Liga Nacional

Gerson Argueta llora al recordar a su papá, la polémica reveladora con Tosello y lo que vivió al vender frutas en el mercado

El portero de Génesis confesó el dolor más grande que ha marcado su vida. Recordó cuando lo multaron con 15 mil lempiras y habló de cuando vendió frutas en el mercado ya siendo futbolista profesional.

2025-03-24

Se hizo bajo la sombra de dos leyendas del marco hondureño y vio cerrada la portería olimpista con un cerrojo indescifrable, pero Gerson Argueta tuvo la valentía de tomar otro rumbo para hacerse un nombre en la primera división y cumplir el sueño de un padre que hoy sonríe desde el cielo.

Sin sus guantes y mientras los rayos del sol calentaban el ambiente de la colorida Comayagua, el portero retornaba del gimnasio y atendía a Diez en la casa de habitación en la que una amorosa familia lo ha acogido con gran aprecio.

Allí abrió el libro de las confesiones y, entre muchas cosas, abordó un tema que lo toca mucho: la muerte de su papá. "Yo quería que él disfrutara este momento conmigo y no está...", dice con voz quebrantada y entre la humedad de sus lágrimas.

La nostalgia invade la atmósfera. Su hermana y esposa se contagian de una melancolía que sale del alma. Más que un padre, don Óscar fue su amigo, cómplice, consejero, entrenador y psicólogo. "Me llevaba de la mano a comer al mercado y después el papel cambió. Tuve el privilegio de andarlo de la mano y llevarlo a comer; fue uno de los momentos más felices y tristes al mismo tiempo cuando él murió", revela el cancerbero de 34 años de edad, quien hoy triunfa en el desinhibido Génesis de Comayagua.

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Gerson, hoy con gafete de capitán e, incluso, anotador de goles, ¿cómo valoras este presente con Génesis?

Bueno, primeramente le doy gracias a Dios porque no ha sido fácil, han sido siempre circunstancias adversas, pero doy gracias a Dios porque en todo momento nunca he bajado los brazos; he trabajado, no me he dado por vencido y hoy está el fruto de eso, de esos consejos de mamá, de papá, de que siempre hay que llegar al trabajo y hacer las cosas con una buena disposición.

¿Crees que este es tu mejor momento como portero?

Siento que es uno de mis mejores momentos porque no voy a obviar el momento que pasé también con Deportes Savio, que tuvimos que salvar categoría y aparte fue mi debut y me fue muy bien en ese torneo. Después me tocó volver a Olimpia, pero sí Deportes Savio y Génesis han sido mis mejores momentos. Somos seres humanos y estamos expuestos siempre a errar, pero con la mentalidad siempre de que en el error te deja una enseñanza y en las buenas tardes toca disfrutarlo de la mejor manera.

¿Para vos fue frustrante estar tanto tiempo en Olimpia y no tener esa oportunidad?

Sí, es que es un sueño, o sea, eso no lo vamos a obviar, que estando en Olimpia quién no hubiese querido tener esa oportunidad de jugar y tener esa continuidad. Pero Dios sabe por qué hace las cosas, ¿no? En esa parte no me quejo, Dios es perfecto y, si no iba a ser en Olimpia, hoy estoy disfrutando aquí en Génesis de Comayagua.

Te voy a decir que es algo que siempre soñé, trabajé, algo que quiso mucho mi mamá y mi papá, que en paz descanse. Era el anhelo de él (su padre), que llegara a ser un jugador de la Liga Profesional de Honduras y me siento más motivado y conforme en el aspecto de no decir hasta aquí nada más, sino que tener hambre de más y siempre poniendo en alto el nombre de mi familia y de mi papá.

¿Pero vos soñabas con ser el portero de Olimpia, donde estuviste bajo la sombra de Donis y Noel?

