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Periodista hondureño Henry Gómez: 'Entré a la cárcel con la cola entre las patas'

El comunicador deportivo acusado por participar en el desfalco del Seguro Social de Honduras se confiesa con DIEZ

2016-07-12

El periodista deportivo hondureño, Henry Gómez, quien ha sido acusado por participar en el desfalco del Seguro Social de Honduras, tuvo que pasar casi dos meses en la cárcel acusado de recibir cheques de al menos 605 mil lempiras. Es algo que nunca imaginó y que le ha marcado su vida. Gómez confesó todo lo que vivió en el interior de la prisión, asegura que es peor que la muerte.

Henry Gómez, una mañana te vi ejercitándote en la Villa Olímpica y al rato eras noticia a nivel nacional, te habían capturado por el asunto del Seguro Social de Honduras.
Sí, eso fue el 9 de mayo pasado, a las 9:45 de la mañana, fue en la intersección que hay en la colonia Alameda y Ashonplafa, que conduce a la colonia Rubén Darío, ahí me interceptaron con ametralladoras, pistolas de todo calibre, fue una cosa impresionante, una captura de película.

Gómez, pero todo mundo decía que la captura fue en tu oficina, justo en el momento que te preparabas para armar el programa de Los Intocables del Fútbol.
No, todo ha sido mentira, ese día yo salí con mi mecánico por un ruido desagradable que se escuchaba en el carro e íbamos a comprar unos repuestos y solo vi que se me atravesaron dos carros, uno atrás y otro adelante, fue justo en el semáforo de Ashonplafa; un tipo vino con una pistola, que por cierto me extrañó la actitud, él no andaba placa ni chapa que lo identificaran, los demás sí andaban y portaban armas de guerra, pesadas, bajé el vidrio del carro y lo primero que pensé es que hasta ahí llegaba mi vida, creí que era un secuestro o un asesinato, en ese momento nunca se me ocurrió que eran de la ATIC. Luego me trataron muy bien, eran aficionados del Motagua y Olimpia. A una persona con problemas cardiacos le hubiera dado un paro.

¿Había varias personas que observaban la escena de tu detención?
Habían pocas, es que fue bastante rápido, uno me encañonó primero, dos al mecánico y luego vino otro que era el que traía la orden de captura, después me llevaron a la San Carlos, a la oficina de la ATIC. Me ficharon, me tomaron fotografías y me pusieron número y me tomaron algunos datos.

Pero hay rumores de que eso se pudo haber evitado, qué pasó que no te adelantaste a los hechos. Te dormiste, Gómez.
Me confié en el acuerdo que yo había llegado de palabra con la Fiscalía, que yo iba a ser un testigo, que siempre fue el estatus que yo quería, pero la Fiscalía no lo respetó; hubo dos cosas que se hablaron con el fiscal y no se respetaron, una que en aquel momento cuando les di mis declaraciones, se iba a mantener en privado todo lo que yo les dijera y lo otro que yo no me iba a ver involucrado, a eso se había llegado, pero de palabra, luego pasó a un juez y este dio la orden de captura.

Esos cheques relacionados con el desfalco del Seguro te llevaron 51 días a la cárcel. ¿Cómo los sacabas de ahí?
Lo he contado en varias ocasiones, fue una especie de favor que hacía para ir a cambiarlos a la persona que me los daba sin saber que había un trasfondo, y que eran actos que el Gobierno, la Fiscalía y la justicia de Honduras denominaban desfalco al Seguro Social.

Aclárame algo, ¿tenías una empresa fantasma y por eso sacabas esos cheques?
No, no tiene nada que ver, yo sí tenía una empresa, se llamaba Media Express y funcionaba desde 2011, y no tenía nada que ver con la relación de amistad, hasta se me preguntó en la Fiscalía si yo tenía una relación sentimental con la dama, siento que es una falta de respeto porque puede crear una duda en las personas, era una amistad nada más.

Gómez, se habla de una dama a quien le cambiaste los cheques, ¿nunca hubo algo de besos, caricias, placer?
No, Limber Omar, nada, eso no podía ser, conocía a su esposo, a su hija, había un vínculo con mi esposa. Era una relación de amistad y se convirtió en una relación de apoyo mutuo en el sentido de que ella administrativamente me ayudaba a mover los pagos que tenía la empresa mía y yo me sentía comprometido de alguna manera de cambiarle los cheques, tú me ayudas y yo te ayudo.

