El oriundo de La Lima, impulsado por el exaurinegro Marlon Monge, tuvo su primer desafío en Broncos de Choluteca cuando tenía 15 años.
EN FOTOS: DURMIÓ DEBAJO DE UNA HORNILLA Y CON GALLINAS, PERO GANÓ 90 MIL DÓLARES EN NUEVE DÍAS
Para ese tiempo trabajaba como soldador en la Tela Railroad Company. Al partir, Amílcar el “Chino” Castillo, su jefe en ese entonces, le dijo unas palabras proféticas: “Lo que has aprendido te dará de comer aquí, en la China y en la esquina”. Muchos años después Roberto no olvida esta frase.
Su aventura en el sur de Honduras no terminó bien. Buscó colarse en Real España, pero al final fichó por Marathón. Tenía 16 años. Hace memoria y dice que cuando firmó su contrato temblaba de emoción por el cheque que recibió: “Sentí que me había ganado la lotería”, recuerda.
Después de jugar en la Segunda División, que en aquel momento era como la reserva verdolaga, fue llevado al primer equipo por Hernán García Martínez y luego ratificado por Chelato Uclés. “Se hablaba mucho de mi persona”, nos cuenta.
Llegó el tiempo de la consolidación. Víctor Coello fue convocado a la Selección y con esto se abrió la puerta para los jóvenes Roberto López y Orlin Vallecillo. Aunque hubo una promesa de mejora económica que no se cumplió, Roberto siguió trabajando hasta que los verdes contrataron al panameño Donaldo González. “Me sentí traicionado. Considero que cualquiera que jugara estaba listo”, reprocha.
En en ese 2001 realizó su primer viaje a Estados Unidos. No pensaba retirarse del fútbol. “Aquí me quedé. Mi idea era esperar a cumplir 23 años y regresar a pedir mis papeles e irme a jugar con otros equipos”, dijo.
EL REGRESO
Retornó al país a pretemporada con Platense. Hubo un estira y encoge, porque le ofrecían un contrato largo que no quería. Se fue al Vida a una semana de comenzar el torneo. Ese lo considera un gran error.
“Ahí me di cuenta cuál es la diferencia entre un equipo grande y uno pequeño”, sostiene.
Solo estuvo tres meses con los cocoteros y se marchó nuevamente a Estados Unidos.
Trabajó un tiempo. Ganó buen dinero, pero en 2007 nuevamente fue seducido por su sueños con el balón. Fue firmado por Real España. Ahí se confabularon dos cosas para aligerar su retiro. No contaba para el argentino Mario Zanabria y sus ingresos económicos disminuyeron dramáticamente. “Dios, dame la oportunidad de estar nuevamente con mi familia y no invento más. Adiós fútbol y adiós a todo”, se decía por aquel entonces.
Y llegó la oportunidad. Obtuvo la visa y se olvidó del fútbol. “Fue duro, no tenía ni cable para dejar de ver fútbol hondureño”.
LA CRISIS EN ESTADOS UNIDOS
Arribó a Estados Unidos en época de crisis, pero él consiguió un buen trabajo.
Su cerebro había sufrido un cambio. Los problemas de la economía estadounidense provocaron que muchos negocios de soldadura quebraran.
Roberto vio una oportunidad y comenzó a comprar herramientas y maquinaria a precios muy baratos. “Había mucho equipo que lo estaban vendiendo casi regalado”, describe.
Fue guardando maquinaria hasta que en 2014 decidió iniciar su negocio. Todo caminó bien.
Él conservó su trabajo de planta, no obstante, un día se vio obligado a retirarse del puesto fijo para iniciar con su primer gran negocio. “De hecho fue un estadio. En nueve días se hicieron como 90 mil dólares. Le dije a mi socio vamos a darle con todo”. Y así lo han hecho.
Todo ha crecido desde entonces. Rocas Welding, como se llama su negocio, comenzó con la fuerza laboral de dos hombres. Ahora, por temporadas, puede emplear hasta 40 personas y hay 15 que son permanentes. “Tengo grupos trabajando en Texas, Virginia, Maryland y Carolina del Norte”, nos cuenta.
Las dos horas de entrenamiento son historia. Ahora trabaja 12 diarias. Desde las 6:00 am está en su oficina revisando reportes, libros, cuentas pendientes y una serie de papeles que deben estar al día para la correcta operación de su empresa.
DE CUNA HUMILDE
La historia de Roberto es ejemplar. Durante su conversación recordó la época cuando por circunstancias familiares se quedó en la calle. “Yo trabajé como peón en el monte para que una familia me diera dónde dormir y comer. Andaba descalzo”, recuerda el exguardameta.
Luego se vino a San Pedro Sula, su padre Gregorio López trabajaba en el Mercado El Dandy y él también. “Fui un niño que anduvo recogiendo bultos para ganarme 50 centavos”, confiesa sin pena.
Nadie lo hubiese pensado, pero ese niño ahora maneja un negocio que mueve cifras de siete dígitos en Estados Unidos. Relata que algunos que en su momento le dieron trabajo ahora son sus empleados.
INCANSABLE
A ese trabajador incansable no se le ha terminado la energía: “Mucha gente dice que soy adicto al trabajo, pero más que adicción, yo quiero triunfar y hacer la diferencia. No le pido a Dios ser un millonario, ni estar podrido en dinero, solamente le digo a Dios que me dé lo necesario para mi familia y para yo ser bendición para otra gente”.
Ha tenido que luchar contra la corriente y el áspero camino a cumplir el sueño americano. Tuvo que llorar cuando perdió algunos trabajos por su condición. “Para el inmigrante hay muchas paredes, tienes que saltar, pero que de una manera u otra las cosas tienen que pasar”.
A sus 34 años de vida, el fútbol solo es un entretenimiento. Se lo recomendaron para combatir el exceso de trabajo. Juega la “potra” los viernes y sábados.
Lo envuelven los recuerdos. Una vez Carlos Pavón le dijo “que era un desperdicio de portero”.
Eso sí, a través de los medios catrachos, Roberto pasa pendiente de Marathón y Honduras. No olvida su país.
De las canchas le quedan recuerdos y muchos amigos, pero su presente es otro y mejor: “Ahora no me puedo quejar. No soy millonario, no tengo dinero, pero trabajo. En su momento de tanto que trabajás algo tiene salir”, finalizó el ahora empresario.
ALGO MÁS...
POLÍTICA
“A mí no me gusta hablar de la política, creo que es el arte de la mentira, pero también es el arte de lo posible”.
TRABAJO:
“Lo que hacemos es un trabajo muy profesional. Hubo algunos a los que tenía que decirles que no, porque carecían de documentos”.
ENTRENADORES
“Uno se forma en el fútbol dependiendo de los técnicos. Yo estuve con entrenadores como Chelato Uclés y Flavio Ortega”.
CONSEJO AL EMPRENDEDOR
“Solo si eres organizado se puede ser exitoso. Otra cosa es hacer siempre lo que a uno le gusta. Si haces lo que te gusta, estarás unido al éxito”.
AL FUTBOLISTA
“Hay jugadores que cuando vienen a Estados Unidos les cuesta despertarse y darse cuenta de que son una persona más. Tienen que llegar mentalizados que aquí vendrán a trabajar”.