La verdad que sí. Yo tenía claro que ellos eran los referentes del equipo. Si me preguntas mi escuela, son ellos dos: Noel y Donis. Con ellos aprendí exageradamente porque fueron muy buenos compañeros, siempre que me corrigieron estuve atento a escucharlos y siempre tengo comunicación con ellos.

Gerson Argueta en su entrevista reveladora con DIARIO DIEZ. FOTOS: Erick Castillo | Alex Pérez.

¿Qué aprendiste de uno y otro?

Te puedo decir que, de ambos, porque es una característica de los dos, es que eran porteros que cada vez que llegaban a entrenar no te regalaban nada y el entreno era al máximo, o sea, no ibas a verlos entrenando al 50 ni al 20 porque entrenaban al 100 ciento. Ellos no te regalaban ni ir en lista, si le tocaba jugar a uno, como los alternaban, el otro iba a la banca. No te daba chance ni que fueras en la banca porque ellos siempre, aunque fuese con un dedo inflamado, no te daban ventaja. Vos decís: "Aquí no va a haber oportunidad, tengo que buscar camino".

¿En qué momento decidís vos o el equipo determina que te abre las puertas para otro club?

Ese momento se da cuando llega la era de Tosello. Estoy muy seguro que no fui del agrado de él; me dijo que con él iba a jugar poco o nada, entonces decidí que no porque si el entrenador te dice que vas a jugar poco o nada y te dice que busques otra opción... Claro, tú la quieres pelear, pero también hay que estar con los pies en la tierra, sabes que tenés a Donis y a Noel, que son porteros de selección con mucha gran experiencia, entonces dices: "Si no es aquí, tienes que salir y buscar en otro lado y se dio la oportunidad de salir a Deportes Savio".

¿Para triunfar en Olimpia qué debe tener un futbolista?

Mucha paciencia y todos los días dar el máximo porque Olimpia es exigente y tienes que tener paciencia y exigencia todos días y no darte por vencido porque, si eres de mente débil o así, rápido te hace que te hagas a un lado.

¿Lloraste alguna vez?

Sí, por impotencia. A veces te pasa eso de que quieres las cosas tal vez a tu tiempo y no es al tuyo sino al tiempo de Dios. Sí te frustra, pero gracias a Dios en esos momentos tenía vivo a mi papá (Óscar Armando Argueta), que siempre fue para mí, aparte de mi mamá porque también es futbolera, mi amigo y mi psicólogo. Con él me desahogaba. Él jugó fútbol amateur con Federal, llegó hasta la liga mayor.

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Pero él no era portero, ¿verdad?

No, era un "9", un delantero. Con él me desahogaba, le comentaba todo, le explicaba cómo estaba. Siempre que llegaba a visitar a la casa, me preguntaba cómo estuvo el entrenamiento, no había día que llegara y no me preguntara, me consultaba: "¿Qué tal, cómo te desempeñaste?". Era mi entrenador fuera de la cancha.

Cuando él muere, Gerson, ¿cómo fue ese golpe?

No, cuando él muere me desestabiliza mucho porque saber que llegas a la casa y al entrar lo primero que haces es que te sientas, lo saludas, lo abrazas, lo besas, y él: "¿Qué tal, ¿cómo te fue?, ¿cómo estuvo el entrenamiento?"... y después llegar y que él no esté, saber que esa imagen paterna no está, a mí me quiebra. Hay momentos que me ha pasado aquí, cuando voy de viaje en el carro, cuando voy de regreso y sé que voy para la casa. Si ese carro hablara o el otro con el que choqué, ¡qué no te contaran de esos momentos!, porque a veces (hace una pausa).

¿Te has quebrado?

Sí, me he quebrantado, lo hago aún, con pensarlo... Para mí él fue algo fundamental en mi vida porque te puedo decir que hoy por hoy soy lo que soy por él (empieza a quebrársele la voz). El día que debuté fue uno de los momentos más especiales porque mi papá logró verme; murió, pero se dio esa satisfacción de que llegué donde quería que él estuviera.

¿Te marcó la vida tu papá?