¿Cobrabas algún porcentaje para cambiar esos cheques?
No, para nada, el beneficio que yo obtenía era que me ayudaran a mover los cheques que me iban a pagar, de repente pasaba hasta ocho meses y no nos cancelaban la cuenta, era una empresa pequeña que lo sentía mucho.

¿Qué le distribuías al Seguro?
Pañales, suturas, equipos de oficinas, nosotros comprábamos en el mercado, teníamos nuestros proveedores y le vendíamos al Seguro, bajo una especie de licitación, cuando los montos no pasan de 180 mil lempiras, entras a competir con otros que ofrecen y a veces ganábamos, todo era legal.

¿Henry, tenías una esperanza de quedar en libertad en los seis días para inquirir?
No, cuando entras a la prisión y hay tres casos en Honduras o tres líneas que difícilmente sales, una es el narcotráfico, la extorsión y los temas relacionados con el IHSS, yo estaba seguro de que iba a pasar algunos días en la prisión.

¿Cómo hiciste para salir tan rápido de la cárcel?
Por milagro de Dios, él iluminó a mi abogado, se escogió el juicio abreviado, que es una opción que te da la ley para que te apegues a ella y saques provecho de alguna manera, provecho entre comillas, porque te inculpas, sigo manejando que no tengo culpabilidad, pero lo haces por beneficio propio, es decir, pierdo para ganar. En ese sentido, yo evité que el juicio se fuera para largo, pude pasar mucho tiempo en la cárcel para que un juez tomara una vez más mi caso.

Cuando abrieron el portón principal, qué se te vino a la mente, sabes que en la pesca no quieren a los periodistas. ¿Te pareció que eras carnada?
Estaba entrando un “Intocable”. Ja, ja, ja. Afortunadamente estoy en deportes y vale el consejo decirles a los colegas que escriben, los que están en radio y televisión que tengan cuidado, a veces decimos cosas que allá adentro se están escuchando. Adentro de la penitenciaría se mira y se escucha de todo, hay una red de información impresionante. Cuando entras ahí y pones el primer pie, miras al cielo y te preguntas en dónde estás y entras en depresión, ahí hasta el más grandecito se le salen las lágrimas, fueron tres días que no pude dormir, comer y tampoco ir al baño.

¿Estabas asustado?
No, pensaba en mi familia, eso fue lo primero que se me vino a la mente, mis hijas, mi esposa, empecé a hacer retroalimentación de mi vida, en qué fallé, qué hice de malo.

¿Qué fue lo primero que te dijeron cuando llegaste a la cárcel?
Desde que entras en la cárcel te dejan todo claro, me dieron las indicaciones desde las comidas, el comportamiento, desde lo que me tocaba pagar, porque si no quieres asear, no quieres agarrar una escoba, uno paga, hay mucha disciplina, mucho orden, respeto, te aclaran que ahí todos son iguales, y lo dicen con intención, yo pude ser muy periodista, pero a la hora de bañarme, me tocaba hacerlo en donde se bañan todos y comer en donde comen todos.

Hablando de comida, ¿comías la chiricaya o te la picaste de fino y comprabas tu comida?
La chiricaya es arroz con frijoles los tres tiempos, con unas tortillas, a veces había un poco de mantequilla, mortadela, carne de pollo o picadillo. Pero muy raras veces, cada vez que llueve granizo en Tegucigalpa hay un pedazo de carne en la chiricaya, pero te hablo de la chiricaya moderna, ha mejorado, antes era peor. Bueno, eso me contaron mis compañeros.

¿Por qué te declaraste culpable para salir lo más pronto posible de la cárcel?
Yo quería salir al día siguiente, Dios no nos creó para estar en medio de cuatro paredes y en un lugar totalmente cerrado, en donde hay un portón por el que no puedes salir, en donde hay que pedir permiso hasta para ir al baño, para todo hay que solicitar permiso.

Dormías tranquilo en la cárcel, recuerda que al lado tenías personas que han tomado malas decisiones en sus vidas.
No sé por qué, pero todos los días me despertaba a las tres de la mañana, todos los días, una los hacía para orar, para pedirle a Dios y otra para preguntarme qué estaba haciendo yo ahí, se tuvo un propósito, trabajé con ellos, les di charlas de motivación.

¿Sufriste extorsiones en la cárcel?
Gracias a Dios que no pagué nada, nadie se me acercó a cobrarme de una manera intimidatoria.

