Polache es un tipo peligroso. Una amenaza para la sociedad. Rebelde con causa, pues causa enojos y ataques al corazón a moralistas, explotadores, religiosos, políticos y santurrones.
Con las larguísimas uñas de su mano derecha le saca malas palabras a su vieja guitarra, la pone a hablar en caliche -tu nana y tu tata, que uh, que ah, que bla, bla, encachimbado de andar siempre hule-, y les tiras turuncazos a los que joden al pueblo.
Habla claro y pelado, y le pela lo que digan de él. Soñó con ser un jugador famoso, pero la vida quiso que él cantara en teatros repletos y que en lugar de meter goles metiera el dedo en la llaga con sus canciones...
¿Qué fue primero en su vida: la pelota o la guitarra?
La pelota. Tenía cinco años. Yo inicié en las ligas menores del Olimpia, pasé por pre mosco, mosco e infantil, entrenaba en la cancha de la 21 de Octubre, pero los dirigentes las deshicieron y nos dejaron en el aire. En Motagua me dieron la oportunidad. Empecé en la categoría juvenil, estuve en segunda y en primera división.
¿Empezó en Olimpia? Tenía entendido que usted es Motagua de corazón...
Ja, ja ja, yo era Olimpia, pero hay unos primos de Salamá, Olancho, que son full motagüenses, obcecados. Con ellos fui al estadio a la final que Motagua le ganó en 1991 al Real España con gol de Jeovany Ávila. Yo quedé enamorado del Ciclón Azul a partir de ese momento.
¿A su papá le gusta el fútbol ?
Mi papá es inglés y le gusta más el rugby. Yo mentí una vez y dije que él había jugado en el Manchester United, pero nada que ver; el señor es paquete.
¿Y la primera guitarra?
A los nueve años. Nos la dieron a mi dos hermanos y a mí. La siguiente guitarra es ésta que ando, de pura madera catracha -dice, y le da una palmadita cariñosa a su guitarra cubierta de calcomanías, entre ellas una del Che Guevara-. Fue hecha por el artesano Amado Ramos, que en paz descanse. Esta guitarra va a cumplir veintséis años, pero ya va a llegar el momento de colgarla en la pared, pues tiene demasiados golpes.
¿Qué hubiera sido de su vida sin esta guitarra?
Pues seguramente estaría trabajando todavía de diseñador gráfico en la agencia de publicidad donde estuve antes de dedicarme a la música.
ADIÓS AL FÚTBOL
No pudo meter un gol a estadio lleno, pero sí ha podido cantar en estadios “hasta la bandera”.
Sí. Fijate que yo fui seleccionado juvenil, en la sub 17, con Miguel Escalante. También en la preselección de Paz Camargo, pero me dieron corte antes de ir a Qatar.
¿Su sueño era ser futbolista?
Sí, pero es que yo era muy indisciplinado. Me gustaba trasnochar, parrandear, ir a discos... No me cuidaba y así era difícil rendir.
¿O sea que cuando en Hablo español dice que “Ando acabado y medio golpeado de tanto guaro”, es algo vivencial?
Sí -suelta una sonrisita-. No me siento orgulloso de un montón de trastadas que hice cuando era joven, pero así aprende uno en la vida: a golpes. Perdí mucho tiempo y ahora estoy tratando de recuperarlo.
¿Probó drogas?
¡No! Pero suficiente con el guaro, la charamila y la chicha que me metí... Brother, yo le entraba a todo lo que era alcohol.
¿El alchohol fue un problema?
Sí. Por eso, a los veintitrés, decidí ingresar a Alcohólicos Anónimos. Allí estuve dos años y medio. Ahora me las echo, pero sólo los fines de semana y mucho más calmado.
A pesar de su fama, mucha gente no sabe que usted estuvo en Motagua.
Sí. Compartí con Iván Guerrero, Junior Izaguirre, Noel Valladares... Tuve el placer de ver crecer a Emilio Izaguirre. Era un güirro y muchas veces tomamos juntos el bus al Pedregal. Siempre que lo veía, yo pensaba: “Ese zurdito llegará lejos”.
Yo no lo vi jugar a usted, pero, ¿qué tal era como defensa?
Tenía estatura para ser un buen defensa central, pero había un problema: a veces me ponía a pajear en el área, me la quitaban y nos echaban gol. Así como cuando Richardson Smith planchó en el Azteca frente a México y nos metieron gol. Era torta, como muchos que hay en la Liga Nacional, pero fijate que Junior Izaguirre fue banca mía en el San Miguel. Junior lo sabe, cuando lo veo le digo “Papá, vos eras banca mía”, ja, ja, ja.
¿El mexicano Alejandro Domínguez lo cortó?
Yo me salí... No, mentira -dice de repente, rectificando-. Me presenté una semana tarde a la pretemporada y había un viaje y no me llevaron. Me sentía frustrado, maleado, me pagaban, a ver, papá, ni dos mil quinientos lempiras. Cuando llegué, Lin Zelaya me dijo: “Ya no estás en nuestros planes, muchas gracias”. Así terminaron mis sueños de ser futbolista.