Me dio una buena crianza, me enseñó a ser... Perdón (llora). Siempre me recalcó que antes de jugador, hay que ser persona. Me dijo que los futbolistas se terminan, pero el ser persona es de toda la vida. Me dijo que nunca perdiera el norte, que estuviera con los pies sobre la tierra porque la humildad te abre muchas puertas, y lo he comprobado. Hoy por hoy vivo aquí, una persona desconocida para aquí y la familia. Yo cuando lo pienso y todo eso me recuerda a él, se me parte el alma porque yo quería que él disfrutara este momento conmigo y no está (llora)... Hoy lo disfrutamos con mi mamá, pero sí me duele. En todo lo que he logrado desde el ascenso, yo quería que él estuviera ahí.

Te ha tocado duro... Aparte de la muerte de tu papá, te tocaba irte caminando o en bicicleta al entrenamiento...

Siempre me suplieron para mi gasto de pasaje, de bus, pero el caminar lo hacía por decisión mía. Uno joven no gana la gran cantidad. Yo empecé ganando en segunda división 500 lempiras mensuales. Siempre estaba mi padre para pagar ese bus o el taxi, cuando se requería. Él hasta sus últimos días trabajó, era albañil. Siempre me suplía, mi mamá también. Los dos me apoyaron bastante en esta odisea del fútbol. Al final ha valido la pena ese sacrificio.

Gerson Argueta militó en Olimpia, pero el fútbol le está dando la revancha con el Génesis de Comayagua. FOTOS: Alex Pérez | Erick Castillo.

¿Y alguna vez te tocó ayudarle en la construcción?

Me tocó, me llevaba. En vacaciones, yo me iba a trabajar con él. Me tocó ser su ayudante, hacer mezcla, hacer concreto, pasarle el ladrillo, el bloque, a medir, a pasar nivel. Él fallece de cáncer en el estómago. Lo logramos detectar, pero ya era muy tarde. Él para mí es una imagen emblemática en todos los aspectos y te podría decir que recuerdo tener la oportunidad de poder jugar con él.

¿De él fue que sacaste un poco eso de anotar goles?

Sí, sí. Muchos que lo conocieron te pueden decir que él era muy técnico, fue goleador en todas las ligas que jugó, como en la Betania. Yo tuve la oportunidad de acompañarlo a campos, a verlo jugar y a él le decían Gueta. Logré ver que un día, porque tomaba y había amanecido de goma, lo iban a levantar para decirle: "Vámonos, tenemos que ir a jugar". Lo llevaban prácticamente en estado ebriedad.

¿Pero vos ya tenías definido que lo tuyo era ser portero o te picaba por ser jugador de cancha?

A mí siempre me gustó ser jugador de campo y siempre me gustó ser delantero. Yo era atacante y empiezo de portero con Federal en premosco, pero empiezo de cancerbero porque hubo un accidente con el portero. Él se lesionó la clavícula y, como siempre he sido alto, el entrenador me dijo: "Ponete, ayudame en este partido". Y me quedé de portero todo el segundo tiempo y ahí me dejó el profesor todo el torneo. Me quedé ahí y me gustó. Mi papá siempre me inculcaba eso: "Jugá de portero, pero conmigo aquí vas a jugar en otra posición porque necesito que también puedas jugar con el pie". Él fue también parte fundamental en esa parte para que yo mejorara la técnica.

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Has dicho que te gustaba y te gusta ser delantero, ¿has pensado en pedirle a un entrenador que te ponga de atacante?

Sí, sí he querido, no te voy a mentir, a veces de decirle que me den una oportunidad. Noel lo hizo. Claro que sí me gustaría, pero lo primero es tapar.

Además te has convertido en un experto tapando penales. ¿Eso lo traes o lo has ido mejorando?