¿Te impusiste en la cárcel el día que llegaste. Sacaste el pecho. Diste ese mensaje, muchachos soy Henry Gómez, no se metan conmigo?
No, qué te pasa, has visto a los perros cuando pasan enfrente de otro que es más grande que ellos y fuerte. Yo entré a la cárcel con la cola entre las patas. Así entran todos, desde el más malo hasta el que ha creído que no ha hecho nada. Lo peor que pude haber hecho era llegar con ínfulas de grandeza, eso se baja ahí de inmediato, te cortan los testículos, a quien sea, hay otros que están adelante que uno y mandan de verdad.

¿Ahora que recobraste tu libertad, ¿estás preparado para vivir y soportar los señalamiento que te hará la sociedad por esos 51 días en el mamo?
Limber, puedo andar por la calle y he salido a ciertos lugares y la gente me queda viendo, algunos me juzgan seguramente y otros me saludan. Te digo con toda claridad y con propiedad que puedo andar con la frente en alto, no me da miedo andar en la calle, miedo en el sentido de que me critiquen, de señalamientos, sé que tengo un buen corazón, sé que no tomé nada de ese dinero; si me inculpé en el caso del Seguro fue por un beneficio, mi familia lo sabe, también mis amigos, soy inocente, en la cárcel aprendes a ser tolerante con todo el mundo. Después de lo que he vivido, mi nivel de tolerancia es alto.

La Maccih quiere reabrir tu caso, hay una inconformidad porque quedaste en libertad. ¿Qué piensas?
No puede, por el poder de Dios, ese es el punto número uno y la dos, es una sentencia firme, todos los que leen en este momento, una sentencia firme es algo que nadie la puede revocar, y por otra parte, no hay por qué. Todo se hizo de acuerdo a la ley. Se pronunció la Corte Suprema de Justicia, la Asociación de Jueces, el Colegio de Abogados, yo sé que la Maccih es un organismo que quiere hacer cosas buenas por nuestro país, pero no pueden creer que algo está malo y querer ir por encima de la ley, mi caso está cerrado.

¿Cuánto tiempo de plazo te dio la Fiscalía para devolver todo ese dinero por el que te acusaron?
Aún no se ha establecido, es una etapa que hay que negociarla, y ahí van a estar los recibos de pagos para todos aquellos que creen que tomé ese dinero y que al pagar la cantidad con que salí me quedó el resto de ganancia, se den cuenta y hablen con fundamento.

¿Es tan complicado estar en la cárcel?
Claro, es peor que la muerte, cuando te mueres todo se acaba, hasta ahí llega todo, en la cárcel te morís a diario, todos los días te vas muriendo, lentamente, ahí hasta el más grande llora, a mí me tocó llorar.

AL PECHO

¿Vas a seguir ejerciendo periodismo deportivo o te vas a esconder por los señalamientos de las personas?
Ya comencé y vos lo sabés, hay gente que me manda todo tipo de mensajes y yo les digo con todo cariño y respeto que son mis amigos, a mí me gustaría que todos aquellos que me atacan, un día fueran a la cárcel, no pido un año, solo un día, nada más y que pregunten por mí.

¿De dónde vas a sacar el dinero para pagar la cantidad mencionada en tu caso?
Tengo que trabajar, no me queda más que trabajar y devolverlo, con esto le demuestro a la sociedad que soy un hombre responsable, cometí una ligereza y tengo que cumplir.

Fueron 605 mil lempiras que sacaste del Seguro, por tu libertad pagaste menos de 16 mil lempiras, en total te quedaron casi 587 mil lempiras de ganancias, eso es buen negocio.
Si así fuera de fácil, sería lindo, en primer lugar no agarré un peso de ese dinero y está comprobado, la Fiscalía lo sabe muy bien, igual los jueces, no tomé nada y los cheques indican eso. En segundo lugar, por mi responsabilidad, por ser un hombre público y antes de que la Procuraduría de la República lo pidiera, con mi abogado acordamos hacer una negociación y llegar a un plan de pago, no tengo la plata para devolver ese dinero que nunca me aproveché de ello.

“Me dijeron en la cárcel que lo menos que pude haber pagado para estar en paz, eran 80 mil lempiras, pero no sucedió”.

'En la cárcel podés ver la verdadera amistad, de un plato comíamos todos, así es la cosa allá adentro'.

“El día que llegué a la cárcel me tocó dormir en el suelo, pero dios puso a alguien en mi camino para que me ayudara y me ofreció un colchón”.