2016-08-10
Convencidos, con la fe que podían dar el batacazo,
la Selección Nacional de Honduras salió desde su hotel de concentración, convencidos de que podían pasar a los cuartos de final de los Juegos Olímpicos de Río.
Cuando iban en el autobús camino al estadio Mané Garrincha de Brasilia, los seleccionados se pusieron de pie y comenzaron a danzar y cantarle a Dios quien ha sido su guía en esta competencia.
Finalmente llegaron al lugar de la batalla y cuando salieron a la cancha, demostraron que el rival que está en frente no es más grande que ellos porque confiaron y pusieron sus manos en Dios.