Lo hemos mejorado, porque nosotros ascendemos a puros penales, ante Oro Verde, Platense, Juticalpa y después la finalísima ante el mismo Juticalpa. Nosotros ascendemos a puros penales, se me ha dado esa virtud de intuir porque en ese momento, como me gusta mucho ser jugador de campo, entonces me autoanalizo, y analizo al penalero también antes de que tire la pelota. Antes de que él ejecute y cómo se para, pues yo ya tengo una idea de más o menos dónde intuir, dónde él la va a lanzar. Cuando me tomo ese momentito para intuir cómo se para, casi siempre lo adivino. Un penal es casi un 99 por ciento más a favor del delantero que del portero.

También se te da lo de los tiros libres y ya le anotaste a Marathón, ¿es algo trabajado?

Eso sí yo lo he trabajado desde que estaba con Raúl Cáceres en segunda división; fue el primer entrenador que me dio la oportunidad a mí de decir: "Dale pues, andá". Yo le pedí la oportunidad, realmente no pude hacerla, pegué en el palo contra Real Sociedad; fue mi primer tiro libre. Le dije que me diera la oportunidad porque teníamos buen pie, pero últimamente no estamos ni pasando a la barrera.

¿Pero no te había visto en los entrenamientos?

No, no, él no me había visto. Deme la oportunidad. Él tiene una frase, pero es una expresión de cariño... me dijo, "pues mierdero, agarra dos pelotas y hacé dos tiros libres, dos nada más me dijo". Y de los dos perfiles, uno de derecha y uno de izquierda. Teníamos a Archibald, de portero. El detalle está en que le metí los dos de los dos lados. Y entonces le dije: "Hasta ahí nomás". Los demás querían que ejecutara otra vez. Les dije: "No, en el partido solo va a haber una". Chao, me fui, ja, ja, ja. Mi primer gol fue con Juticalpa contra Potros en segunda división.

Fuiste convocado a un microciclo de la Selección, ¿soñabas con tener una posibilidad en la H?

Sí, claro que sí, pues ya que tuve la oportunidad de poder llegar y estar, compartir ahí, sí. Trabajo primero para el equipo y, como dicen, mi club es el examen para llegar ahí a lo que es ya la graduación. Claro que todavía me trabajo para eso, lucho para eso. Soy un jugador más que levanta la mano para, si en algún momento me requiere el profesor, yo decirle aquí estoy.

¿El Génesis se le ha planteado a los grandes?, ¿a qué crees que se debe?

La confianza, pasa mucho por ahí. John Jairo ha sido muy bueno porque volvió a darle la confianza a toda la plantilla. Han jugado ya casi todos, cuando generalmente un entrenador tiene un once y sus cambios. Él te mantiene a la expectativa porque un día sale con una nómina, otro partido te aparece otra.

¿Y qué les dice cuando enfrentan a los grandes?

En este torneo no han perdido ante Olimpia, Motagua, Real España ni Marathón. Ya eso de meterse atrás y sabiendo que te van a meter cuatro, mejor salir y proponer. Realmente cuando te enfrentas a un grande, te dan que te van a meter cuatro, ya te dan por perdido. Entonces, él dice: "Al final no voy a perder nada, o lo pelo o me pela". Él tiene esa frase. Ya se cansó de meterse atrás ante los grandes.

Gerson Argueta rompió en llanto al recordar a su padre, a quien perdió a raíz de un cáncer. FOTOS: Alex Pérez | Erick Castillo.

El equipo ha llegado a dos semifinales, ¿piensas que se puede dar ese otro escalón más?

Pues te voy a repetir la frase que él dice: "Estamos soñando despiertos", porque una cosa es soñar dormido con los ojos cerrados y otra es soñar despierto. Estamos con esa ilusión de meternos ahí. Hay mucha confianza en el equipo. Nos planteamos tres objetivos: salvar la categoría, meternos a la liguilla y, si se da la oportunidad y se descuidan, a agarrar un lugar para meternos a un torneo internacional.

¿Sería una locura pensar que Génesis sea campeón? ¿Quién no desea ser campeón?

