Carta de un aficionado a la Selección: 'Me sentí tonto y engañado'

EL MENSAJE DE OLVIN OSORIO

Se acabó el mundial en Brasil y ahora sí procedo a sacar todo lo que traigo adentro.

Después del partido Honduras-Francia y que perdió 3-0, yo me preguntaba; ¿por qué los jugadores hondureños juegan tal mal?

Luego vino Ecuador, y el que dolió más el 3-0 contra Suiza. Y digo que dolió porque para los ignorantes como yo, todavía soñábamos con el cuarto partido.

Yo siempre he defendido al futbolista hondureño económicamente y me gustaría que les pagaran más, que ya no ganen esa miseria que les pagan los equipos en la Liga Nacional de Honduras.

También siempre he defendido a todos los jugadores hondureños futbolísticamente. Costly, Andy Najar, Roger Espinoza y Bonieck García han demostrado ser jugadores de muy buena calidad.

Y resulta que ya encontré la respuesta a la pregunta de porqué los jugadores hondureños jugaron tan mal el mundial.

PREMIOS DEL MUNDIAL

Resulta que andaban en pleitos con los federativos por el dinero que da la FIFA por participar y casi literalmente vendieron el Mundial.

Cuando me enteré de eso, no pude evitar sentirme tonto, engañado, me costó creerlo y por supuesto un sentimiento de tristeza me invadió.

Y es que ni Costly, ni Noel, ni ningún jugador hondureño tiene la necesidad económica como para vender las ilusiones de todo un pueblo. Porque eso fue lo que hicieron, y no se vale, la Selección es sagrada y es donde todos los colores se dejan para formar el azul y banco de los cuales todos los hondureños somos dueños.

De los directivos, tanto políticos como deportivos, ya se sabe que no les importa la gente, pero de ustedes se esperaba mucho, pero muchísimo más y se rebajaron.

No diré que ya no los voy apoyar porque en el corazón no se manda, pero sí habrá un antes y un después desde hoy.

ASÍ NO SE VALE, ASÍ NO SE VALE

Les importó un comino las ilusiones de la gente, las vendieron por dinero y eso es asqueroso e inaceptable, así no se vale. Así no se vale.

Esto es para los jugadores hondureños de parte de un aficionado que los apoyó y que todavía le duele lo que hicieron.