¿Cómo reaccionó usted?
Sentí frustración. Cuando iba en el bus me puse a llorar. Pero yo estoy con la idea de que un equipo de la Liga Nacional me dé la oportunidad de debutar en un campeonato, que me permita quitarme el rigio. Sólo será un partido y ya. Estuve a punto de logarlo el año pasado con el Hispano, pero a última hora se cayó el asunto.
Creo que iría más gente ese día al estadio por verlo a usted que por ver el partido...
Ja, ja, ja, sí, para verme haciendo el ridículo.
EL ESTRELLATO
¿Cuándo se dio cuenta que era famoso?
Cuando me pidieron mi primer autógrafo. Yo estaba en un mall sentado y llegó una señora y empezó a platicar conmigo. Al ratito me pidió un autógrafo. Se lo di y pensé que era raro, porque los hondureños, generalmente, sólo les piden autógrafos a los futbolistas.
¿Hace fila en los bancos?
Sí. Sólo una vez no hice, pero fue porque un tramitador en San Pedro Sula, de esos que hacen las cosas bajo-bajo, me dijo: “No, Polache, ¿cómo vas a estar haciendo fila? Dame eso”. Y me hizo el trámite de free, de gratis.
Como las lluvia están de moda, ¿qué canción suya rescataría en caso de un diluvio?
Mira a Honduras. Es la canción que me abrió las puertas. Yo he visto a gente llorar con esa canción.
Hábleme de su amistad con Mel Zelaya.
Pues él me ayudó a darme a conocer en un evento en Coco y Segovia. También me apoyó muchísimo a través de su hija, la Pichu. Cuando me pidieron una opinión de Mel, yo, obviamente, dije que estaba a favor de él. Eso me provocó mucha controversia.
¿Usted creía en Mel o hablaba bien porque él lo había apoyado a usted?
Te voy a ser sincero: a raíz de Mel empecé a tomar conciencia de lo que estaba ocurriendo política y socialmente en el país. Antes de eso, yo estaba metido más en mi rollo musical. Yo estaba de acuerdo con muchas de las cosas que Mel estaba haciendo por los pobres. ¿Sabés lo que pasa? Que hay gente que no está de acuerdo en que haya cambios sociales en Honduras y les llaman ñángaras a los que sí están de acuerdo. Si ser ñángara es creer que todos debemos vivir justamente, si ser ñángara es estar con los pobres, entonces sí soy ñángara.
¿Llegó a ser amigo de Mel?
Yo me consideraba amigo de Mel, pero sólo lo saludé personalmente dos veces. Uno fue en Coco y Segovia y otro en un evento en el que estuve esperando como dos horas, porque quería darle la mano. Me identifico mucho con Mel, pues es campechano, jovial, le gusta la música, no se comportaba como un presidente. Era como si uno estuviera tratando con un tío. Su humildad me contagió. ¡Me caía bien el maistro, “puej”!
¿Usted iba a votar por la Cuarta Urna?
Sí.
¿Usted temió por su vida a raíz de lo que ocurrió el 28 de junio?
No. Incluso hice una nota aclaratoria para decir que no me estaba escapando del país cuando me tocó viajar a Italia y Francia. Yo tenía que salir con la Marimba de Sula y los Zorzales de Sula a dar unos conciertos y no me podía quedar. No cometí ningún pecado viajando a Europa. Eso de que me escapé es una especulación. Nunca recibí amenazas de muerte.
Las cosas estaban polarizadas en el país. O se era de un bando, o se era del otro. ¿A usted nunca le dijeron algo en la calle?
Nunca, aunque me mandaban mensajes a página oficial acusándome de vendido, de ñángara. Me decían “¿Cómo está el hijo que vas a tener con la Pichu?”. Debo confesar que andaba con paranoia, me puse a la defensiva y esperaba que alguien me dijera algo para caerle a puro puño. Mido 1.87 y tuve cincuenta peleas callejeras en mi juventud. Por el lado de mi mamá soy un poco arrecho, ella es olanchana, así que tengo mi recorrido en cuanto a eso de montarme reata en la calle.
De esas cincuenta peleas callejeras, ¿cuántas perdió?
Una, pero porque eran varios, ja, ja, ja.
Volvamos con el tema de Mel. ¿El gobierno de Micheletti le pidió a usted que hiciera algún anuncio?
No. Hubo un conflicto, porque los del nuevo gobierno, los de Micheletti, querían utilizar mi canción Mira a Honduras con fines propagandísticos y yo les dije que no. Es que esa canción no es de un lado ni del otro, es para el pueblo. Yo no quise que prostituyeran la canción.
Hubo rumores de una relación entre usted y la Pichu, la hija de Mel Zelaya.
Yo estaba en Francia, en un supermercado, cuando me llegó un mensajito de una persona a la que quiero mucho, en el que me regañaba por embarazar a la hija de Mel. Yo no lo podía creer. Lo primero que hice fue meterme el Internet y encontré el montón de mentiras en algunos blogs. Si hubiera salido en un diario o en la televisión, yo habría demandado. Eso que decían fue una falta de respeto hacia mi esposa, mi familia, mi hijo... No tuve nada con la Pichu; éramos buenos amigos.