Si estás ahí en liguilla, ya estás pensando en ser campeón. Sí sería una sorpresa grande que un equipo denominado pequeño diera ese batacazo. Te van a decir que estamos locos, pero con la ayuda de Dios soñar no cuesta nada porque tenemos las mismas posibilidades que los 10 equipos que participamos en la Liga Nacional. Hoy por hoy el equipo ha sacado la casta y ha sacado las ganas de que quiere triunfar.

¿Alguna anécdota en la cancha que te ha marcado?

La única anécdota mala que tengo fue un gol que me hace Lacayo, estando en Deportes Savio. Nos habíamos clasificado a la liguilla, habíamos salvado la categoría. Oliver me la da, yo controlo y cuando despejo, él me la quita y me hace el gol. Eso te podría decir que sí es una de mis anécdotas malas en el fútbol y de lo bueno es el gol de tiro libre aquí en el Carlos Miranda contra Marathón.

En cuanto a vivencias ligadas al fútbol, ¿te han multado alguna vez?

La multa más grande que he conocido que se pagó, la pagué yo creo. Que te quiten el 50 por ciento de tu salario es la más grande. Me fui a jugar con los aleros en una cancha en la Betania, entonces Raúl (Cáceres) dijo que me quitaran el 50 por ciento. He visto pagar multas de 2,000 y 3,000, pero no de 15 mil.

¿Te dolió el bolsillo entonces?

Sí, sí me dolió, pero la plata no es la felicidad porque yo prefiero compartir contigo si eres mi amigo porque no quiero olvidar nunca de dónde salí. Las raíces no las cambio por nada.

Respecto a temas fuera del fútbol, te tocó vender frutas en el mercado durante la pandemia. ¿Cómo fue esa experiencia de vida?

Me tocó andar en el Mayoreo vendiendo frutas. Me tocó ser repartidor de frutas y vender en la calle. Fue en el mercado Zonal Belén de Comayagüela. Tenía varios puntos donde me dejaban con mi rampla llena de frutas. Se dio por un amigo, él me llevó y no me iba tan mal porque salíamos como a las 4:00 de la mañana y a las 8:00 AM estábamos afuera, y me pagaba 500 lempiras. Aquí sabe que termina el torneo y tú no tienes salario. Aquí no te pagan los 12 meses

¿Y vas al Mayoreo todavía?

Y tenía la ventaja que estando ahí pues te haces amigo de todos. Eso pasa cuando no pierdes el norte y tienes los pies en la tierra. Yo puedo entrar ahí al Mayoreo a pie y no tengo ningún problema de que voy a perder mi teléfono. Los mismos del mercado me cuidan. Yo llevaba para la casa tomates, cebollas, chiles dulces, pepinos... ¿qué no llevaba? Yo no podía con tanto, me tocaba llegar allá y repartir más bien porque esos "manes" me llenaban bolsas. Así pasé la pandemia.

¿Cerro arrogancia por más que seas futbolista profesional?

La gente mayormente tiene al futbolista como arrogante, creído, prepotente. A esa gente que te pide una foto y se le niega, siento que no es correcto porque a esa gente hay que tenerle ese agrado y respeto porque es la que te mira. Si esa gente te pide una foto es porque te admira.

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Preguntas cortas sobre compañeros

¿El compañero que no olvidas?

Roger Rojas y Alex López, porque con Roger yo vengo desde la Betania. Es como mi hermano.

¿El más enojado?

De los más bravos el zurdo Walter Hernández.

¿El bromista?

Wilfredo Barahona. Y otro es la Burra (Ángel Fiallos), es una lora.

¿Y Brayan Beckeles no te besó?

No me besó, pero de repente viene aquí al Carlos Miranda ahorita el 30 de marzo y me va a querer besar ja, ja, ja.

¿La broma más fuerte en un camerino?

En Olimpia, cuando Wilmer Velásquez y Dani Turcios le agarraron la ropa no me acuerdo a quién y se la metieron al refrigerador.