y sigue siendo el faro ofensivo del Mineiro. Desde su llegada en 2021, el ex Porto y Zenit no deja de romper redes ni récords. Su apodo, heredado del superhéroe de Marvel, le calza perfecto: potencia, carácter y liderazgo.
El tanto olímpico no fue casualidad. Hulk ya había convertido goles así en otras etapas de su carrera. Uno en el Zenit de Rusia y otro en la liga china, donde su zurda también hacía de las suyas.
“Siempre entreno ese tipo de jugadas. No es suerte. Es trabajo”, comentó con tono firme. Su golazo fue una obra de arte ensayada, no un accidente de laboratorio.