¿Ese rumor le dio risa, ira...?
Me daba risa, aunque también me di cuenta de la potencia que tiene el chisme. El chisme es el arma letal y más eficaz que usa el diablo.
¿Tuvo que explicarle a su esposa?
Fijate que entre nosotros dos, el único celoso soy yo. Ella confía mucho en mí, es una mujer tranquila... Nosotros entendimos que todo eso se debió a que soy una figura pública. Además, los latinomericanos somos mula de chismosos. Carlita nunca dudó de mi; nunca.
¿A su esposa no le afectó eso?
Mirá, una vez fuimos a un restaurante y el mesero me saludó. Cuando le presenté a mi esposa, él dijo: “Ah, ¿usted es Pichu Zelaya?”. Yo le dije: “No, compa, mi esposa se llama Carla Silva”. Entonces él me dijo: “Pucha, disculpe, Polache”.
¿Estuvo enamorado de la Pichu?
Ja, ja, ja... No, para nada. A mí me da pesar que nunca nos volvimos a comunicar, porque ella me ayudó a que salieran cuatro mil discos de Hablo español. No tengo su teléfono... Me daría pesar que el día de mañana le lleguen diciendo cosas que yo nunca he dicho, o que le digan que yo la traicioné, o que fui un interesado. Yo jamás traicioné la amistad que tuve con ella o con su papá. A mí me han atacado y no sé por qué, pues yo lo único que ando es una guitarrita con la que no le hago daño a nadie.
¿Usted fue alguna vez a la marcha de la Resistencia?
Sí, una vez, antes de viajar a Europa. Fui a la OEA, el día en que iba a llegar Insulza.
MÚSICA Y SELECCIÓN
¿Habrá algún día un dueto con Guillermo Anderson?
Estoy esperando algún día la invitación de su grupo de trabajo… Con lo poco que yo he hecho en la música, no tengo el valor como para decirle que hagamos ese dueto. Apenas tengo tres años en esto, mientras que Guillermo tiene una carrera de veinticinco años. Lo admiro y para mí sería un honor.
¿Tiene los cd’s de Guillermo?
Sí.
¿Si usted pudiera robarle una canción a Guillermo Anderson, cuál sería?
Mi país, el Encarguito y Por esa negra.
Usted anduvo en el Mundial de Sudáfrica. ¿Qué le pareció la Selección?
No me gustó la actitud en la cancha. Pensé que los jugadores iban a sacar la garra catracha y que las camisetas iban a echar sangre del esfuerzo. Yo había visto los vídeos del Honduras en España 82 y nada que ver con lo que hicieron en Sudáfrica. Muchos no se dieron cuenta que estaban en el Mundial y no asumieron el compromiso. Lo que quedó reflejado fue la falta de identidad. Me molestó verlos corriendo detrás de los jugadores españoles para tomarse fotos con ellos o para pedirles el autógrafo cuando acabábamos de quedar eliminados del Mundial. Yo no veía por qué se debían sentir menos que los demás. Sufri en el Mundial de la socazón, pero cuando cayó el gol de Chile me dije: “Polache, papá, ya estuvo... Dejá de sufrir”. Lo que es el país es lo que quedó reflejado en la cancha.
Hey, a todo esto, no hemos hablado de su nuevo disco.
Se llama Celebremos y tiene 16 canciones. Hay unas buenísimas, como Ni chicha ni limonada, Tu nana y tu tata, Pierda el miedo y Lejos de mis Hibueras.
(Suena la guitarra al final de la entrevista. Le robo la letra de una de sus canciones: Cómo no te vo’a querer, cómo no te vo’a querer, vos tenés mucho que ofrecer... ¡Polache, si sos pedazo de artista!).
CON PELOTAS
Reinaldo Rueda: Cumplidor.
Chelato: Leyenda.
Motagua: Una pasión.
Alejandro Domínguez: Non grato.
Amor y frijoles: Película pionera del cine en Honduras.
Pedazo de mujer: Mi himno para Carlita.
Micheletti: Sin palabras.
Guillermo Anderson: Baluarte nacional.
Primitivo Maradiaga: Lo mejor de Motagua.
Canción favorita: La canción más hermosa del mundo de Joaquín Sabina.
Olimpia: Lástima…pero una vez fui.
David Suazo: Lo mejor en el extranjero.
Mundial 2010: Hicimos la del pato: nos cagamos al final.
La guitarra: Mi segunda mujer.
Primer ídolo: Che Guevara.
El guaro: Le hago las cruces.
Cero conformismo: Una revolución de campaña.
La Pichu: Una gran amiga.
Amado Guevara: Una leyenda.
Su esposa: Es mi todo, con mi hijo.
Polache: Un soñador que no se quiere despertar.
Nota: El nuevo cd de Polache está a la venta en el palacio de la música.
EL PERFILITO
Nombre: Paul Hughes Ramos
Nació en: Tegucigalpa
Edad: 33
Hijos: 1
Religión: Católico
Ideología: Jamás he votado